viernes, 19 de febrero de 2010

Una renuncia sospechosa

Una renuncia sospechosa
Alfonso Zárate El Universal 18 de febrero de 2010

“Jesús ya no me era útil y cada vez iba a ser peor el deterioro dado que no tenía porvenir y, por ende, tampoco clientela. […] no se llevaba con los gobernadores; había perdido el respeto del gabinete. Muchos lo odiaban, era brusco e hiriente […]” José López Portillo, “Mis tiempos”.
En Mis tiempos, el ex presidente José López Portillo relata las razones que lo llevaron, a la mitad de su administración, a remover a Jesús Reyes Heroles de la titularidad de la Secretaría de Gobernación: desde esa dependencia, clave en la conducción gubernamental, el amigo de tiempo atrás, jugaba su propio juego.
Esta parece ser, también, la lógica de Fernando Gómez Mont. Su decisión de renunciar al Partido Acción Nacional (PAN) y la manera en que la hizo pública, dañan al gobierno del que forma parte y a su jefe, el Presidente de la República.
Gómez Mont no es un militante más del PAN, sino el responsable de la política interior de un gobierno panista y lo que haga o diga tiene impacto político: su renuncia constituye una censura a la línea estratégica del partido pero, sobre todo, a quien impulsa esas directrices: Felipe Calderón.
Su dimisión de las filas panistas es taimada porque se inscribe en el contexto de declaraciones pretendidamente gallardas, que maltratan al mensajero, pero no a su jefe, y porque desliza insinuaciones que invitan a desplegar todo tipo de conjeturas; las insinuaciones suelen ser más dañinas que la verdad. Su texto de renuncia habla de “razones profesionales” que le impiden revelar las causas de su renuncia y, así, le ofrece parque a los adversarios del Presidente. Pero, además, falla a su compromiso de “hacer público lo público”.
Los berrinches o las veleidades de un secretario de Gobernación, baste recordar la renuncia de Carpizo en junio de 1994, pueden costarle mucho al país.
¿Gómez Mont usó su condición de secretario de Gobernación para pactar condiciones que no le correspondían porque estaban en la esfera de su partido? Si, como se especula, se despidió del PAN por desacuerdos con su política de alianzas, entonces se equivocó de ventanilla y faltó a la congruencia. Él sabe a quién responde la línea de la dirección nacional de ese instituto político.
¿Renunció porque el Comité Ejecutivo Nacional, en pleno, desestimó su rechazo a las coaliciones electorales? Hoy ya no queda claro si su descalificación a esas alianzas, tenía que ver con convicciones personales o con sus arreglos con el PRI, por cierto, profundamente antidemocráticos, porque tendían a favorecer la permanencia del cacicazgo de Ulises Ruiz en Oaxaca, y poco eficaces: vale recordar que no pasaron temas centrales de la propuesta de Ley de Ingresos del Presidente como el impuesto de 2% generalizado para destinarlo al combate de la pobreza ni las modificaciones al régimen de “consolidación fiscal”.
¿Lleva en la Segob una agenda propia? “Por razones profesionales”, nos debe algunas respuestas.
Los reconocimientos que ha recibido por su renuncia en ciertos núcleos del PRI y del panismo utilitario —el de aquellos que suelen litigar desde sus despachos privados contra el Estado, es decir, contra los contribuyentes— parecerían identificar dónde están sus aliados y a qué intereses sirve.
Convendría que Fernando Gómez Mont regresara al ejercicio de su profesión en la que es tan exitoso, porque difícilmente podrá cumplir sus responsabilidades con la desconfianza de dos de las tres mayores fuerzas partidistas del país. Sin embargo, podría permanecer en su cargo porque no le será fácil al presidente Calderón nombrar a un cuarto secretario de Gobernación, menos aún en un escenario sociopolítico tan complejo: de inseguridad, reformas pendientes, relaciones tensas con los gobernadores del PRI y rasgaduras del tejido social. Pero flaco favor le hará al Ejecutivo un responsable de la política interior que, como lo reconoció, se va por la libre, distanciado de su partido y aislado del gabinete.
Presidente del Grupo Consultor Interdisciplinario

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