martes, 2 de marzo de 2010

País “made in China”

País “made in China”
Jorge Chabat El Universal 01 de marzo de 2010

Hace unos días el presidente Felipe Calderón criticó una vez más, a quienes hablan mal del país, “a veces como deporte”. El tema es sin duda complejo aunque ciertamente en ocasiones parece que algunos medios y algunos sectores de la clase política y de la población le “cargan la mano” al Presidente. No obstante, eso de “hablar mal del país”, simplemente es muy difícil de asir. ¿Qué es hablar mal del país? Si se critica la falta de prevención de los diversos gobiernos, estatales y federal, por el desbordamiento del canal de La Compañía, que le fastidió la vida a miles de personas, ¿es hablar mal del país? Y si uno critica el caos que priva en la ciudad de México donde las marchas no reguladas hacen que se pierdan miles de horas hombre, ¿es hablar mal del país? Y si se critica la inseguridad, de la cual el gobierno federal actual es responsable solamente en parte, ¿es hablar mal del país? Y si se critica a los partidos políticos que cobran millones del erario público y son simplemente incapaces de generar las leyes que puedan proveer gobernabilidad, ¿es hablar mal del país? Y si se critica la ineficiencia de los bancos mexicanos, los cuales un día funcionan y el otro se les “cae el sistema”, ¿es hablar mal del país? Y si se critica a las autoridades del deporte mexicano las cuales generan muchas millas en sus cuentas de las aerolíneas pero no medallas, ¿es hablar mal del país? E incluso si uno se queja de que los taxistas de la ciudad de México nunca traen cambio, lo cual nos mete a los usuarios de los mismos en un brete todos los días, ¿es hablar mal del país?
Es cierto que algunos mexicanos, probablemente por interés político, critican de todo al gobierno federal, como hay otros que lo hacen con los diversos gobiernos estatales, achacándoles fallas que no son responsabilidad de ellos. Es cierto también que incluso muchos mexicanos culpan al Presidente de todo lo que no funciona en México, cuando ciertamente los responsables de dichas fallas son otros gobiernos o ciudadanos. Pero pensar que cualquier crítica a lo que no funciona en México, muchas veces por culpa de personas e instituciones diferentes al Presidente, es una falta de patriotismo simplemente no tiene sentido. La verdad es que México, a 200 años de su independencia sigue siendo un país inacabado, que funciona mal en muchas cosas. En fin, pareciera que es un país “hecho en China”: que aparentemente funciona pero que en realidad funciona mal, se descompone a cada rato. En fin, el país en su conjunto, incluyendo a autoridades, empresarios y ciudadanos, no funciona. Nunca lo ha hecho, por más que algunos añoren las épocas de don Porfirio o las de la “dictadura perfecta” del PRI. Y en este desorden el presidente Calderón tiene desde luego alguna responsabilidad, pero lo cierto es que en el conjunto de todos los problemas acumulados durante 200 años, por no decir 500, es francamente menor. Desde luego, eso no significa que como autoridad no deba ser exigido, como deben ser exigidos los demás niveles de gobierno. Pero ¿acaso la pobreza histórica que ha privado en México durante los últimos cinco siglos fue generada por el gobierno federal actual? No, por más responsabilidad que éste pueda tener en los últimos años. ¿Acaso la corrupción fue inventada en esta administración? Nadie con sentido común puede sostener eso. Entonces ¿por qué ponerse el saco de todo lo que está mal en México y conminar a no hablar mal de nuestra nación? ¿Qué acaso el PAN no criticó a los gobiernos del PRI durante décadas, y con razón, por el autoritarismo existente?
Es natural que un presidente que está sujeto a presiones de muchos sectores, algunas de buena fe y otras no, sienta que las críticas a su gobierno son injustas y utilice el escudo del “país” para amortiguarlas. Sin embargo, ése no es el camino para resolver los problemas. Cierto, muchas críticas a su gobierno son parciales y tienen intención política, pero no hay que meter al “país” en esto. México sigue siendo un país que funciona mal. Y Felipe Calderón como Presidente debe hacer lo que esté en su capacidad, probablemente más limitada de lo que él y los mexicanos creemos, para hacer que México funcione mejor. Y para lograr eso, no tiene sentido escudarse en la patria. Hay que ver cuáles de las críticas le competen a él y cuáles no. Finalmente, el Presidente tiene que entender que hay muchos problemas que no podrá resolver, aunque quiera, en los tres años que le quedan a su gobierno.
jorge.chabat@cide.edu
Analista político e investigador del CIDE

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