domingo, 17 de enero de 2010

Calderón y dos gobernadores

Calderón y dos gobernadores
Plaza Pública
Miguel ángel Granados Chapa Diario de Yucatan 17/enero/2010



Según una antigua superstición brindar con agua es de mal augurio. Si se tensa de nuevo la relación entre el Presidente Calderón y el gobernador Leonel Godoy, podrá atribuirse al brindis que pretendidamente los reconcilió el jueves pasado. Acudieron a la inauguración de una planta potabilizadora en Morelia y allí alzaron sus vasos para probar la calidad del líquido que aumentará la disposición respectiva en la capital de Michoacán. Apenas horas antes se había suturado la herida que dañó otra vez el trato entre los dos mandatarios. El año pasado, cuando operaciones policíacas privaron de la libertad a cerca de treinta alcaldes y funcionarios del gobierno estatal en una operación efectuada sin aviso a las autoridades locales, Godoy reclamó ese proceder al gobierno federal. Cuando comenzaba a restablecerse la armonía se manifestó clara desconfianza a Godoy, que se concretó con la consignación a la justicia penal de su hermano Julio César, que por ello no consiguió llegar a la Cámara de diputados, no obstante haber ganado cu curul por mayoría. Ahora, poco antes de recibir por sexta vez en tres meses a Calderón, el gobernador envió al Presidente un severo doble reproche. Por una parte, porque integrantes del gabinete presidencial visitan el estado sin avisar al Ejecutivo local. Y, por otro lado, porque esas visitas integran, como protagonista a Luisa María Calderón, hermana mayor del Presidente, para darle proyección política. Calderón contestó de inmediato. El texto presidencial se abre con este evidente desliz: “Me dirijo a usted con el propósito del comunicado (en vez de “a propósito del comunicado” o “con el propósito de responder el comunicado”) en el que se expresa su postura respecto de las giras de trabajo que realizan los secretarios de estado de mi gobierno al estado de Michoacán.

Al final, como quien no quiere la cosa, el Presidente se refiere a la protesta de Godoy y ofrece enmendar una de sus causas: “Tenga la seguridad que mi gobierno continuará privilegiando el desarrollo de Michoacán, siempre respetando los acuerdos de coordinación con el gobierno del Estado. Les he pedido también (sic), que informen a usted con la oportunidad la realización de sus giras de trabajo”.

El jueves 14 tocó a su fin la parte visible del breve conflicto. Calderón libró otra escaramuza con un gobernador, esta vez el priista Humberto Moreira, cuya cachaza lo llevó a increpar al Presidente por la insuficiencia, la indolencia del gobierno en la lucha contra la inseguridad. Coahuila es un territorio peligroso por la frecuente comisión de delitos del fuero común seguida de la impunidad que surge de la inacción del gobierno. Ese es el caso, por ejemplo, del asesinato de Valentín Valdés, un reportero joven, que fue levantado el jueves 7 y su cuerpo hallado sin vida y con huellas de tortura horas después. Para evitar los justos reclamos de justicia, Moreira se quejó del gobierno federal y de Calderón en particular. Lanzó un espectacular “!ya basta!” seguido de un reproche al Presidente porque desde su despacho dirige una guerra en que ha dejado desguarnecida a Coahuila. Calderón respondió sin mencionarlo, recriminándole a su vez por culpar al médico de los efectos del tratamiento solicitado por el paciente.— México D.F.

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