miércoles, 10 de marzo de 2010

Muchos son los perdones que aún le faltan por pedir…

María Teresa Jardí La PorEsto 9 Marzo 2010

La jerarquía de la Iglesia Católica, que supone eterna a esa Iglesia, desde siempre ha apostado al tiempo como el aliado a desvanecer sus canalladas, que al final son lo que va quedando, como eterno, de ella.
Nada tiene de extraño que como elemento de la CIA se haya manejado, frente a una de sus muchas familias, Marcial Maciel. Seguramente de la CIA fue Maciel e incluso a lo mejor a la CIA se le ocurrió la creación de “La Legión” para contrarrestar a la Iglesia seguidora de las enseñanzas de Cristo, que unida a las mejores causas la represión sufre y ha sufrido a lo largo y ancho del planeta.
Muchos perdones le faltan por pedir a la Iglesia Católica protectora de pederastas y la que a los asesinos bendice, perdonando de antemano sus crímenes.
Perdón, por el impresentable aliado de los nazis, también, Eugenio Pacelli, quien asumió su terrible papado como Pío XII. Perdón por haber bendecido los aviones, enviados --por los fascistas: Hitler y Mussolini, hoy defenestrados por sus crímenes-- a bombardear a los republicanos españoles que combatían en España contra el levantamiento de Franco, otro fascista.
Perdón por Pío XII, sí, debe pedir perdón el Papa, hermano de otro pederasta, dato probablemente filtrado por la CIA para evitar que Ratzinger desaparezca a “La Legión” de millonarios.
Perdón por Pío XII debe pedir la Iglesia Católica antes de ser solamente una más de entre las muchas sectas, que también son creación malévola de la CIA para cumplir con la labor de destrucción de tejido social en las comunidades indígenas primero y ahora en incluso asentadas en todas las ciudades del mundo.
Perdón por Pío XII bendiciendo aviones que iban a bombardear a la República Española. Perdón por asesinar y destruir a los que a la República --votada por los españoles como forma democrática de gobierno elegida-- defendían.
A asesinar, bendecidos antes por Pacelli, en su actuación de Papa Pío XII, a los que defendían, convencidos, de que la República era la forma democrática de vida que la historia ha demostrado que con todos sus bemoles es siempre menos mala que la dictadura tan del gusto de la Iglesia Católica.
Muchos son los perdones que aún le faltan por pedir a la Iglesia Católica y más valdría que empezara a hacerlo antes de verse convertida en una más de las sectas que la CIA impulsa como parte del control que el imperio quiere tener sobre el mundo en aras de continuar con la imposición de un sistema fracasado para cobijar a las mayorías y destructor de la naturaleza en beneficio de un puñado de transnacionales mafiosas a las que Cristo también combatiría.
En fin, como el tema obligado es el de los Oscares y no porque tengan mayor importancia esos reconocimientos, que son, como los Nobel, políticos, baste el Príncipe de Asturias entregado a la OMS en el momento en que se hacía público su apoyo a los laboratorios transnacionales con exceso de vacunas que se inventaron una pandemia que a México, con un usurpador ad hoc, unos cuantos escalones más nos bajó por lo que a la miseria de millones toca. Les copio un párrafo, escrito por Patricia Fortino, escrito antes de la entrega, por cierto, de esos premios.
“… Una obra bellísima del gran Campanella. Con actores que se han destacado en la interpretación de los personajes, tan nuestros, tan auténticos, tan sentimentalmente vinculados con el ser argentino…Subimos al podio de los ganadores. Pasamos a ser la ‘Mejor Película Extranjera’ que la Academia eligió. Ese 8 de marzo de 2010 será una fecha memorable para el cine argentino. Todos estaremos muy felices de haber obtenido el premio. Aquellos colgados que aún no vieron la película se verán arrojados a hacerlo… No es un mundial de fútbol, pero… el Oscar tiene lo suyo”.

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