lunes, 29 de marzo de 2010

En deuda con los derechos de la infancia trabajadora

Cristiano Morsolin 28 Marzo 2010
Rebelión

El trabajo infantil y los derechos de la infancia y adolescencia en el Ecuador adquieren relevancia en el contexto actual de Ecuador ya que en el marco de la nueva Carta Constitucional el Estado deberá reorientar las políticas públicas para la infancia y adolescencia. El nuevo estudio “En deuda con los derechos-diferentes miradas sobre ciudadanía, trabajo infantil, explotación y derechos de los niños, niñas y adolescentes del Ecuador” recoge elementos para aportar a un nuevo paradigma de cultura del protagonismo de la infancia que está creciendo en el mundo desde la lucha de los movimientos sociales, también presente en la historia de Ecuador.
En esta investigación se elabora una panorámica global de estos procesos de base, recogiendo entrevistas para favorecer el diálogo con instituciones públicas como Senplades, Ministerios de Relaciones Laborales, de Educación, Secretaria de Pueblos, entre otras, que tienen el compromiso de implementar la nueva política de Estado, siendo coherentes entre la vida y las necesidades concretas de los niños, niñas y adolescentes de los sectores populares, de diferentes contextos, tanto en lo urbano como en lo rural, en lo andino, en la cosmovisión indígena (WAWA YANAPAK, el trabajo formativo y de colaboración de los niños con la comunidad aporta al Buen vivir SUMAK KAWSAY) y las políticas públicas.
Se analizan las propuestas de los diferentes actores como ONGs locales, la cooperación internacional, las organizaciones sociales, los pueblos indígenas, los NATs, la Iglesia comprometida en la opción preferencial por los Pobres, los Consejos Cantonales de Niñez (con las buenas prácticas de Cuenca), instituciones gubernamentales, para visibilizar la construcción de un proceso colectivo que reconoce la subjetividad y la actoria socio-política de los mismos Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores (acrónimo NATs), organizados en Cuenca, Quito, Ambato, Ibarra, Guayaquil, Riobamba, que quieren ser agentes del cambio adentro de la “revolución ciudadana” para luchar en un contexto de discriminación y exclusión, frente a una sociedad que no entiende el fenómeno social de los niños trabajadores que en Ecuador llega a la magnitud de un millón de personas.
Esta investigación tiene una fuerte legitimidad en las palabras de Susana Villarán, miembro del Comité de Naciones Unidas por los Derechos del Niño de Ginebra que en el prologo afirma que “ el libro que Cristiano Morsolin pone en nuestras manos es un texto comprometido con la infancia y sus derechos en el Ecuador. Lo hace desde la perspectiva y mirada de una realidad que es la de la niñez que trabaja, tema por demás polémico y que no pocas veces ha llevado a debates entre posiciones que muy pocas veces nos dejaron escuchar al niño, niña y adolescente trabajadores aunque hablaban, y siguen haciéndolo, en nombre de ellos. En estos veinte años de vigencia de la Convención de Derechos del Niño estamos obligados a mirar lo estipulado en su espíritu y su articulado desde realidades emergentes o desde aspectos que no han sido tomados en cuenta en los valiosos pero incompletos procesos de armonización de normas y políticas públicas con la Convención de los Derechos del Niño en la región. El trabajo infantil es uno de ello, como lo son los derechos económicos, sociales y culturales de los niños, niñas y adolescentes, la urgente necesidad de impulsar políticas eficaces de prevención de la violencia que azota de manera inclemente a miles de niños en Centro América y el resto de América Latina, la condición indígena de gran parte de niñez de la América Andina. Hemos avanzado mucho en lo normativo, en lo institucional menos, en las políticas muy poco aún frente a las grandes demandas de derechos de la infancia. Existen zonas de penumbra en las que los niños, niñas y adolescentes se encuentran a la intemperie. En este libro, Morsolin nos interpela a mirar realidades que no iluminadas y visibilizadas suficientemente, a escuchar la voz de los niños y adolescentes en sus circunstancias concretas y a desterrar lugares comunes. El protagonismo del niño y la niña no son retórica. El derecho a ser escuchado tiene una enorme importancia en la Convención en su Artículo 12 y no se confina al ámbito judicial como muchos restrictivamente han interpretado”.
