sábado, 9 de enero de 2010

¿Quién decide el precio de la gasolina?
Pablo Gómez enero 08, 2010
pgomez@milenio.com

La respuesta al título de este texto es muy sencilla: el gobierno. Pero la pregunta va dirigida a la ley y no a la costumbre. Sí, el gobierno dispone de los bienes públicos, pero eso no es lo señalado en la Carta Magna. Según la Constitución, el Congreso debe aprobar cada año la Ley de Ingresos. Los precios y tarifas del sector público son ingresos precisamente públicos y, por tanto, deben establecerse en la ley, es decir, en un mandato de cobro.

En México no existe el estado de derecho, de tal suerte que el Ejecutivo asume funciones que no le corresponden. Ya sabemos que los precios del gas, el diésel y la gasolina, entre otros, están siendo incrementados con el propósito de elevar ingresos públicos en lugar de cobrar impuestos, por lo cual, con mayor razón el Congreso debería fijarlos como expresión de la política fiscal. Si así fuera, el PRI hubiera tenido que votar con el PAN los aumentos, ya que el viejo partido es incapaz de negarle al Ejecutivo un requerimiento de ingreso, menos aún cuando una parte del botín del asalto que implican tales aumentos va a parar a las arcas de los gobernadores. Pero he aquí que el PRI se ha negado persistentemente a definir en la Ley de Ingresos una política de precios y tarifas del sector público, al menos de la parte sujeta a control presupuestal directo, como es el caso de Pemex y CFE. Cada año se lo hemos planteado y se hace el disimulado. Luego, cuando el gobierno panista hace los aumentos, se hace el enojado. Este juego tiene como propósito, por un lado, no impedir los aumentos y, por el otro, no aparecer como responsable de los mismos.Ahora, el PRI anuncia una iniciativa para radicar en el Congreso la capacidad de definir los precios de gasolinas, electricidad y gas. Pero eso no es necesario. La Constitución ya le otorga al Poder Legislativo esa atribución. Habría que recordar que la violación de la ley se hace desde los años de captura del Estado por parte del PRI. Durante muchas décadas, el presidente de la República en turno ha dispuesto de los bienes públicos como si fuera el dueño de una gran compañía. Calderón lo sigue haciendo, a pesar de la falsa crítica del PAN al viejo régimen de presidencialismo autoritario.La política de precios de los bienes y servicios de origen público es peor que la de los monopolios, pues éstos deben cuidar un cierto nivel óptimo de ventas, pero las gasolinas tienen una demanda menos elástica. El gobierno abusa del monopolio público que debería servir para fijar precios adecuados a la economía en su conjunto en lugar de verlo como un instrumento para sacarle dinero a la gente.En la Ciudad de México se hizo un gran escándalo con el aumento de la tarifa del Metro de dos a tres pesos. La anterior tarifa era ya ridícula para el costo de operación del sistema y la Asamblea Legislativa fue la que tomó la difícil decisión. El problema del pasaje del Metro es que no puede ser incrementado paulatinamente, pues no existe suficiente circulante de baja denominación lo que llevó a un rezago de varios años. Pero al menos que no digan que el aumento del Metro y el de los precios de la gasolina y el gas son lo mismo. Estos energéticos no han dejado de subir de precio y, ahora, el gobierno a las claras nos dice que eso va a seguir en tanto que el Congreso no ejerce sus facultades constitucionales.La contradicción entre el PRI y Calderón sólo fue porque éste aplicó el aumento al combustible antes de tiempo, unos días, pues su compromiso era congelar el precio durante todo 2009 y ni siquiera eso quiso cumplir.Los incrementos de precios y tarifas de bienes públicos, aunados a la subida de impuestos, han traído las consecuencias que ya se esperaban. Pero las mercancías que más aumentan son los alimentos, es decir, otra vez el pueblo paga. Mientras, Calderón, desde Los Pinos, nos augura un buen año 2010, año de la patria.

¿A las órdenes de quién están los diputados?

