domingo, 7 de febrero de 2010

Sin esperanza

Sin esperanza
JAIME SÁNCHEZ SUSARREY a.m.com.mx 6 Febrero 2010


1.- Felipe Calderón dio un giro radical en su tercer Informe de Gobierno. La derrota del 5 de julio del año pasado fue determinante. La estrategia de polarizar al electorado en torno al combate al narcotráfico falló por doble vía. Los ciudadanos no compraron el boleto porque tenían otras preocupaciones. Pero además, el golpe espectacular contra los alcaldes en Michoacán no tuvo el impacto esperado. Amén de que los inculpados ya han sido liberados por falta de pruebas. La nueva estrategia del Gobierno de la República está resumida en el decálogo de Calderón. La pregunta obligada es qué probabilidades tiene de concretarse.

2.- El listado del Presidente de la República puede dividirse en dos grandes rubros. Por una parte están las asignaturas que son, predominantemente, competencia del Poder Ejecutivo: combate a la pobreza, cobertura universal de salud, educación de calidad, reforma de las empresas públicas, simplificación administrativa y reforma de telecomunicaciones. Por la otra están las reformas fiscal, energética de segunda generación, laboral, policiaca y política que implican al Poder Legislativo y obligan a acuerdos con otras fuerzas políticas. En el primer ámbito el Gobierno irá tan lejos y tan rápido como pueda. En el segundo depende de las oposiciones.
3.- Desafortunadamente para el Presidente de la República y el País, la probabilidad de que se alcancen acuerdos con otras fuerzas políticas es muy reducida. El Partido de la Revolución Democrática tiene discrepancias de fondo con las iniciativas de Calderón y, además, está anclado en la intransigencia y el chantaje de López Obrador. Sería ingenuo esperar que en temas capitales como la inversión privada en Pemex, los contratos de riesgo o el IVA generalizado en medicinas y alimentos cediera un ápice.
4.- Dado ese contexto, resta el PRI como único interlocutor viable. Pero ese partido se encuentra en una situación compleja. Después de la victoria del 5 de julio y en vísperas de las elecciones locales de este año, los priístas están convencidos de que están en la antesala de la Presidencia de la República. Toda su estrategia está orientada hacia 2012. No sólo eso. Tienen presente la lección que les dejó la derrota de 2006: un partido dividido más un mal candidato es el sendero seguro de la derrota. De ahí el temor y la renuencia a abrir debates que los polaricen. Además de que la ausencia de un solo liderazgo y la competencia por la candidatura a la Presidencia de la República complican aún más las cosas. No se puede, en consecuencia, esperar mucho de los priístas. Un cálculo pragmático les aconseja prudencia, prudencia y más prudencia.
5.- A la luz de estos elementos, los pronósticos para las reformas que planteará el Presidente de la República son sombríos. La urgencia de una reforma fiscal no está a discusión. Los lineamientos generales también son evidentes. Señalo cuatro fundamentales: simplificación de trámites, eliminación de los regímenes de excepción, gravar el consumo en forma universal, combate a la evasión. El problema está en que para avanzar en esos objetivos habría que generalizar el IVA a todos los productos. Pero el PRI tiene inscrito en su programa la prohibición explícita de gravar medicinas y alimentos. Y para modificar esa disposición debería celebrar una asamblea, abrir el debate y…
6.- La reforma energética de segunda generación tiene aún menos probabilidades de prosperar. La anterior reforma fue recortada, desde un inicio, por el senador Beltrones: no enmiendas a la Constitución y no contratos de riesgo. Se introdujo, sin embargo, en la ley reglamentaria la figura de los contratos incentivados que permiten que las empresas privadas explorar para Pemex bajo su propio riesgo. El PRD respondió interponiendo una controversia constitucional por considerar que dicha figura viola la Constitución. La Suprema Corte dirá la última palabra. Pero independientemente de cuál sea su fallo, resulta evidente que ese tema divide al PRI porque muchos de sus militantes comparten el punto de vista del PRD. Reabrir este expediente en el futuro cercano es lo último que querrán hacer los priístas.
7.- En materia laboral el panorama es similar. La alianza del PRI con las grandes centrales sindicales, como la CTM, la CROC y el sindicato petrolero, dificulta enormemente las condiciones de negociación. Además de que ese movimiento corporativo, por más que haya perdido fuerza y capacidad de movilización política, sigue siendo un soporte del Revolucionario Institucional.
8.- La reorganización de los cuerpos policiacos es vital para la seguridad nacional. Sin una Policía Nacional moderna y eficiente no hay forma de que las Fuerzas Armadas regresen a sus cuarteles. Sin embargo las probabilidades de que esa reforma se materialice, son nulas porque los gobernadores se oponen tajantemente. No están dispuestos a ceder esa cuota de poder.
9.- En suma, no hay condiciones para que alguna de las reformas enlistadas se apruebe. De ahí la importancia de concentrar todos los esfuerzos en la reforma política. Es la única que en el mediano y largo plazo podría destrabar el proceso político y abrir oportunidades para que los cambios se concreten. Por desgracia, los pronósticos en esta materia tampoco son favorables para el Gobierno de la República. La respuesta inicial de los priístas, descalificando o condenando, es desalentadora. Y más aún, cuando las divergencias en el interior de ese partido son abiertas y tienen nombre y apellido: Enrique Peña Nieto, Manlio Fabio Beltrones y Beatriz Paredes. No parece haber, pues, espacio para la esperanza.

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