Manfred Liebel, Coordinador científico de la Red Europea de las Maestrías en Derechos de la Infancia –Universidad de Berlín INA-, destaca en la post-facción que “el nuevo libro de Cristiano Morsolin es un aporte valioso para entender mejor los diferentes aspectos del trabajo infantil desde los puntos de vista de los mismos niños y niñas trabajadores y en la luz de las experiencias de varios proyectos sociales. Como fruto de muchas entrevistas y observaciones en Ecuador, además de reflexiones sensibles, bien fundamentadas en la labor de un periodista que conoce bien los debates sobre el tema en varias partes de América Latina, el libro podría dar un impulso para revisar las políticas sobre el trabajo infantil aún dominantes en Ecuador. (…) Conozco al autor desde hace casi 10 años como un compañero comprometido con los derechos de los niños y niñas trabajadores, lo que acertadamente plantea este libro, esta vez en el contexto particular de Ecuador”.
PRESENTACION EN LA UNIVERSIDAD SALESIANA
En ocasión de la presentación del libro en la Universidad salesiana el pasado jueves 25 de marzo, participaron diferentes panelistas como Rene Unda –Maestría en Políticas para la Infancia de la UPS-, Katiusca King –Senplades-, Grace Vásquez –ONG “Desarrollo y Autogestión”-, Guillermo Churuchumbi –agenda de la infancia indígena Ecuarunari-, Edgar Gordillo –Proyecto salesiano PACES de Cuenca-, Manuel Alvarez y Saskia Alquinga del Centro del Muchacho Trabajador CMT.
Se presentaron también varios comentarios (entre los cuales lo de Monica Frassoni-Presidenta Partido Verde en Unión Europea, Antonella Invernizzi-Universidad Swansea (Londres)-, Carmen Serrano -BICE Brusela-, Kavita –Bhima Sangha (India)-, Francisco Estigarribia -Connats (Paraguay)-, Barbara Kuppers -Terre des Hommes (Alemania)-, P. Alfredo Ferro –Conferencia Provinciales de Latinoamérica CPAL (Brasil)-, Marily Piotti -Universidad de Córdoba (Argentina)-, Wiliam León –Terre des Hommes (Colombia)-, Elizabeth Patiño (vice-ministra de la Familia del Gobierno Mesa de Bolivia).
Fabiola Segura y Olga Rivera del Movimiento de NATs Hijos de obreros cristianos desde Lima analiza que “ la investigación realizada por Cristiano Morsolin aporta elementos valiosos en cuanto a visiones, concepciones y enfoques sobre infancia que coexisten en la sociedad ecuatoriana, en América Latina y en el mundo, estas visiones son de suma importancia por que estas guardan relación con los límites y posibilidades para establecer y aplicar políticas para la infancia, promover y garantizar la participación infantil, tomar en cuenta las iniciativas de los niños y adolescentes en lo temas que les atañen, asimismo estas visiones guían las normas sociales y legislativas, orienta y estructura las relaciones entre la infancia, el Estado y la sociedad. Sabemos que en la historia de las sociedades, las nociones de infancia siempre han asumido una posición marginal, pasando de una invisibilidad, pasividad, de represión, de niño objeto hasta la nueva visión de infancia como sujeto de derechos (Convención sobre los Derechos del Niño) y actor social. Como dice Cristiano estas visiones están influyendo en las relaciones que se establecen entre adultos y niños, niñas y adolescentes -NNA-, condicionando sus acciones y constituyéndose en muchos casos en una limitante para pensar y entender formas más constructivas de la visión de infancia. En la actualidad aún se continúa atentando contra los NNAs, quienes siguen siendo objeto de represión, discriminación, viviendo en situación de esclavitud, servidumbre, explotación, criminalizados, estigmatizados y considerados delincuentes potenciales. No sólo en Ecuador, también en otros países se han implementado acciones de “limpieza social y étnica” de los centros históricos, frente al cual los movimientos de NATs están protestando y proponen a las autoridades el término de esta represión y que cumplan con su deber de invertir en la niñez para garantizar una mejor calidad de vida.
