viernes, 26 de febrero de 2010

Impuestos por alianzas; votos por vetos

Impuestos por alianzas; votos por vetos
Ricardo Monreal Avila PorEsto 25 Febrero 2010

Una guerra sórdida entre PAN y PRI está teniendo lugar a la vista de todos. A diferencia de la guerra abierta entre los cárteles de la droga por territorios y ganancias, esta otra es entre carteles políticos. Al final, ambas son guerras entre mafias, donde la principal víctima es la población civil. En el primer tipo de guerra, la población está pagando con vidas inocentes. En la segunda, con el bienestar de millones de mexicanos.
Sucede que PRI y PAN, o el PRIAN para mayores señas, acordaron a finales del año pasado intercambiar impuestos por alianzas, votos por vetos. El gobierno de Felipe Calderón necesitaba con desesperación aprobar un aumento de impuestos que le ordenaron los agentes financieros de Wall Street a fin de no perder la calificación crediticia. A cambio de ese incremento generalizado de impuestos (IVA, IETU, IDE, ISR, entre otros), que se manejó como necesario e ineludible para tapar un “boquete fiscal” de 300 mil millones de pesos, que ahora sabemos no existió en tal magnitud, el PAN le ofertó todo al PRI. Más recursos para los estados gobernados por este partido (especialmente Estado de México y en donde habrá elecciones de gobernador este año), reglas laxas para la rendición de cuentas, incremento en los programas sociales y hacerse de la vista gorda en las entidades donde el crimen organizado ha sentado sus reales con la complicidad de autoridades locales. Pero, especialmente, hubo una petición del PRI a la que accedieron el gobierno y el PAN de manera solícita y expresa: que no hubiera alianzas electorales del PAN con la oposición de izquierda para impedir que el PRI siguiera gobernando en estados claves como Estado de México, Oaxaca, Puebla, Hidalgo, Durango y Sinaloa, entre otros. A cambio de su voto para aprobar los nuevos impuestos, el PRI solicitó un veto. ¿Bonita transacción, no?
¿Quiénes promovieron esta transacción típica de carteles políticos? Por el lado del gobierno, el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Montt, la coordinadora de los diputados panistas, Josefina Vázquez Mota y el coordinador de los senadores del mismo partido, Gustavo Madero. Por el lado del PRI, su dirigente nacional, Beatriz Paredes, el coordinador de los diputados tricolores, Francisco Rojas y los gobernadores Enrique Peña Nieto (Estado de México), Ulises Ruiz (Oaxaca) y Mario Marín (Puebla).
Algo pasó en enero de este año, que aquél pacto avalado por las nomenklaturas del PRIAN se rompió. No es nada del otro mundo entender la causa de este rompimiento y concluir quién lo rompió. El gobierno obtuvo lo que quería: su presupuesto de ingresos y egresos, y una vez con el dinero en la mano, decidió romper con el PRI y acercarse al PRD, en una acción desesperada. Para ello, no le importó dejar a la mitad del camino al secretario de Gobernación, que hoy es una estatua de sal en Bucareli.
Estamos en presencia de un típico ajuste de cuentas al interior de la mafia del poder. El señor Calderón es acusado de “no tener palabra”, mientras que el PAN llama “caciques políticos” a sus aliados del primer trienio. Estos gobernadores y el PRI son hoy el nuevo “peligro para México”.
El PRI, por su parte, vetó la reforma política de Calderón (seguramente hará lo mismo con las demás iniciativas presidenciales que provengan del Ejecutivo federal los próximos tres años) y lanza su propio proyecto. Si el PAN busca acotar al Poder Legislativo (Diputación y Senado), la iniciativa del PRI busca aprisionar al presidente, regulando incluso las ausencias del Ejecutivo “por incompetencia”. En fin, cada cartel político ha sacado sus respectivos cuernos de chivo legislativos para dispararse los unos a los otros.
Mientras tanto, en la semana salió a flote otra mentira y manipulación del gobierno del señor Calderón, que cada vez recurre más al terrorismo de Estado para imponer sus políticas públicas. De acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación (ASF), el boquete por más de 300 mmdp en realidad era 90% menor al anunciado, con lo cual se evidenció el manejo discrecional y manipulador de la Secretaría de Hacienda. La burla fue de tal magnitud que el senador del PRI, Francisco Labastida, reconoció que fueron “chamaqueados” por el PAN.
Pero no es el único dato de escándalo revelado por la ASF. Entre el 2001 y el 2008 se tuvieron ingresos excedentes petroleros acumulados por un billón 281 mil 902.7 millones de pesos. ¿Dónde quedaron estos excedentes extraordinarios que hubieran evitado el incremento de impuestos y la caída de un 6.5% en el PIB durante el año pasado? La respuesta es clara: el dinero se fue por el caño de la corrupción, en regresar impuestos a los grandes consorcios empresariales y en engordar a una insaciable burocracia gubernamental con la creación de plazas de alto nivel para acomodar a las élites de panistas que reclamaban espacios y posiciones para poder vivir del presupuesto.
Sólo así se explican dos hechos fundamentales; el primero, que el gasto corriente del sector público, del año 2000 al 2007, haya subido de 714 mil millones de pesos a un billón 466 mil millones de pesos; es decir, se duplicó. Y para 2009, el año de la peor crisis económica de la historia reciente, el gasto en servicios personales del Gobierno federal creció 8.3 por ciento real. Así, el pago por estos servicios en la Administración federal (sin contar las paraestatales) sumó 161 mil 259 millones de pesos en 2009, 8.3 por ciento más que en 2008, según Hacienda. El segundo asunto es que también sólo de esta manera se puede explicar cómo es que 2 mil 912 funcionarios públicos de mandos medios y superiores del gobierno de Calderón y entes autónomos, como la Suprema Corte de Justicia y el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, recibieron un salario superior al millón de pesos al año.
Así es como el PRIAN ha llevado al país de crisis en crisis durante los últimos 25 años. Así es como negocian a espaldas de la sociedad y luego se pelean, tomando de rehenes a los ciudadanos y al país mismo. Hoy más que nunca se requiere poner fin a esta forma mafiosa de gobernar, que intercambia votos por vetos, impuestos por alianzas, y la pobreza de más de 50 millones de mexicanos por la riqueza de unos cuantos.

ricardo_monreal_avila@uahoo.com.mx

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