martes, 23 de febrero de 2010

¡Rendición de cuentas!

¡Rendición de cuentas!
JUAN AGUILERA AZPEITIA a.m.com.mx 21 Febrero 2010


Últimamente se ha utilizado mucho, por parte de los políticos la frase “rendición de cuentas”.
Sirve la expresión para condimentar declaraciones y discursos. Con ello le dan “sabor al caldo” para que quienes los escuchamos estemos en la creencia que ahora sí las cosas de la honestidad van en serio.
¿Será verdad tanta belleza?
No es creíble, porque además la idea está incompleta ya que resulta simplemente como un estribillo que se repite; por cierto también desde el Gobierno Federal hasta los de los municipales pasado por los de los Estados.
Crédulos que somos los mexicanos al escuchar semejantes palabras suponemos que ahora sí va a ser bien manejado el dinero que llega a la administración pública; que por cierto, son los pesos de usted y míos, querido lector, ya que somos causantes o contribuyentes cautivos.
¿Empero, qué le falta a la expresión que hemos referido?
Lo que le debiera seguir es la penalización a quienes obran mal desde el poder.
Está claro que no existen propiamente dichas las sanciones para cuantos abusan en su beneficio del poder, únicamente se trata de señalamientos y ya.
Veamos un simple ejemplo:
El Responsable de la Auditoría Superior de la Federación le entrega a la Cámara de Diputados el informe anual, digamos por caso de 150 entidades (entes), a las que fue a dar el presupuesto federal del ejercicio anteriormente examinado. Ahí se anotan omisiones, desvíos, no aplicaciones y demás atropellos al sano manejo del presupuesto público. Hay que advertir que esto es tanto como poner la realidad de la nación en un escaparate, porque van a advertir los representantes populares la honestidad o su contraparte la deshonestidad de quienes aplican esos fondos.
Si el auditor y su equipo son responsables señalarán con nombre, pelos y señales, sumas y restas las dependencias y otros entes como Universidades, Institutos y demás a donde haya ido el presupuesto. Bien.
Ahora supongamos que de ese diagnóstico en un porcentaje se encontró mal manejo y hasta corrupción.
¿Qué procede?, nada. Por lo menos por parte de la Cámara de Diputados porque no tiene más facultades que recibir y analizar dicho comunicado.
Se podrá decir que existen fórmulas, vías para fincar responsabilidades y hasta penalizar a quien o quienes obran mal. Es cierto; como también lo es que hasta ahora a nadie, al menos que se sepa, se le ha seguido un juicio del orden que resultare por su pésima conducta ni por parte de la Secretaría de la Función Pública, menos por la Cámara de Diputados que, como ya expresamos, no tiene facultades para cuestiones de esta índole.
Y a propósito: a.m. nos ilustra en su sección “Actualidad” del día de ayer que los mismo legisladores federales “incurren en irregularidades y violaciones a la Ley, al adquirir boletos de avión con una de las tarifas más caras del mercado sin comprobar que efectivamente los pasajes sean para trasladarse a sus lugares de origen”.
¿Cómo ve el asunto estimable lector?
Concluye la A.S.F. que en su revisión a la Cuenta Pública del 2008 encontró “que los contratos con las siete agencias de viaje que operan en esa Cámara han sido directos y sin revisar que sus servicios, precios y reglas de operación sean los mejores”.
¿Usted cree, lectora estimada, que los representantes populares tengan la valentía y capacidad para ser buenos jueces para comenzar poniendo orden en su casa?
Así, la verdad nos sirve a los mexicanos muy poco eso que se llama “rendición de cuentas”, Quien crea lo contrario demuéstrenoslo.

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