En la investigación se señala las diferentes miradas sobre el trabajo, se trata de reconstruir el imaginario social del trabajo de los niños y adolescentes en condiciones dignas, esta visión y práctica se contrapone con la concepción de trabajo del modelo neoliberal que reduce a las personas a soportes de mano de obra, poniendo en peligro y destruyendo el significado y la dignidad del trabajo, pretendiendo sustituirlas por una mano de obra instrumentalizada, pone en riesgo y destruye toda forma de economía orientada en los derechos de las personas. El trabajo de los NNAs pierde su reconocimiento social, es desvalorizado y hasta considerado dañino para su desarrollo personal, queriendo evitarlo con la exigencia del sistema educativo formal. Esta visión occidental se quiere imponer, rompiendo lo ético y el respeto a las culturas del trabajo presentes en las prácticas de muchos NATs. La noción de trabajo depende de las cosmovisiones que se tienen en las diversas culturas, así desde la cosmovisión andina se entiende el trabajo como ayuda, solidaridad de los niños con su familia y una relación con la comunidad, es parte del aprendizaje y socialización del niño, etc. El niño pobre que trabaja es para complementar el ingreso familiar, lo que le permite ir a la escuela, tener espacios de recreación, etc. El MANTHOC señala que el trabajo de los NATs es una actividad básica del ser humano, es parte integrante del proceso de socialización, de desarrollo y de aprendizaje. El trabajo es un valor social que tiene un componente económico y cultural. El MANTHOC ha planteado propuestas para que los NATs ejerzan su trabajo en condiciones adecuadas, es decir, un trabajo digno que contribuya a su desarrollo, asimismo se apuesta por el reconocimiento y valoración de las capacidades y habilidades sociales y laborales. Se realizan programas de capacitación ocupacional en oficios, alternativas de empleo adecuado dentro de un plan de desarrollo integral del NNA.
PROTAGONISMO Y CIUDADANIA
Los NATs en el caso de Perú, a través de su organización nacional los NATs se están involucrando en las políticas de infancia a través de acciones de incidencia para mejorar su calidad de vida, para plantear sus demandas en relación a su trabajo, educación, salud, etc, se involucran con organizaciones de la comunidad a través de las redes sociales. Los NNAs han empezado a conquistar un espacio en la sociedad, se organizan y participen activamente para ejercer sus derechos, están presentes influyendo en diversos espacios de toma de decisión de políticas para la infancia, como son el Presupuesto Participativo de las Municipalidades, los planes de acción para la infancia, los cambios o reformas de los Códigos del niño y adolescente, los temas de la contaminación del medio ambiente , entre otros.
Estas experiencias de participación contribuyen a un cambio en la forma en que los adultos perciben a la infancia, permite un cambio en las relaciones de poder entre adultos y niños, da inicio a un proceso de construcción de la agenda pública de los sectores excluidos de la sociedad, dentro de un marco institucional que apuesta por la infancia, no solo porque lo exige la normatividad sobre infancia en la Convención sobre los Derechos del Niño sino por un real compromiso de la ciudadanía, que a su vez permite sensibilización de la opinión pública en torno al tema de los derechos del niño y le da visibilidad pública a los NNAs como actores, sociales, ciudadanos y protagonistas. Según la experiencia peruana, los temas, iniciativas o problemática presentadas por los NNAs en las instancias gubernamentales han estado asociadas a necesidades que tienen que ver con los valores, los cambios de actitudes, las condiciones de trabajo, los bienes públicos básicos como la salud, la educación, entre otros. Han sido experiencias de ejercicio de poder de los NATs y NNAs, de su capacidad de hacer posible un cambio en su realidad, en la búsqueda de un lugar en las relaciones con los otros actores, tomando parte en las decisiones que tienen que ver con sus vidas y la comunidad. El niño siempre ha sido el gran ausente en las políticas sociales debido a que se ha privilegiado lo material antes que el desarrollo humano de la infancia.
