domingo, 14 de febrero de 2010

San Pedro, el político y las alianzas

¿Coaliciones contranatura?
San Pedro, el político y las alianzas
Por Eduardo R. Huchim (*) Diario de Yucatan 13/02/2010

La novedad en las elecciones locales de 2010 es la política de alianzas de los contrarios, política que a los sectores pragmáticos de los partidos les parece la única forma de frenar la marcha triunfal —diría Rubén Darío— del PRI, otros la ven como una alianza contranatura y los sectores duros partidarios la perciben como una renuncia a los principios y —¡horror!— un pacto con los detestados y detestables adversarios.

Tales coaliciones no tienen porqué ser satanizadas. Sólo un aldeanismo político aislacionista puede ignorar que las alianzas electorales entre adversarios se dan en muchos países para enfrentar a un partido dominante en la región o la nación, y no por ello los partidos aliancistas pierden su esencia y sus principios.

El principal motor de las coaliciones, que tienen plena cobertura legal, es la percepción de que si el PRI gana todas las elecciones de gobernadores este año, el PAN y el PRD tendrán poco qué hacer en los próximos comicios presidenciales, no sólo porque se enfrentarán a un partido con imagen arrolladora sino porque también deberán hacer frente a la operación electoral —frecuentemente por medios ilegales— de los gobernadores priistas. Así, el 2010 puede prefigurar el 2012.

Del otro lado, conviene tener presente que las tales alianzas no son una panacea. Aun cuando, por ejemplo, es evidentemente preferible tener como gobernadores a Xóchitl Gálvez en Hidalgo y a Gabino Cue en Oaxaca, ello no es garantía de que sus resultados, si los candidatos aliancistas llegaran al poder, serán socialmente aceptables. Aun cuando las trayectorias, programas y discursos permiten tener una idea aproximada de cómo serían los desempeños de los candidatos, la verdad es que el electorado lanza una moneda al aire al elegir al candidato del partido A o del B o del C, porque sus antecedentes y propuestas no son garantía de nada. Conviene recordar el viejo chiste del político que muere y llega ante San Pedro, quien le da a escoger entre el cielo y el infierno. El político pide dar una probadita de ambos, y San Pedro acepta, le dice que pasará un día en cada sitio y al final él mismo escogerá su eternidad.

Al llegar al averno, su primer destino, el político ve a sus amigos que comen, bailan y beben felices, acompañados de hermosas mujeres y en salones brillantes de luz y de lujos, rodeados de jardines, albercas e incluso un campo de golf, todo lo cual le es compartido al visitante. Terminado el día, Pedro lo lleva a pasar sus 24 horas en el cielo, donde disfruta un ambiente bucólico, con ángeles tocando arpas y una paz que le resulta placentera. Concluido su día en el paraíso, el político le comunica a San Pedro que, sin duda, el cielo es muy atractivo, pero él prefiere el infierno porque ahí están sus amigos disfrutando una vida muelle y lujosa, que él desea compartir toda la eternidad. Pedro lo lleva a las puertas del infierno y ahí lo recibe el mismo Satán, quien lo hace pasar. El político entra y, estupefacto, mira entonces unas chozas en ruinas y a sus amigos hurgando botes de basura en busca de algo de comer en un ambiente depresivo. “¿Qué pasó? —exclama el político—, esto no fue lo que vi ayer”. Lucifer suelta una carcajada y le responde: “Jajajaja, ayer estábamos en campaña, hoy ya votaste por nosotros”.

Dicho de otro modo, rarísimas veces las promesas de campaña tienen una traducción fiel en políticas públicas y actos de gobierno. El ejercicio del poder casi nunca es un espejo del discurso de campaña. Esa es una de las razones de que la democracia haya producido un gran desencanto en la sociedad mexicana, como lo acredita lastimosamente Latinobarómetro. He aquí datos relevantes de la encuesta realizada por esta organización —presidida por Marta Lagos y cuya sede está en Santiago de Chile— entre el 21 de septiembre y el 26 de octubre de 2009, entre 20,204 individuos entrevistados personalmente en 18 países de América Latina y el Caribe: a) México fue el segundo país que consideró más importante el desarrollo económico aunque no haya democracia (60%), sólo superado por Guatemala (61%). b) A la afirmación “La democracia puede tener problemas, pero es el mejor sistema de gobierno”, México retrocedió siete puntos respecto a 2008 (62 y 69% respectivamente) y fue el país donde hubo el menor acuerdo con esa frase.

c) A la pregunta “¿Considera usted que la situación económica actual del país está mejor, igual, o peor que hace doce meses?”, en México 62% de los encuestados respondió que empeoró. Fue el país con más alta respuesta negativa. Más que las alianzas coyunturales, asuntos como estos decepcionantes resultados de la encuesta de Latinobarómetro, como la lejanía entre las propuestas de campaña y los actos de gobierno y como los efectos de la crisis económica, son algunos de los temas que debieran ocupar y preocupar a la clase política, incluidos sus sectores radicales.

Contra natura o no, la postulación de un candidato común y el proselitismo unido a favor de él no desnaturaliza a algún partido ni le quita sus santas virtudes. Son, sencillamente, estrategias temporales que se circunscriben a unas elecciones en concreto y no deben contaminar la acción unipartidaria en otros ámbitos, el legislativo principalmente.— México, D.F.

omnia08@gmail.com ————— *) Periodista

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