lunes, 15 de febrero de 2010

Chalco: como hace diez años

Juan Antonio García Villa El Sol de México 14 de febrero de 2010
Chalco: como hace diez años


Pronto se cumplirán diez años de que la población de Chalco, del área metropolitana de la capital, sufrió una inundación como la que viene padeciendo desde hace una semana, por las fuertes lluvias que por el rumbo se registraron. Los últimos días las familias de esa comunidad han vivido un verdadero infierno. Con estupefacción, millones de mexicanos hemos visto, a través de la televisión, cómo miles de ellas tienen sus hogares anegados de aguas negras. Según la información, el desastre se produjo por haberse "reventado" el llamado canal de La Compañía, que no es otra cosa que un pestilente canal de aguas negras.

Exactamente lo mismo y con idénticas consecuencias sucedió en los primeros días de junio del 2000. Entonces, como ahora, pasaron los días sin que el problema se resolviera o se fue solucionando con desesperante lentitud. A la sazón, quien esto escribe era senador. Y recibió vía fax, medio de comunicación tan usado en aquella época, un interesante escrito del ingeniero Edmundo Gurza Villarreal, amigo y correligionario residente en Torreón, donde falleció poco más de un año después, en septiembre de 2001. El Ing. Gurza, como seguramente aún alguien recordará, fue el diputado que con gran valor civil interrumpió al entonces presidente López Portillo en la lectura de su informe al Congreso el 1° de septiembre de 1981, para reclamarle el fraude cometido días antes en la elección para gobernador de Coahuila.

Pues bien, el Ing. Gurza proponía en su comunicado una solución sencilla y práctica al problema de Chalco. Envió su escrito, entre otras personas, a legisladores federales por La Laguna "para ver si llega a manos de los responsables". El autor de estas líneas recuerda haberlo turnado con una nota al Ing. Guillermo Guerrero Villalobos, entonces director de la Comisión Nacional del Agua, quien semanas después remitió una carta atenta y comedida, a manera de respuesta, con algún comentario sobre el tema. Por parecer interesante la solución propuesta por el Ing. Gurza, se transcriben fragmentos de su escrito. Empezaba diciendo que en la comarca lagunera, "en los canales de tierra para riego -ahora en gran parte revestidos de concreto- los topos y las tuzas hacen largos túneles (llamados tuceras) que van del interior del bordo del canal, o de debajo de él, al exterior del canal por el bordo o por su parte inferior, al área de cultivo. Cuando se llena el canal con agua de riego, ésta sale por la tucera hacia la labor".

El escrito continuaba así: "Para controlar la fuga, en donde el agua brota a borbotones con gran velocidad, se usa la pitacocha. Si no se controla a tiempo, puede derrumbar el bordo y abrir un gran portillo que es más difícil de manejar". ¿Dónde suele ir la pitacocha lagunera? Gurza lo explicaba así: "Donde surge el borbotón (de agua), se hace a su alrededor, el que se va subiendo y reforzando hasta alcanzar la altura del agua en el canal. En ese momento ya no brota agua y se puede tapar desde dentro con costales vacíos de yute, reforzados por el lado de adentro del canal con sacos de arena. Debe ser precisamente de arena -prevenía Gurza-, pues si están rellenos de tierra, la que en su mayoría es arcilla, ésta se convierte en lodo y se sale del costal. La fuga del desagüe en Chalco -agregaba- es como una tucera gigantesca, la cual en su parte exterior, habría que hacerle una pitacocha de alrededor de 20, 40, 60 ó hasta cien metros, de modo que la velocidad del agua en donde rebose el bordo, sea mínima y no tenga poder de arrastre".

Finalizaba su escrito así: "Aunque los comentaristas de televisión dicen que los que están haciendo las labores de salvamento usan costales de arena, yo he visto -afirmaba Gurza- que los están rellenando con la tierra de ahí mismo. Eso no funciona. Si se quiere, para asentar mejor los costales, se pueden usar unas piezas especiales de concreto, que se utilizan en los muelles y malecones para romper la fuerza de las olas. Estas piezas de concreto tienen cuatro patas, por lo que se llaman tetrápodos. Se entrelazan unos con otros y pueden dar soporte a los costales". ¡Quién lo fuera a creer! Que diez años después viniera a suceder lo mismo.

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