miércoles, 20 de enero de 2010

¿Cuál globalización?

¿Cuál globalización?
Rogelio Ramírez de la O El Universal 20 de enero de 2010


Aunque muchos analistas y funcionarios no se dan aún cuenta, la globalización está en una retracción y con la crisis actual, el alto desempleo y el exceso de capacidad de producción, su retroceso cobra fuerza. Los gobiernos que serán exitosos en este nuevo ciclo económico son los que toman medidas para defender su producción y empleo y no los que siguen liberalizando como si estuviéramos en los 1990.
El fracaso de la ronda de Doha para seguir liberalizando el comercio mundial; las restricciones al flujo de capitales por Brasil; la compra masiva de deuda gubernamental por los bancos centrales de Inglaterra y Estados Unidos; y la creciente intervención gubernamental en el sector financiero son sólo unas cuantas muestras del debilitamiento de la fe global.
Hay un problema aun más interesante. La manera idónea en la globalización para superar la crisis actual es que los países con mayor déficit (Estados Unidos) ahorren y exporten más y aquellos con mayor superávit (China) gasten e importen más.
Que la globalización encontró una muralla está claro en dos hechos que además muestran su contradicción con la realidad. Uno, China exige que Estados Unidos reduzca sus déficit para que el dólar no pierda valor y así las inversiones chinas en bonos estadounidenses no peligren. El otro, que ni siquiera está dispuesto a dejar que su moneda flote en el mercado y se revalúe contra el dólar. Con ello impide que Estados Unidos reduzca su déficit, excepto contra otros países.
Esto no va a acabar bien. La deuda externa de Estados Unidos se triplicó en un solo año a 3.5 billones de dólares (35% del PIB) y va a seguir aumentando por los altos déficit proyectados. Sólo podrían reducirla si restringen su gasto o incrementan los impuestos, lo que los sumiría en una nueva recesión o estancamiento. Estados Unidos no dará gusto a China.
China tampoco dará gusto al resto del mundo. Evitó una recesión con un aumento de gasto público de emergencia por 585 mil millones de dólares y masivo aumento de crédito. Pero el gasto se dedicó a invertir más en activos fijos y muy poco a consumo.
El sesgo de su economía hacia la inversión es patente, al haber aumentado durante lo que va de esta década en 8 puntos porcentuales del PIB, cuando redujo el consumo en 11 puntos. Así, hoy el 80% de su Producto Interno Bruto es inversión y exportaciones. Simplemente China espera que el resto del mundo recupere su consumo para seguir vendiéndoles sus productos. Para eso mantiene su moneda pegada al dólar. Sus exportaciones se recuperarán a costa de las exportaciones de otros países, incluido a México.
Otros ejemplos están en Europa. Siendo Grecia miembro del euro, sus socios le dicen que no lo van a rescatar de su crisis de deuda. Cuando en México se proponía la adopción del dólar como moneda se decía que no presentaba problema de viabilidad, porque sería como California y Texas con una misma moneda. Hoy Grecia demuestra lo contrario. Irlanda que fue otro país utilizado como ejemplo para México, también está en aprietos, aun con el euro. E incluso España tiene problemas.
La globalización no acabará, pero no sabemos hasta dónde retroceda. Los países pequeños que más abrieron unilateralmente sus economías, como Irlanda, Islandia, Grecia, Latvia, Estonia y otros, son los que están y seguirán más golpeados. Los que más condicionaron su apertura y sólo la hicieron parcialmente (Brasil, Rusia India y China, conocidos como “brics”) son los que están hoy de moda para los inversionistas internacionales.
rograo@gmail.com
Analista económico

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