viernes, 5 de febrero de 2010

Calderón como Salinas: “Ni los veo ni los oigo”

Conjeturas
Alvaro Cepeda Neri PorEsto 4 de febrero de 2010
Calderón como Salinas: “Ni los veo ni los oigo”

Ya durante el salinato, los diputados (de oposición) se atrevieron a enfrentarse al “tú por tú” con CSG, como debe ser en un Estado de pesos y contrapesos por la separación de poderes. Los del PRD, ya como partido tras su irrupción electoral como una alianza originada en la Corriente Democrática, eran quienes más criticaban a Salinas durante el informe presidencial.

En uno de ellos, se presentaron con pancartas que contenían frases de censura y gritos que, desde la tribuna principal del Congreso, no podían dejar de ser vistos y quizá ni su coro de voces llegaban a las orejas salinistas o de plano se hacía el sordo y ciego (“no hay peor ciego, que el que no quiere ver”). Y cuando los reporteros, en la entrevista posterior a los hechos, le preguntaron sobre éstos, Salinas contestó: “ni los veo ni los oigo”.
Sea cierto o no, aunque Salinas fue un mentiroso sin remedio, otra vez se trae a colación la frase, con motivo de que a raíz de las decisiones administrativas de Calderón, pasando por encima del Acuerdo Nacional a Favor de la Economía Familiar y el Empleo, de aumentar los precios de gasolinas y diesel, a partir del mes pasado, ha recibido censuras de parte de los senadores del PRI encabezados por el sonorense Manlio Fabio Beltrones (la cabeza más lúcida, políticamente), en el sentido de que Calderón “no escucha” ni cumple sus compromisos, estamos en más de lo de antes: “ni los ve ni los oye”.
El columnista Enrique Quintana descubrió el hilo negro, al escribir que los legisladores, al aprobar los ingresos federales, dejaron la puerta abierta a los aumentos en general; lo cual es una verdad a medias, ya que Calderón en lugar de cerrarla, la abrió de par en par y nos recetó un catálogo de alzas en bienes y servicios, como lo han hecho los empresarios, para que los mexicanos estemos atrapados sin salida.
Calderón quiere que la mano invisible del libre mercado y el capitalismo salvaje impongan los precios que rigen en los países del primer mundo, aunque el nuestro siga siendo tercermundista. Y, para acabarla, tenemos un desempleo brutal, bajísimos salarios (¡con aumento de dos pesos, para este año!) y una pobreza rural, urbana e indígena que hacen presumir un estallido social.
Calderón “ni ve ni oye” a los pobres: ya 60 millones. Ni a una clase media, degradada desde Salinas por devaluaciones, privatizaciones y saqueo, hasta Zedillo con el FOBAPROA (ya olvidado, pero su deuda todavía vigente y que se cubre con dinero del pueblo) y su mal gobierno.
Mal gobierno que continuó con el desastre de Fox y, ahora, con la pésima conducción de la política económica de Calderón, a pesar de que nos dijo que no hay crisis bancaria, pero hay crisis de hambre por el bajo consumo, crisis de empleo por los despidos masivos y crisis política por el mal gobierno del PAN.
Pero, Calderón y su grupo “ni ven ni oyen” lo que pasa en sus narices: las crisis sociales que siempre, históricamente, terminan con explosiones reprimidas a sangre y fuego, salvo que ellas se impongan pacífica o violentamente.

cepedaneri@prodigy.net.mx

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