viernes, 26 de febrero de 2010

Adelante la temida alianza

Adelante la temida alianza
MIGUEL ÁNGEL GRANADOS CHAPA a.m.com.mx 25 Febrero 2010


Se formalizó anteayer la alianza de cuatro partidos (PAN; Convergencia, PRD y PT) para ganar desde la oposición el gobierno de Oaxaca. Al hacerlo y presentar la candidatura de Gabino Cué, esos partidos frustraron el activismo que el gobernador Ulises Ruiz y algunos dirigentes del PRI desplegaron para impedirla expresamente. La batida verbal, mediática, gubernamental contra las coaliciones se resume, en verdad, en el temor que con suficientes motivos despertó la concretada el martes en la capital de aquella entidad.
El esfuerzo contrario a esa alianza en particular implicó al propio presidente Calderón, quien habría acordado directamente con Ruiz la abstención panista en la tentativa unificadora de la oposición. El propio Gobernador oaxaqueño afirmó que un acuerdo en ese sentido se había logrado en Los Pinos. Aún si no se cree en esa versión, hay que dar crédito a la confesión del ex panista Fernando Gómez Mont, quien apartado muy pronto de la discreción profesional que a la hora de abandonar a su partido le impidió expresar las causas de esa decisión, contó más tarde que ofreció al PRI que no habría alianza en Oaxaca. O al menos que su partido no participaría en ella. La relevancia de su alejamiento del partido en el gobierno es un signo del peso que diversos intereses pusieron en impedir la coalición que ahora va adelante, con Cué a la cabeza.
La biografía política del aspirante opositor, que desde el arranque de su campaña aparece con amplias posibilidades de triunfo, es un resumen de la evolución política nacional. El senador con licencia podrá ser gobernador merced a sus capacidades para participar de modo principal en entornos adversos y transformarlos en lo contrario.
Comenzó su vida pública como un joven tecnócrata priísta. Nacido en la capital de su estado, estudió economía en el Tecnológico de Monterrey y otras materias relacionadas en el Instituto directivo de empresas de Madrid y en la Universidad Complutense de la propia capital española. Allí cursó el doctorado en hacienda y economía del sector público. Con ese equipaje inicial se incorporó al equipo de gobierno de Manuel Camacho y Marcelo Ebrard en el Gobierno del DF y luego al de Diódoro Carrasco en el de Oaxaca. Secretario técnico del Ejecutivo, ganó la confianza del gobernador Carrasco al punto de que fue natural que se trasladara con él a la ciudad de México en 1998, cuando Carrasco fue llamado a ser subsecretario de Gobierno bajo Francisco Labastida, a quien reemplazaría al iniciarse la contienda interna por la candidatura presidencial del PRI. Como en Oaxaca, fue secretario técnico, y después particular del secretario y finalmente subsecretario de Comunicación Social en Bucareli.
Al concluir en derrota la campaña priísta, Cué volvió a Oaxaca, donde fue recibido con desgano por el gobernador José Murat, que cada vez de modo más abierto reñía con sus predecesores en el ánimo de investirse como el hombre más poderoso del estado. No transcurrió mucho tiempo sin que Carrasco, y con él Cué, se encararan con Murat y terminaran yéndose del PRI. El ahora candidato de la unidad opositora hizo su propia elección partidaria, se afilió a Convergencia y fue elegido Alcalde de la capital, en plena pugna con Murat. Su desempeño al frente del Ayuntamiento capitalino lo proyectó hacia una alianza similar a la formalizada ahora (con excepción del PT, que entonces se coaligó con el PRI).
En esa condición se enfrentó en 2004 con Ulises Ruiz candidato escogido por Murat pero que contaba asimismo con el impulso que le daba Roberto Madrazo desde el comité nacional priísta. Fue una contienda cerrada y ruda, marcada por violencia contra la oposición. A pesar del gran derroche de recursos del Gobierno estatal, del apoyo de Madrazo, de la presencia de un partido (Unidad Popular) creado para minar ex profeso al PRD, Cué estuvo cerca del triunfo. Ya hemos recordado aquí las cifras y no sobra repetirlas: la alianza opositora quedó a menos de treinta mil votos del triunfador, menos de tres puntos en términos relativos. Dos años más tarde, candidato a senador por la coalición Por el bien de todos, en fórmula con Salomón Jara, Cué superó a sus contendientes del PAN y el PRI, cuya votación sumada fue sólo un poco mayor que la obtenida por la coalición que allí arrasó. Si bien es imposible ignorar el efecto López Obrador en aquellos resultados electorales, y si no es posible esperar una movilización como la de hace cuatro años, es innegable que entre los factores que permiten esperar ahora el triunfo de Cué en la elección estatal cuenta su proximidad con el ex jefe de Gobierno del Distrito Federal.
Esa cercanía, mostrada a lo largo de tres años sin embozo, y de la que Cué no ha abjurado, ha querido ser presentada como la tacha principal del nuevamente candidato opositor. No faltó quien viera, en consecuencia, como una traición, como una negación a sí mismo el cumplir con un requisito que el PAN esbozó para apoyarlo como ha hecho a pesar de todo. Cué anunció que en caso de ser gobernador mantendrá relaciones institucionales con el presidente Calderón. Fue sensato hacerlo. Todos los gobernadores, Ebrard incluido, pertenecientes o apoyados por el PRD han practicado esa relación, propia de quien encabeza uno de los poderes de los estados que gobiernan y a los cuales no piensan escindir de la Federación.
Con transparencia y congruencia desde que se fue del PRI, Cué se ha forjado una personalidad clara, inequívoca, confiable.

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