lunes, 1 de febrero de 2010

Censura o responsabilidad

Censura o responsabilidad
Mayté Noriega El Universal 30 de enero de 2010

El ataque sufrido por el periodista, Salvador Cabañas el pasado domingo ha propiciado que los medios dediquen grandes espacios a la difusión del mismo y a las actuaciones de las autoridades que, ante la presión mediática han caído en imprecisiones y errores.

No se sabe si existe un manual para operar en estos casos, todo parece indicar que no es así, porque se han cometido errores que pueden afectar el desarrollo de la investigación.
El doctor Ernesto Martínez Duhart, al que en cada conferencia de prensa le colocan decenas de micrófonos, y le bombardean con todo tipo de preguntas, declaró el martes que Salvador Cabañas nunca se acordará de lo que pasó en el Bar-Bar. Es de suponer que a partir de esta declaración los testigos y el implicado podrían llegar a mentir con la certeza de que sus dichos no serán rebatidos.
El doctor Martínez Duhart es un notable neurocirujano que no tiene por qué ser expuesto a los medios y menos con la obligación de ofrecer dos conferencias de prensa diarias en los primeros tres días tras el ataque.
La Procuraduría de Justicia capitalina ha dado a conocer los nombres de los testigos y lo que han declarado, lo que los pone en evidente riesgo. De hecho el miércoles dieron a conocer las declaraciones de la persona que cuidaba el baño y su identidad. Una torpeza, dado que, al parecer es el único testigo presencial de los hechos. No sería extraño pensar que alguien podría tener interés en que no declararan o que tomara venganza por lo que declararon.
Todo se da a conocer a los medios mediante conferencias de prensa, comunicados y entrevistas exclusivas. Los medios han evidenciado ser insaciables y la procuraduría viola los derechos de los testigos y de los detenidos en su afán de satisfacer las necesidades informativas de la prensa.
En su prisa por demostrar cuan preocupados estaban por lo sucedido y cuan eficientes son, los integrantes de la PGJDF dieron a conocer el retrato hablado de un hombre que dijeron era Eduardo García Alanis, guardaespaldas de José Jorge Balderas Garza, presunto atacante de Salvador Cabañas.
Después detectaron que García Alanís estaba en el Reclusorio Oriente y tuvieron que reconocer su error.
Pero hay otros asuntos que vale la pena comentar relacionados con lo que sucede en los bares. Uno de ellos es que el 26 de enero de 2009 se publicó en la Gaceta oficial del Distrito Federal la Ley de Establecimientos Mercantiles del Distrito Federal. El jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard tenía 60 días para emitir el reglamento de la ley, cosa que no ha hecho hasta la fecha. Nadie puede obligar al jefe de gobierno capitalino a emitir el mencionado reglamento y por lo tanto tampoco hay sanción por no hacerlo. Lo que sucede es que sin el reglamento respectivo, no hay sanciones para quien viole la ley.
El 23 de diciembre de 2009 la Asamblea Legislativa del Distrito Federal aprobó la creación del Instituto de Verificación de Establecimientos Mercantiles de la Ciudad de México que otorga al gobierno del Distrito Federal la facultad de verificar los establecimientos. Esta reforma no había sido publicada en la Gaceta y el Jefe de Gobierno aprovechó el momento ideal para hacerlo y anunciar la creación del mencionado instituto. Había que aprovechar el momento político. Esperemos que empiece a operar al margen de la corrupción que ha rodeado toda actividad de verificación e inspección en México.
Tal vez valdría la pena plantearnos la reflexión sobre el manejo de asuntos como el del ataque de Salvador Cabañas en los medios, porque no son pocas las ocasiones en las que por ganar una noticia ponemos en riesgo la vida de personas. No se habla de censura sino de responsabilidad.
Periodista

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