domingo, 4 de abril de 2010

Culpable el menos rico

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María Teresa Jardí 01 de abril de 2010

Aunque para la telebasura sirvan de pista en el circo distractivo del poder, casos como el del futbolista, en el que salta a la vista que está involucrada Televisa, al menos por lo que toca a su no declaración, tan conveniente.

El caso Paulette, aunque aparentemente con una buena resolución de la Procuraduría mexiquense, presenta varias cuestiones de una extrañeza que ni a la telebasura ni a los sagaces investigadores se les ha ocurrido que forman parte de la investigación.
Que estaban involucrados los padres saltaba a la vista en el único relato de la madre, que vi en un canal de la telebasura, el resto lo he seguido, como casi todo por la radio y por los medios escritos, en el que la madre hablaba de la hija en pasado. La entrevista de la presentadora con la madre se hacía, por decisión de la entrevistadora, decía la propia entrevistadora, en el cuarto de la niña, seis días después de la supuesta desaparición.
Es casi imposible pensar que si estaba ahí el cadáver de la niña no hubiera despedido ningún olor, como es casi imposible aceptar que si ese mismo día arraigaron a los padres y a la nana y a la otra muchacha que les servía y precintaron por fin la casa, es de suponer que luego de una búsqueda exhaustiva de la policía, no hubiera, incluso la policía a la mexicana, encontrado el cadáver de la menor, lo que lleva a pensar que el cadáver se puso ahí después ¿por quién si el inmueble estaba en manos de la policía? ¿Por la propia policía luego de llegar a un cómodo arreglo de a cuál de los dos padres acusarían, quizá porque la familia del otro padre es más rica? A pesar de que es obvio que ambos padres están por igual involucrados en ese crimen atroz. ¿Si el cadáver no estaba en la recámara de la víctima, como la lógica parece indicar, qué no presumían de las muchas cámaras del edificio para no saber ahora quién o quiénes llevaron el cadáver al lugar destinado para que fuera encontrado? ¿En un primer momento se llevaron a las muchachas del servicio para que ellas pagaran por el crimen, lo que impidieron los propios padres con su actitud?
Hay mil preguntas que involucran, lo mismo que a los padres, a la Procuraduría mexiquense, al menos, en el mejor de los casos, en un gran descuido por lo que a la revisión del lugar toca y en cuanto al cuidado del mismo. Y, en tratándose de familias ricas, la del padre y la de la madre, bien se puede suponer, dado el nivel de la procuración de justicia hoy en México, que igual una de ellas les llegó al precio a las autoridades. Les ofreció más, pues. Y a la otra convirtieron en culpable.
El hecho da buena cuenta igual, de que cuando se quiere se puede llegar a los responsables y también del deterioro del tejido social que iban a traer las ejecuciones convertidas por la usurpación panista en causa de muerte natural.
Y lo mismo puede decirse del jugador de fútbol que lo recuerda todo menos lo ocurrido en el Bar Bar, cuyo dueño, curiosamente, sin que se pronuncie la Procuraduría capitalina, ha denunciado que se trataba de comprarle su parte en la compañía compartida con Televisa con la que a los gobernadores proporcionan como objetos que, por dinero, a tal o cual partido deben promocionar, sin importar si es el de su preferencia o no, los malos cómicos y malas cómicas que igual son los que los en telenovelas de la telebasura mandan el mensaje de que a los ricos todos los derechos y a los pobres todas las desgracian hasta cinco minutos antes de que acabe el docudrama. En fin… Esto es México hoy.

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