miércoles, 3 de marzo de 2010

Del cielo al infierno

Del cielo al infierno
Ubicada en 1993 como la número 38 entre las empresas más grandes del país, apenas debajo de firmas tradicionales como Dupont, Resistol y Xerox, la productora de aceites y lubricantes filial de Petróleos Mexicanos se cayó al tobogán a partir de su privatización parcial
Empresa Alberto Barranco El Universal 02 de marzo de 2010
Si en aquel entonces sus ventas alcanzaban 300 millones de dólares, equivalentes a 2 mil 750 millones de pesos, al año siguiente éstas bajaron a mil 471 millones, es decir, casi la mitad, con la novedad de que sus gastos de operación subieron al infinito.
Al final del día la firma que surgió a la venta del 51% de su capital a la Impulsora Jalisciense, conservando la paraestatal el porcentaje restante, reportó una pérdida de 341 millones de pesos.
El resultado convocaba al escándalo, dado que la privatización se había pactado con todas las ventajas para el socio privado: la exclusividad por 20 años para vender sus marcas en las gasolinerías de Pemex; la posibilidad de pagar en abonos la contraprestación correspondiente; el compromiso de la empresa pública de no competirle; el regalo de la marca Mex Lub; el pago de un costo simbólico, 25 millones de pesos, por las plantas…
El caso es que al año siguiente se repitió el numerito, reportándose ahora una pérdida de 122 millones, lo que colocaba a la nueva empresa, Mexicana de Lubricantes, en capilla, dado que una de las cláusulas del contrato de privatización hablaba de que si se acumulaban tres años de pérdidas la Impulsora Jalisciense perdería sus derechos de socio mayoritario.
Inexplicablemente, sin embargo, al cuarto para las 12 la firma logró enderezar el timón, reportando ahora una raquítica ganancia de 46 millones. Lo extraño del asunto es que en los estados financieros se anotaba un renglón designado simplemente como “otros”, con la novedad de que cuando la empresa resintió pérdidas éste reflejaba saldos positivos, concretamente 255 millones en 1994 y 188 en 1995. Ahora que en 96, cuando se logró una ganancia, el saldo era negativo en 245 millones.
Lo inaudito del asunto es que en 1997 Mexicana de Lubricantes volvió a la senda de la derrota, con pérdidas por 102 millones… con la novedad de que el renglón “otros” siguió reflejando números rojos, alcanzando 84 millones.
En los tres años subsecuentes la empresa reportó ganancias de 11, ocho y seis millones con saldos negativos en el renglón señalado de 155, 113 y 80.
A partir de ahí ya no se publicaron estados financieros, lo que obligó a la paraestatal a plantear una larga catarata de litigios, rescindiendo de entrada los contratos de coinversión de maquila de aceites y de sus marcas; pugnando por cancelar la sociedad, y desconociendo como presidente de la empresa a Salvador Martínez Garza.
Más aún, se demandó, con base en el artículo 172 de la Ley General de Sociedades Mercantiles, a que la empresa convocara a una Asamblea General Ordinaria de accionistas para rendir cuentas.
Lo extraño del asunto es que ventilándose aún en los tribunales las querellas, Mexicana de Lubricantes está convocando, 10 años después, a una asamblea en la que según ello se plantearía repartir dividendos por los años 1998, 1999 y 2000. Imagínese usted a cualquier empresa del mundo, la que se le ocurra, acordándose 12 años después que se deben repartir las utilidades a los accionistas.
La paradoja del asunto es que la empresa no tiene utilidades. Si sumamos las pérdidas acumuladas desde 1994, éstas alcanzan 504 millones de pesos.
Más allá, la asamblea prevista para mañana pretende además de que se apruebe una nueva composición accionaria de la sociedad, ya sea que Pemex le compre su parte a la Impulsora Jalisciense, o le venda a ésta su porcentaje minoritario.
De optarse por el primer camino, la pretensión es que la paraestatal le compre las marcas “Akron” y “Mexicana de Lubricantes”, a contrapelo de una cláusula del contrato que estipula que cualquier marca que utilice la firma de capital mixto sería propiedad de Pemex.
Por lo pronto, sea cual fuere el precio que pague Pemex por recuperar su condición de mayoritario (Mex Lub pretende mil 500 millones de pesos), ésta saldría perdiendo, dado que la empresa arrastraba hasta el año 2000 un pasivo equivalente a 343.8, millones de Udis, cuyo plazo de amortización vence en el 2012, con un periodo de gracia de 12 años.
La pregunta es si la empresa pública aceptaría el borrón y cuenta nueva que se plantea, olvidándose de 16 años de agravios, pérdidas, ocultamiento de información, engaños… y malos manejos.
¿Se olvidaron las acusaciones de administración fraudulenta?
Total, ¿qué tanto es tantito más en el infame saqueo a la empresa pública a quién se ubica como propiedad del país?
Balance General
Aplazado 24 horas el fallo sin explicación alguna, finalmente, como le anticipamos en este espacio, el ISSSTE le entregó un contrato para construir y operar una red privada interna de telecomunicaciones a la empresa Bestel, filial de Televisa.
La concesión se operará bajo la razón social Operbe.
Diseñadas las bases de licitación como traje a la medida de la operadora de telefonía de la firma de Emilio Azcárraga; más aún, modificadas arbitrariamente éstas en una junta de aclaraciones con las firmas interesadas, la propuesta técnica de Bestel fue aprobada al ciento por ciento.
A su vez la planteada por Teléfonos de México fue descalificada, al no cumplir requisitos que sólo cabían en el entorno de su rival.
Telmex, como le informamos en su momento, operaba una red similar con un contrato a tres años, que venció el domingo pasado.
Qué importa si la oferta de ésta resultó 25.19 por ciento más barata que la planteada por Bestel: Mil 600 millones contra dos mil 80.
Crónica, pues, de un contrato adjudicado de antemano.
Lo demás fue sólo farsa.
Se cubrió SCT
Finalmente, como lo dictaba la lógica, la ética y aún la estética, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes cerró una de las grietas que colocaba en desventaja a los participantes en la licitación para el espectro radioeléctrico en las bandas 2.7 y 2.9 gigahertz para telefonía móvil, al renovar concesiones pendientes de las firmas Telcel, Telefónica y Iusacell, con la novedad de que el plazo de vencimiento se alargará 15 años, no los 20 esperados.
Como usted sabe, las firmas se enfrentaban a la posibilidad de quedar como el perro de las dos tortas al impedírseles pelear por más espectro al tener una fuerte acumulación previa, sin certeza de que ésta se mantuviera, es decir, que las concesiones se refrendaran.
Con el movimiento queda sin efecto el amparo solicitado por Iusacell.
Hotel Las Alcobas
A contrapelo del estiaje de inversiones en el país, acaba de abrirse en Polanco un nuevo hotel bajo la razón social “Las Alcobas”, cuya oferta de 35 habitaciones apunta a ofrecer un servicio personalizado en el que los huéspedes se consideran “invitados”.
El espacio permitirá la reapertura del restaurante “Águila o Sol”, ahora bajo el nombre de “Dulce Patria y Barroco”. A su operación total el hotel ofrecerá 150 empleos directos.
La inversión la realiza Samuel Leizoreck.

No hay comentarios:

Publicar un comentario