¿A las órdenes de quién están los diputados?
Diego Ernesto Díaz Iturbe
El Universal 08 de enero de 2010
De acuerdo con nuestra Carta Magna, los legisladores son representantes de sus electores, o sea de la ciudadanía que los eligió para ocupar el cargo que en este momento ostentan; sin embargo, la representación que se otorga a los legisladores va más de la mano con intereses de diversos grupos de poder que abarcan desde el sector empresarial, los sindicatos, gobernadores, líderes partidistas y desde luego los presidenciables.
Si examinamos la conformación de los grupos de poder en la recientemente renovada Cámara baja, observaremos que son los partidos y sus líderes los que toman las decisiones de la vida política nacional y es entre este andamiaje partidario que se forman grupos de poder que representan a sectores cupulares del empresariado, los sindicatos, y las dirigencias partidistas —generalmente gobernadores con aspiraciones presidenciales—, e inclusive a grupos con un propósito específico como puede ser la llamada “telebancada”, integrada por la hija del presidente de Grupo Salinas, Ninfa Clara Salinas Sada (PVEM), Adriana Sarur Torre (PVEM) y Andrés Massieu Fernández (PRI).
Pero vayamos en orden, comencemos por las formaciones más claras, como puede ser el Grupo Atlacomulco y su líder el gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto. Este es sin duda el grupo más poderoso dentro de la Cámara de Diputados, pues el estado de México es el que más curules tiene (40) y donde todos menos dos pertenecen al PRI, el grupo parlamentario que domina la mayoría de la Cámara. Por ello, se puede considerar a este grupo como una bancada dentro del propio PRI. Su influencia ya se ha comprobado en situaciones como la negociación del paquete fiscal para el ejercicio 2010 y en la formación del Presupuesto. Uno de sus objetivos se basa en llevar al actual gobernador del estado de México a la Presidencia de la República en los comicios electorales de 2012; sus principales líderes son Luis Videgaray, ex secretario de Finanzas del estado de México y ahora presidente de la Comisión de Presupuesto, sin duda, una de las más poderosas dentro del órgano legislativo. También aquí encontramos a personajes como Emilio Chuayffet Chemor, ex gobernador del estado de México, ex secretario de Gobernación y ex coordinador de los diputados del PRI en la 59 Legislatura 2003-2006. Además de los diputados mexiquenses también se encuentran figuras como Carlos Cruz (Colima), Francisco Moreno (Morelos), Ardelio Pacheco (Puebla) y Rolando Zapata (Yucatán) que no son más que la revelación de los extensos vínculos y alianzas de este poderoso grupo dentro y fuera del PRI, pues inclusive en dicho grupo también figuran dos diputados del PVEM.
Dentro del grupo de los gobernadores priístas poderosos y, por qué no, presidenciables, se encuentran el de Fidel Herrera dirigido en San Lázaro por Javier Duarte de Ochoa, ex secretario de Finanzas de Veracruz. Este grupo puede considerarse como un contrapeso del Grupo Atlacomulco. El siguiente grupo es el del gobernador de Coahuila, Humberto Moreira, su operador político es su hermano Rubén Moreira. Este grupo ha presentado siete iniciativas en conjunto, seis de ellas corresponden a temas económicos y fiscales; cabe destacar que todas son firmadas por los integrantes del grupo, lo que hace pensar que los diputados reciben línea por parte del gobernador, para llevar a San Lázaro sus propuestas. Es claro que los gobernadores de Oaxaca, Puebla, Chihuahua e Hidalgo mantienen cacicazgos similares sobre sectores de diputados pertenecientes a sus estados.
Por último, dentro del PRI, figuran dos prominentes líderes: el senador Manlio Fabio Beltrones y la diputada Beatriz Paredes. Ambos presidenciables, ambos jefes de sus bancadas (aunque esta última lo sea de facto y no lleve el título formal). En el caso del senador es la figura clave que le otorga la mayoría absoluta al PRI al formar coaliciones con el PVEM, pues su principal operador político es su yerno Pablo Escudero (PVEM), a él se le suma más de una decena de legisladores priístas. En el caso de la presidenta del Revolucionario Institucional, representa la pieza clave que conducirá al priísmo a la elección de 2010 y convertirse así en la mujer que regresó al PRI a Los Pinos. Entre sus operadores se encuentran Óscar Levín Coopel, Sebastián Lerdo de Tejada, Humberto Lepe, entre otros.
En el PAN predomina el grupo del Presidente. En el grupo se encuentran tres diputados encargados del trabajo legislativo y cabildeo, especialmente con el PRI: Josefina Vázquez Mota, quien funge como coordinadora del grupo parlamentario; César Nava, quien es el presidente del partido, y Mario Alberto Pocoroba, presidente de la Comisión de Hacienda y Crédito Público, este último defendió la propuesta del paquete fiscal, aunque tuvo poco éxito debido a los embates del PRI.
Dentro del panismo se encuentran también los grupos del ex presidente Fox y Manuel Espino; del propio presidente de la Cámara Francisco Ramírez Acuña, y los de dos gobernadores: José Guadalupe Osuna (Baja California) y Emilio González (Jalisco).
En el PRD confluyen dos corrientes, la de los Chuchos que ocupan la mayoría de las comisiones controladas por el partido y, por otro lado, la de Andrés Manuel López Obrador, operada por el coordinador de la bancada Alejandro Encinas. Dos grupos antagónicos que buscan mantener una frágil unidad. A este último se le suman las bancadas del PT y de Convergencia.
Las cúpulas empresariales, particularmente el Consejo Coordinador Empresarial, se integran por diversas bancadas, pues sus intereses van encaminados a la reforma laboral, la competitividad y la protección fiscal. Un claro ejemplo de un legislador de esta bancada es el diputado Jorge Alberto Juraidini (PRI), quien hasta hace unos meses se desempeñaba como un alto directivo de FEMSA. Pero no es el único, también destacan José Luis Velasco Lino (Coparmex-PRI), Esteban Albarrán (PRI), Roberto Rebollo (Canacintra-PAN), Pedro Peralta Rivas (Grupo Alianza Empresarial-PVEM), Juan Gerardo Flores Ramírez (vinculado a las televisoras-PVEM) y Jorge Kahwagi (La Crónica/Concanaco-Panal).
Finalmente, los sindicatos más poderosos mantienen elementos en todos los partidos para garantizar sus intereses y privilegios. Aquí destacan: Lorenzo Quiroz Cruz, Antonio Martínez Armengol, José del Pilar Córdoba y Víctor Manuel Kinie, por los petroleros; Jorge Kahwagi, Reyes Tamez, Germán Contreras, César Daniel González, por parte del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y su lideresa vitalicia Elba Esther Gordillo. También se encuentran: Cruz López Aguilar, Felipe Cervera, Narcedalia Ramírez, Óscar García Barrón, Guillermina Cacique, Eduardo Velasco Monroy, Hilaria Domínguez Arvizu, Gerardo Sánchez García, por parte de la Confederación Nacional Campesina; Valdemar Gutiérrez y Clara Gómez Caro, por parte del sindicato del IMSS; Leobardo Soto Martínez, Rafael Yerena Zambrano, Armando Neyra Chávez, Tereso Medina Ramírez, por la CTM; Francisco Hernández Juárez (Telefonistas-UNT); y finalmente Isaías González y David Hernández (CROC).
Claro está que los intereses son muchos dentro de la Cámara baja, y que en torno a ellos se forman poderosos grupos de poder que en muchos casos se entrelazan entre partidos y líderes, pero una cosa es segura, la representación de los intereses del electorado están muy por debajo de las prioridades de nuestros legisladores. Si bien es cierto que en todo parlamento ocurren fenómenos similares, en pocos existe un vínculo tan frágil entre legislador y electorado, no será sino hasta que exista una verdadera rendición de cuentas, que los diputados regresen a sus distritos y dediquen tiempo a la gestión y atención ciudadana, y probablemente no será hasta que exista la reelección o bien una sociedad más demandante e informada que contaremos con un contrapeso ante los grupos que actualmente dominan al Legislativo.
Director General de la consultoría Impacto Legislativo

