martes, 9 de marzo de 2010

¿Qué es lo que se está esperando?


Félix Sautié Mederos PorEsto 08-marzo-2010


Los acontecimientos en el mundo se están precipitando sin que ningún territorio sea una excepción, cada día las noticias nos sorprenden con la adversidad de hecatombes, muertes y desolación. Es como si la naturaleza y la sociedad se estuvieran acercando a un final anunciado por algunas muy antiguas profecías. No hay que buscar en otras culturas lejanas, basta con leer el Apocalipsis en el Nuevo Testamento para entender a qué me refiero.
Ahora es en Chile el gran terremoto y las muertes en masa, mientras que en otras latitudes las olas amenazan con barrer a muchos territorios. Las guerras, los odios, las revanchas y los enfrentamientos violentos llenan las páginas de noticias, a lo que se unen las grandes crisis económicas que aumentan el desempleo, el hambre y la injusticia. Todo está revuelto y es como si algunos responsables de evitar lo evitable, estuvieran sordos o no les interesara lo que sucede a su derredor, esquivando sus responsabilidades, sin tomar en cuenta la conciencia universal que clama por soluciones viables para evitar la destrucción de la vida en nuestro planeta.
Las soluciones que se plantean son nuevos ajustes que apuntan contra los más genuinos intereses de los trabajadores y los desposeídos que, en algunos lugares como Grecia, responden con huelgas y enfrentamientos. Por todas partes aparecen los signos de la incomprensión que ahogan a los más genuinos intereses de los pueblos.
Yo considero que en aras de la cordura, habría que plantearse una reconsideración de todo lo que nos rodea, de los sistemas que organizan a la sociedad para buscar la justicia y la paz, en vez de las guerras y los enfrentamientos violentos que, paralelamente a estas manifestaciones del medio ambiente, enrarecen a la existencia en su conjunto.
Con reiteración, me he estado refiriendo al mal de la desesperanza que invade al planeta con energías negativas que se suman a las fuerzas retardatarias que actúan persistentemente. Los problemas que aquejan a la humanidad y a nuestro planeta están llegando a límites insostenibles y no podrían ser resueltos sólo con palabras y declaraciones de buena voluntad, requieren fundamentalmente de hechos y de acciones objetivas porque la humanidad está cansada de ilusiones que no se concretan en realidades.
No es posible comprender qué es lo que se espera para actuar, no son retos simples los que tenemos por delante y, en esta ocasión, nos afectan a todos por igual. Los odios, la incomprensión y la sed de revanchas que se oponen al amor que lo puede sanar todo, se manifiestan con fuerzas y extensión inusitada. Es necesario decidirse a decir no a estos sentimientos perversos, comenzando por nosotros mismos, porque si no nos convencemos que en el amor están encerradas las soluciones que necesitan la sociedad y la naturaleza, no podríamos remontar el camino de la esperanza y de la fe en el futuro.
Los problemas se manifiestan unos detrás de otros, y tal parece que ya no se podrá vivir con paz y tranquilidad en ninguna latitud de nuestro planeta, basta con informarse cotidianamente para comprenderlo. Los signos de la muerte, de la desolación y del dolor nos rodean y puede que llegue un día que ya no haya posibilidades de asistencia en solidaridad a los afectados y que la injusticia no pueda ser abatida. En estas circunstancias, cabe dejar planteada la pregunta: ¿Qué es lo que se está esperando?

fsautie@yahoo.com.

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