Entre las perspectivas que surgen a raíz de la investigación mencionamos la e xigencia de regular el trabajo de los NNAs, construir alternativas de trabajo viables y sostenibles, de fortalecer los movimientos sociales de NATs y NNAs creando alianzas con organizaciones de niños y adolescentes a nivel nacional e internacional para debatir el tema del trabajo de los NATs con las organizaciones abolicionistas. Es importante crear canales y mecanismos de participación permanente de representación de los NATs y aprovechar el espacio de participación ciudadana existente en el Ecuador para que los NATs participen dando sus opiniones y aportes a nivel de las leyes, políticas y programas para la infancia, con las diferentes instancias gubernamentales y que estas políticas sean coherentes con la realidad social, cultural y económica de los NATs y NNAs. Hacer más visibles los movimientos de NATs a través de la incidencia ante las instituciones públicas de toma de decisión sobre infancia como mecanismo del protagonismo y de la acción pública de los NNA. La participación e iniciativas de acción de los NNA en los espacios públicos permiten la construcción de una agenda pública para la infancia, lo que implica colocar los problemas, demandas y negociar para que se conviertan en decisiones prioritarias, teniendo en cuenta las visiones sociales y culturales según los contextos históricos y geográficos.
DESCOLONIZAR LA INFANCIA
Emma Estrada, destacada líder social y docente de la Universidad San Carlos de Ciudad de Guatemala, subraya que “después de 20 años de Aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas la Convención sobre los Derechos del Niño, los adultos y adultas seguimos en deuda con los niños, niñas y adolescentes de nuestro continente y del mundo. Nuestra deuda: garantizar que sus derechos trasciendan el discurso o el papel y se conviertan en una vivencia cotidiana. Cuando ya teníamos las respuestas, nos cambiaron las preguntas, un ejemplo de ello es el texto que hoy nos presenta Cristiano Morsolin. Un texto que nos reta, nos cuestiona, nos enfrenta, nos provoca y nos invita de manera sencilla, y no por eso simple, a retomar un pacto social, intelectual, pedagógico y cristiano con la niñez. Un pacto, que debe traducirse en un profundo compromiso por garantizar todos los derechos, a todos los niños y las niñas, en todos los rincones del mundo.
Estas tres “T”: todos, a todos y en todas partes, se aparta de la lógica de mercado, de la lógica neoliberal que pretenden hacernos creer que como pobres debemos conformarnos solo con que “algunos derechos” se garanticen, a “algunos niños y niñas” y en “algunos lugares”, es decir, la famosa focalización propia del modelo que mencionamos, que se impuesto, con la idea de la subsistencia no de la dignidad que como humanos tenemos. Estas tres “T” también se apartan de la lógica de homogenizar o universalizar un “modelo de niño”, tomando como base a la concepción occidental de lo que “ser niño” significa. Es en este punto es donde Cristiano entra a la complejidad del fenómeno de la niñez, a través, de los niños, niñas y adolescentes trabajadores. En una profunda reflexión teórica y humana Cristiano nos invita a Descolonizar la Infancia, a encontrarnos con el concepto del “buen vivir” propio de nuestros pueblos originarios a lo largo de todo el continente. Descolonizar la infancia nos plantea el reto de comprender que no existe una única niñez: la niñez vista con los ojos de los que tradicionalmente nos han dominado. Existen muchas niñeces, una de ellas son los niños, niñas y adolescentes que trabajan, haciendo del trabajo un espacio de producción simbólica en donde afirman su dignidad como personas no como objetos de protección, como sujetos no sujetados, como actores sociales y económicos no como simples beneficiaros de la acción pública.
En este sentido para la niñez y adolescencia trabajadora, el trabajo se constituye como un valor, y para el mundo adulto, comprender el trabajo de los niños y niñas, se ha convertido en un reto intelectual, en un eje de producción teórica, en una pregunta filosófica, en una invitación a deconstruir y cuestionar nuestras visiones occidentales y occidentalizadas, en fin, nos provoca una transformación cultural.