Hay que estar contentos

“Hay que estar contentos”
Ricardo Andrade Jardí PorEsto 2010-enero-07
--Y la luz, ¿qué me dices de la luz?
--¡Ni hablar!, estos ya nos vieron la cara.
--Ni que lo digas.
Es el diálogo de dos señoras en la fila de “atención al cliente” en Cablemás, donde los presentes vamos a reclamar, ingenuamente, sobre el cambio en los días de vencimiento, sin previo aviso, pero sobre todo acerca del incremento en los servicios de Internet. “¿No que estos estaban exentos del aumento al IVA?” Reclama ahora un señor, en el momento de pagar y descubrir que el servicio es ahora casi 20 pesos más caro que el último mes.
Y en la televisión Fecal vocifera que: “Este año es de fiesta y hay que estar contentos, es el cumpleaños de la patria”.
--“Hágame el favor”, responde en automático, ante el comentario, emitido desde el aparato de rayos catódicos, un irónico anciano que hace fila también para reclamar lo que de todas maneras sabe que no se va a aclarar. Los empresarios “siempre comprometidos”, pero con su causa, hacen de nuestra precaria economía su botín de guerra. El desgobierno que se niega a ver la realidad macabra que significa el rumbo económico impuesto como verdad absoluta, y sigue neciamente por esa senda, mientras el resto comemos lentejas que pagamos a precio de caviar.
“Hay que estar contentos”, dice el cretino ese que se negó a recontar los votos por aquello de su republicana vocación demócrata. “Hay que celebrar a la patria”.
Pero la Patria ¿quiere celebraciones? No. La Patria quiere comida. La Patria quiere seguridad, salud, trabajo, equidad, laicismo, pluralidad, transparencia, justicia, casa, educación…
La Patria nada tiene que celebrar. En menos de doscientos años somos otra vez colonia. Nos han quitado nuestro patrimonio y sistemáticamente borran nuestra historia.
Sólo los “patriotas” de pacotilla se sienten importantes y celebran cada vez que nos arrebatan o roban la Patria, “su patria”, y rápidamente preparan pomposos discursos para justificar el atraco y hablarnos de “competitividad y progreso”. Competitividad que no es otra cosa que maquila. Y progreso... algo genial e inalcanzable, de otro mundo. Pero la Patria nuestra resulta que es de este mundo y que en esta realidad “su progreso” no es otra cosa que pobreza, que violencia, que la doble moral que fomenta la opresión y cimienta la corrupción y a la impunidad, que es, a fín de cuentas, la institucionalidad a la mexicana. Es decir, su pregonada patria.
Pero la patria, de ellos, nada tiene que ver con la otra Patria, la de aquí, la de todos los días, la de los aumentos cotidianos y los desempleados diarios, la de “la guerra triunfal” traducida en los miles de ejecutados y las decenas que se suman al día, la de los secuestros como negocio y la inseguridad como resignación, la de las mentiras telecráticas y las percepciones de una realidad que poco tiene que ver con la realidad concreta. Así, ellos celebran en el 2010 el cumpleaños de “su patria”. ¿Y nosotros… ?