viernes, 5 de febrero de 2010

Teatro del absurdo

Teatro del absurdo
HUMBERTO AGUINAGA a.m.com.mx 4 Febrero 2010


Imposible no escribir sobre la matanza de Ciudad Juárez. El domingo supe de ella en los titulares mundiales de CNN, que la calificaba de Breaking News. “Fue el narco”, escucho en la mayoría de los comentarios. “Nunca vamos a saber”, afirman otros. Algunas versiones dicen -y me parecen las más pavorosas- que simplemente pudo ser cuestión de azar. Lo que se sabe es que un comando paramilitar, como los que ahora proliferan en el país, llegó a una fiesta de cumpleaños que un grupo de adolescentes celebraba simultáneamente en tres casas contiguas de Villa de Salvárcar, en el suroriente de Juárez, colonia donde, desgraciadamente, las ejecuciones ya no son sucesos insólitos. La mayoría de nosotros, a partir de lo que frecuentemente nos presentan en televisión, periódicos y películas, contamos con elementos para visualizar la escena: 18 sicarios descienden apresurados pero en orden de siete camionetas, manipulando diestramente su sobrado y sofisticado armamento. Entre gritos aterradores los asesinos separan a las chicas, sacan a los chicos al patio y los ametrallan.

Calderón entabló una guerra perdida de antemano; los subhumanos de la actualidad no dejaremos de narcotizarnos. Este enero se ha convertido, con 906 ejecutados, en el mes más violento de su sexenio, que apenas va a la mitad. Ayer el Presidente declaró desde Tokio que analiza ampliar y fortalecer el esquema de seguridad en Juárez, ciudad tomada ya por los militares, otrora súper productiva y hoy convertida en el laboratorio de horrores más violento de México, donde luchan cuerpo a cuerpo los cárteles de Juárez y Sinaloa. Por su parte, Patricia González, procuradora de Chihuahua, revela que un sujeto apodado ‘El 12’ o ‘El Rama’, fue quien ordenó la ejecución de los jóvenes que estaban en la fiesta, pero que murió en un enfrentamiento con el Ejército. Quienes cuentan con información privilegiada escriben en sus columnas que, a pesar de su apariencia inocua, algunas víctimas de la matanza podrían estar relacionadas con una ejecución que se dio en noviembre pasado, cuando René Ochoa, de 24 años nacido en Texas y Gustavo Jácquez, de 21, fueron asesinados por asuntos de narcomenudeo. Estos delincuentes habrían sido miembros de un grupo llamado “Los Aztecas”, que emergió en El Paso hace más de una década y llegó a ser en una de las pandillas más violentas dentro de las cárceles de Estados Unidos. Sin embargo, el alcalde de Ciudad Juárez, José Reyes Ferriz, hizo hace días una declaración inquietante; dijo que el ataque parecía hecho ‘’al azar’’, debido a que la mayoría de las víctimas eran ‘’buenos muchachos’’ sin nexos con el narcotráfico.
Hay demasiadas historias verídicas de homicidios por error, ejecuciones de víctimas inocentes que nada debían y fueron confundidas. Pero a mis oídos llegó una interpretación espeluznante de los hechos. “Se trata de la venganza por la muerte del Jefe de jefes, Beltrán Leyva -me dijeron- así van a estar masacrando gente inofensiva, vas a ver. Se están vengando con nosotros, con toda la sociedad, para que le duela al Presidente”. Se me puso la carne de gallina. Por supuesto la entiendo como una afirmación carente de fundamento, pero la veo como síntoma del punto al que ha llegado nuestro imaginario colectivo, que da a delincuentes tratamiento de héroe de corrido y no teme perder la lógica para llegar al absurdo. Con una nueva vuelta de tuerca el sinsentido se suma a la crueldad y el horror.

humberto@aguinaga.com.mx

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