En esta transformación cultural Cristiano nos obliga a hacernos muchas preguntas a las que los propios niños niñas y adolescentes trabajadores nos dan respuesta a lo largo de su texto: ¿es el trabajo un derecho de los niños? ¿Es el trabajo un valor humano en donde cualquier forma de explotación es inadmisible? ¿Es lo mismo la mendicidad que el trabajo en los niños y niñas? ¿Por qué la experiencia de la niñez y adolescencia trabajadora ha generado tanto debate teórico y filosófico? ¿Por qué el trabajo ha sido un eje articulador y articulante de las organizaciones de niños y niñas en nuestro continente y en el mundo? ¿Cuál es la relación entre trabajo y ejercicio de la ciudadanía en los niños y niñas? ¿Cuál es el significado teórico y simbólico del protagonismo de la niñez y adolescencia? ¿Como cualificamos la participación de la niñez y adolescencia?
Estas y otras preguntas encuentran respuestas lo largo del texto de Cristiano Morsolin que convino su calidad intelectual, comprensión teórica y calidad humana para poner en el mismo sitio sin distinción, los grandes aportes de teóricos como Moscovichi y las palabras de niños, niñas y adolescentes trabajadores que relatan su experiencia, como relatan sus aspiraciones, como relatan sus sueños, como relatan la esperanza que no sólo es de ellos y ellas, es de la humanidad”, concluye Emma Estrada.
La agencia FIDES del Vaticano ha difundido una nota en 6 idiomas a nivel mundial, destacando que entre los ejemplos citados por el estudio, se recuerda la iniciativa del padre jesuita estadounidense John Halligan, que hace 46 años fundó el 'Centro del muchacho trabajador', ofreciendo una oportunidad de dignidad a 25.000 personas en casi medio siglo. Cada año, 1.200 niños que trabajan se forman a través de cursos de formación profesional en mecánica industrial, carpintería, panadería y laboratorios de estética y corte y confección para las niñas, además del acompañamiento cotidiano de unos 800 padres que ayudan en el comedor y en el trabajo de voluntariado dominical para ayudar a construir la casa de varias familias que migran desde los Andes a la ciudad. Los resultados son satisfactorios teniendo en cuenta que el 42% de los niños que ingresan en el Centro no ha terminado la escuela primaria, el 85% termina la educación primaria o secundaria, una vez que entran en los cursos de formación, el 64% ha continuado estudiando después de terminar la formación en el Centro.
En la misma línea de lucha contra la explotación y de promoción de los derechos, pero también de la valoración de la identidad y la subjetividad de los jóvenes trabajadores, emerge el proyecto Salesiano que ha cumplido 30 años de historia, acompañando el crecimiento de unos 8.000 niños y adolescentes cada año. En el contexto de los campesinos de Ambato el proyecto salesiano dirige una grande granja como espacio educativo, educando también a los padres a no maltratar a sus hijos. En la metrópolis industrial de Guayaquil, el proyecto está dirigido especialmente a los niños de la calle, a la prevención y gestión de la toxicodependencia, mientras que en ciudades como Esmeraldas, predomina el problema de los niños afrodescendientes, con un gran compromiso por parte del Obispo Mons. Eugenio Arellano por la integración de las pandillas, bandas juveniles en el tejido social. En las grandes ciudades como Cuenca, es muy grande la experiencia en organización de centros de acogida como una alternativa a la calle, de talleres de formación con ayuda de la Universidad Salesiana, del teatro en la calle y de marchas para sensibilizar a la sociedad sobre el derecho de los muchachos a un trabajo en condiciones dignas, como lo reconoce la nueva Constitución de Bolivia, que en el artículo 61 permite el trabajo de niños y niñas y adolescentes en el ámbito familiar y rural.
Cristiano Morsolin, trabajador social italiano y operador de redes internacionales para la defensa de los derechos de los niños, niñas y adolescencia. Trabaja en Latinoamérica desde 2001. Co-fundador del Observatorio sobre Latinoamérica SELVAS.

No hay comentarios:

Publicar un comentario