martes, 12 de enero de 2010

México, políticamente reprobado

México, políticamente reprobado
Alberto Aziz Nassif
El Universal

Martes 12 de enero de 2010

Prácticamente todas las últimas mediciones sobre nuestra democracia muestran una situación crítica, no solamente en refierencia a los graves problemas de gobernabilidad y funcionamiento del sistema político, sino también sobre el bajo ánimo ciudadano con el que empezamos este año. México está políticamente reprobado.
Casi todos los días recibimos una mala noticia, el año que terminó fue particularmente expresivo sobre las malas noticias y este que inicia no parece que será diferente. El simple recuento se vuelve pesado y aburrido, pero hagamos un ejercicio con algunos de los nuevos indicadores. El estado de ánimo de los ciudadanos nos presenta un abierto desencanto con el mundo de los asuntos públicos. El registro sobre 2009 es terrible y la expectativa sobre el 2010 es bastante negativa. Lo más importante que piden los mexicanos, según la encuesta de Mitofsky, “¿Cómo se sienten los mexicanos?” es: conseguir trabajo, salir de la crisis, disminuir la inseguridad. Llama la atención que las demandas políticas y democráticas están por los suelos, a casi nadie parece interesarle tener un buen gobierno o eliminar la corrupción, o quizá se considera no hay remedio. El ejercicio se puede seguir en otra encuesta también de la misma casa encuestadora que publicó la revista Nexos de este mes sobre, “¿Qué país queremos ser?” La respuesta más contundente de este ejercicio de imaginación proyectiva, es la de que México se parezca a Estados Unidos, así lo consideran un 33.6% y la razón no es ideológica, sino pragmática, nos queremos parecer por “su economía” y porque allá hay empleo.
Sigamos con el ejercicio para establecer algunas comparaciones y ver si México está singularmente mal en su democracia y su legitimidad política, o si es un problema más generalizado que se observa en otros países. Justo en los días que Felipe Calderón hizo el anuncio de las reformas políticas, a mediados de diciembre pasado, se dio a conocer el resultado de la más reciente medición de Latinobarómetro, que cada año desde 1995 nos presenta el estado que guarda la democracia en América Latina. Hoy resulta particularmente mala la ubicación de nuestro país. México se vuelve casi una excepción por sus malos indicadores y se ubica en el grupo de los países con menos apoyos y expectativas democráticas de toda la región. Así, mientras el apoyo a la democracia aumenta en el continente, México es el que más baja y sin nuestro promedio de apoyo democrático entre 1995 y 2008 fue de 51%, en 2009 bajamos 9%, la caída más pronunciada junto a Ecuador y Argentina. A la pregunta de si la democracia es preferible, el promedio de la región es de 59% y México sólo llegó a 42%. En nuestro país sólo la mitad de la población considera que sin congreso y sin partidos no es posible la democracia, en ambos casos se trata de indicadores por debajo del promedio latinoamericano. Sólo una minoría de 30% considera que entre “democracia” y “desarrollo sin democracia”, es más importante la primera, mientras que el promedio de la región es de 44%. También México es una excepción porque mientras que la satisfacción democrática crece a pesar de que baja el PIB en la región, en nuestro país pasa lo contrario, la satisfacción llega sólo a 22%, cuando el promedio es de 33%. Las notas también son malas en preguntas sobre si la democracia soluciona problemas, si hay una distribución justa de la riqueza, si hay expectativa de superar la pobreza, todas las respuestas están por debajo del promedio. Lo mismo sucede con preguntas sobre si el voto es eficaz para cambiar las cosas en el futuro o si hay elecciones limpias, México está en último lugar con sólo 23 puntos. En las apreciaciones económicas la opinión es negativa, estamos a nivel de Honduras, quizá por ello un 80% de mexicanos considera que la crisis va para largo. A la pregunta de si el país progresa, el promedio de respuestas es de 44 puntos, Brasil tiene 68 y nosotros sólo llegamos a 14. En la calificación al presidente por su política frente a la crisis económica, México tiene sólo 32 puntos, frente a Chile que llega a 78 o Brasil que tiene 75 puntos porcentuales.
Con estos números nos podemos preguntar ¿cuánta reprobación, falta de legitimidad, poca satisfacción y preferencias autoritarias, aguanta nuestra democracia antes de que sea vaciada completamente de sentido? Este tipo de preguntas debería hacerse la clase política ala hora de hacer el análisis sobre cómo está gobernando el país. Los cambios son urgentes, pero no hay liderazgo, ni proyecto para dejar de ser una democracia reprobada.
Investigador del CIESAS

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