miércoles, 20 de enero de 2010

Malestar ante el intervencionismo norteamericano
PorEsto 2010-01-20

Ante las fuertes críticas de ministros franceses por la actitud de EU en la crisis haitiana, el presidente Sarkozy intenta minimizar las tensiones diplomáticas y afirma que su gobierno y el de Obama trabajan coordinadamente/ El intervencionismo norteamericano, una constante desde el surgimiento de la Nación haitiana
PARIS, Francia, 19 de enero (AFP/DPA) - Francia estaba el martes a la defensiva frente al impresionante despliegue de Estados Unidos en Haití, pues además de coordinar las tareas de rescate Washington propuso a Brasil y Canadá dirigir la cooperación internacional para reconstruir esa ex colonia francesa arrasada por un sismo.
Tras la difusión de un comunicado de la presidencia francesa, el presidente francés Nicolas Sarkozy insistió desde la isla de la Reunión, territorio francés en el océano Indico, en que Francia y Estados Unidos trabajan en “estrecha coordinación” para ayudar a los haitianos.
El ejecutivo francés salió así al cruce de declaraciones de varios responsables del gobierno francés que evidenciaron cierto resquemor ante la magnitud del dispositivo ordenado por la Casa Blanca en Haití.
El secretario de Estado francés para Asuntos Europeos, Pierre Lellouche, descartó que Francia se sienta excluida y atribuyó a un olvido de Obama el no haber mencionado a Francia. “Tiene esa tendencia (...), no estoy bromeando”, dijo ese responsable francés.
“Hoy enfrentamos juntos la emergencia humanitaria. Mañana juntos deberemos movilizar a la comunidad internacional para responder a las necesidades inmensas de reconstrucción de ese país mártir”, sostuvo Sarkozy.
Señal del malestar provocado por el dispositivo estadounidense fueron las declaraciones que a su regreso de Haití hizo el secretario de Estado francés de Cooperación, Alain Joyandet, al entender que el Consejo de Seguridad de la ONU debía “definir” el papel de Estados Unidos en Haití.
“Se trata de ayudar a Haití, no de ocupar Haití”, sostuvo Joyandet, que en Puerto Príncipe dijo haber protestado oficialmente ante Estados Unidos para que permitieran el aterrizaje de un avión francés con hospital móvil a bordo.
Pero la cancillería francesa negó haber presentado una protesta formal.

Siglos de intervencionismo de EU en el pauperizado Haití

Y es que la movilización masiva estadounidense de ayuda a Haití es el episodio más reciente de una larga y complicada relación de la superpotencia con la nación caribeña, caracterizada tanto por intervenciones militares para restaurar la ley y el orden, como por el apoyo a dictadores en tiempos de la guerra fría.
Desde que Haití siguiera en 1804 el ejemplo estadounidense y se convirtiera en el segundo territorio americano en liberarse del yugo colonial europeo, Washington ha considerado al Estado caribeño como parte de su esfera de influencia.
La presencia estadounidense en Haití se remonta a mediados del siglo XIX. Pese a que Estados Unidos no reconocía entonces diplomáticamente al país, al temer un ataque tras la revuelta de esclavos liberados del yugo francés, buques de guerra estadounidenses patrullaban el Caribe para garantizar el libre comercio.
En plena guerra civil norteamericana, que puso fin al comercio de esclavos en el país, Washington reconoció en 1862 la soberanía y el gobierno de Haití y marcó así el inicio verdadero de un papel estadounidense en la vida cotidiana haitiana, que se prolonga hasta la actualidad.
El Estado caribeño fue gobernado tras su independencia y hasta 1915 por más de 70 dictadores, en la mayoría de los casos de forma brutal.
Cuando Haití se hundía en el caos, el presidente norteamericano Woodrow Wilson ordenó en 1915 la ocupación del país, que se prolongó hasta 1934.
Cuando Estados Unidos se retiró, Haití se encontraba en mejor situación que nunca, pero en 1957 comenzó el ascenso de Francois Duvalier, que gobernó como un dictador. Se autoproclamó presidente vitalicio y tras su muerte en 1971 heredó el poder su hijo Jean-Claude Duvalier. Estados Unidos apoyó a ambos dictadores por miedo de que Haití, sin la ayuda norteamericana, cayera bajo la influencia de la Unión Soviética.
Cuando Duvalier fue expulsado del poder en 1986, el país elaboró una Constitución y planeó elecciones.
El positivo desarrollo no puso sin embargo fin al caos: las elecciones fueron anuladas por la irrupción de disturbios y sólo en 1990 pudo elegirse a un presidente en las primeras elecciones libres del país: Jean-Bertrand Aristide.
El nuevo mandatario puso en marcha reformas impopulares para los militares y en un año fue expulsado del poder. Cuando se agudizó la crisis política, miles de haitianos huyeron en barco, casi siempre a Estados Unidos.
En 1994 la crisis de refugiados empeoró tanto, que el presidente Clinton tuvo que actuar: amenazó al régimen militar con una invasión estadounidense de envergadura. Entonces la Junta militar renunció y Aristide regresó, mientras las tropas estadounidenses llegaron al país para restaurar la ley y el orden.
En 2000 ganó las elecciones, pero la extendida corrupción provocó una violenta insurgencia que siguió extendiendo el caos. En 2004 el gobierno de George W. Bush le forzó a dejar el país. Ese mismo año murieron miles de haitianos en tormentas tropicales y una serie de catástrofes naturales que culminaron con el devastador sismo de 7.0 grados Richter de la semana pasada.

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