viernes, 22 de enero de 2010

Monopolio bendito

Empresa
PorEsto 2010-01-22
Por Alberto Barranco Chavarría


*Monopolio bendito
*Privatización gratuita
*Cofetel en la mira
Aunque las señales indican que se está ya rajando de la aparente dureza con que venía la iniciativa, resulta absurdo, por emplear un calificativo, que el presidente Felipe Calderón anuncie un combate frontal a los monopolios y su gobierno cobije uno más.
Como usted sabe, la semana pasada el secretario de Comunicaciones y Transportes, Juan Molinar Horcasitas, abrió la posibilidad de una fusión entre Aeroméxico y Mexicana de Aviación para crear lo que calificó de “línea aérea insignia del país”, por más que la primera es reconocida como tal.
De concretarse ésta, el resultante tendría el 72 por ciento del mercado interno, es decir de cada 10 vuelos locales, siete despegarían con su bandera, lo que colocaría de rodillas al resto de la competencia.
Monopolio, pues, con la bendición oficial.
Se diría, entonces, que en la mentalidad obtusa de los técnicos al servicio del gobierno, el país podría convivir con monopolios “buenos”, lanzando toda la furia contra los “malos”, representados, naturalmente, por el magnate Carlos Slim. De Televisa, ni hablar.
Ahora que la integración de las líneas aéreas más antiguas del país y sus correspondientes anexas, es decir Aeroméxico Connect, Click y demás etcéteras, sería la pantalla para el segundo acto: abrir los cielos a la competencia internacional, es decir permitir operaciones de cabotaje de las líneas aéreas de Estados Unidos y cuantos países se sumen a la aventura.
Estamos hablando de vuelos internos.
El monopolio, bajo las siglas de Aeroméxico, es decir el grupo selecto de accionistas de Banamex que adquirió a la empresa, cuyo común denominador es su apoyo económico a la campaña política del Presidente de la República, pues, justificaría el nuevo escenario, ofreciéndose una coartada para el bombardeo al resto de las firmas en la pelea, es decir Interjet, Volaris, Viva Airbus, Aviacsa…
La acción se sumaría a los festejos por los 200 años del inicio de la lucha por la independencia de México, y de pasadita los 100 años de aviación en el país.
En remedo de la hazaña de Alberto Braniff en los campos de Balbuena, el ocho de enero de 1910, logrando volar medio kilómetro a una altura de 25 metros, despegarían ahora colosales aviones bajo la bandera de las barras y las estrellas.
“¡Viva Villa”, se gritaría en Columbus.
Por lo pronto, empero, la Comisión Federal de Competencia podría jugar el papel de aguafiestas, dada su obstinación en mantener en alto una resolución que impidió en su momento la fusión de las aerolíneas.
La resolución cerró el paso a la venta conjunta de éstas por parte del Instituto para la Protección del Ahorro Bancario, bajo el alegato de aplastar a la competencia.
Ahora que en los bandazos de los gobiernos panistas, resulta que el anterior dio luz verde al surgimiento de un puñado de líneas aéreas de bajo costo, cuyo impulso permitió abrir el escenario a un segmento de la población que jamás había volado, mientras el actual les corta las alas.
De hecho, las nuevas firmas en el mercado ganaron terreno al ampliar la base de usuarios, más que al arrebatarle segmentos a Mexicana y Aeroméxico.
Y aunque en mayo pasado, cuando la absurda puesta en escena del gobierno para sembrar el pánico internacional ante la epidemia de influenza AH1N1, colocó en jaque a la industria, a punto de augurar los expertos que sólo dos líneas aéreas de bajo costo sobrevivirían, en paralelo a Aeroméxico o Mexicana, la vuelta brusca de timón llega cuando se estaban recuperando.
De hecho, Interjet alcanzó una ganancia de cuatro por ciento en relación a sus resultados del 2008, en tanto Volaris, confrontados sus estados financieros con el USA GAAP, también logró un margen mínimo de rendimiento.
Ahora que, frente a los argumentos de que existe plena competencia en vuelos internos, lo cierto es que en los últimos años ha desaparecido la mitad de las empresas que estaban en la pelea, entre ellas Líneas Aéreas Azteca y Aerocalifornia.
Por lo pronto, aunque el presidente Felipe Calderón ha demorado la entrega formal de la iniciativa de reforma a la Ley Federal de Competencia Económica que podría permitir cárcel para los infractores, en paralelo a multas equivalentes al 10 por ciento de las ventas anuales de las acusadas, la gran pregunta es cómo podría convivir ésta con un monopolio aéreo.
¿Qué más nos falta aún por ver en un gobierno sin brújula?

Balance General

A solicitud de un grupo de legisladores priístas, perredistas y petistas, la Cámara de Diputados analiza la posibilidad de interponer una Controversia Constitucional ante la Suprema Corte, cuya manzana de la discordia es una resolución marcada con la clave 250-2009 de la Comisión Reguladora de Energía, en la que, según ello, se reglamentan algunos capítulos de la reforma energética aprobada por el Congreso.
El problema es que el documento se salta las trancas al interpretar el nuevo escenario.
De entrada, se permite a empresas multinacionales participar en la extracción del petróleo, a contrapelo del artículo 27 de la Constitución.
Más allá, se le entrega la infraestructura de Pemex y la Comisión Federal de Electricidad para almacenamiento de gas LP o natural a firmas privadas, lo que abre la puerta a negocios redondos sin inversión alguna al calce.

Van sobre Cofetel

Colocada en la mesa una evaluación realizada por un grupo de expertos convocados por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias, en la que se deja mal paradas a la Comisión Reguladora de Energía y a la Comisión Federal de Telecomunicaciones, la cúpula empresarial está solicitando la revisión de las leyes que las sustentan, para garantizar su factibilidad.
De acuerdo con el ejercicio, las instancias de regulación no tienen una sólida base jurídica, lo que abre una rendija a la judicialización de sus resoluciones, con la novedad de que los procedimientos se anulan bajo el alegato de inconstitucionalidad sin meterse al fondo del asunto.
Qué importa, pues, si los organismos tienen o no razón, cuando sus dictámenes se cimentaron sobre chicle.

Desdén a Ortiz

Cosas de la vida: una semana después de decretarse su salida del Banco de México, el ex gobernador de éste, Guillermo Ortiz, acudió a cenar a un restaurante de lujo en compañía de su familia, y se encontró a la salida con un numeroso grupo de directivos de Televisa, encabezado por su presidente, Emilio Azcárraga Jean.
El ex funcionario fue a saludarlos… recibiendo un frío “buenas noches” por parte de algunos de los presentes, ninguno de los cuales se puso en pie.
La estampa la recogió el resto de los comensales.

albertobach@yahoo.com.mx;barrancoalberto@prodigy.net.mx

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