domingo, 7 de marzo de 2010

La democracia no crece ni decrece

Juan Apolo Durán Castillo PorEsto 06 de marzo de 2010

La democracia es la doctrina que señala con claridad que la organización estructural, reglamentaria y política debe ser el resultado de la voluntad del pueblo manifestado por alguna vía que resulte confiable. Nuestra Constitución Política agrega que debe ser “un sistema de vida fundado en el constante crecimiento económico, social y cultural del pueblo”.
La democracia, que es un todo en el ejercicio y ejecución ciudadana para elegir a sus representantes, debe ser respetada y cualquier acto en contrario que la mutile o la halla mutilado, por ese solo hecho deja serlo, porque contraviene lo fundamental, suscitando un malestar general y desapego al cumplimiento y desprecio a los que la violan.
Es por eso que la democracia no puede ser otorgada por partes, pedazos o migajas con miras de la esperanza que algún día sea completa como escuchamos durante todo el día en un bombardeo enfermizo, ofendiendo la inteligencia del pueblo, pero que a la larga resulta un jugoso negocio porque esos mensajes son pagados con dinero que salen de los bolsillos de los ciudadanos porque es una cuantiosa parte de nuestros impuestos.
Dicho de otro modo y de frente, la democracia no crece ni decrece. Es el acto abstracto en su connotación, pero objetivo en su ejecución en donde debe ser el resultado de la voluntad de las mayorías que respetada se traduce en un gobierno que debe conducir al conglomerado hacia metas extraídas de la voluntad popular, en bien del pueblo mismo.
El simple hecho de salir a votar para que la democracia crezca es una falacia o un mensaje subliminal para justificar gobiernos surgidos de la antidemocracia. La presencia de multitud de ciudadanos en las urnas es importante para construir la democracia, pero para que sea completa se tiene que respetar esa voluntad popular y así creceremos.

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