jueves, 4 de marzo de 2010

El costo del pragmatismo

El costo del pragmatismo
Mauricio Merino El Universal 03 de marzo de 2010


Era previsible que las críticas al pragmatismo excesivo de la dirigencia del PAN se convirtieran, tarde o temprano, en un reproche directo a la estrategia política del Presidente. Pero lo que hemos visto en los últimos días revela que la censura más importante es la que está emergiendo de las propias filas de ese partido, pues sus propios correligionarios están poniendo en tela de juicio la autoridad moral del líder. La disputa que estamos viendo ya no viene sólo de opositores y adversarios, sino de la gente de su casa.
Eso suele ocurrirles a los maquiavélicos: una vez que los medios dejan de importarles, pierden también los fines. Y en este caso el daño puede ser mucho mayor, porque entre esos propósitos debía estar una exitosa conclusión del sexenio para todo México y no sólo para las cuentas políticas del PAN. Pero hasta donde hemos visto, el pragmatismo que parece estar guiando las decisiones de Los Pinos y de la dirigencia panista podría ir en contra de ambos objetivos. De un lado, porque estaría añadiendo nuevos motivos de encono y de malas artes a la contienda del 2012, y de otro, porque cualquier derrota tras las alianzas contrahechas será inevitablemente leída, por los propios panistas, como la prueba de un pésimo negocio.
Se ha dicho que el primer costo ya fue parcialmente pagado por la renuncia de Fernando Gómez Mont a su militancia de partido, y que a despecho de las sinrazones que hubiera en el pacto celebrado entre ese funcionario y el PRI, el primero honró su palabra —mientras el Presidente lo abandonó a su suerte— y respondió por ella para mantener la interlocución indispensable entre poderes y partidos. Pero aunque así fuera, cuesta trabajo seguir esa lógica completa, pues apenas es necesario aclarar que Gómez Mont no está por encima de las decisiones que toma su jefe. Y aun cuando haya ganado autoridad moral ante sus adversarios, no podría transferirla al Presidente.
De modo que se ha construido un círculo viciado, en el que el secretario de Gobernación ha salvado el honor a costa del partido en el que actuaba, mientras que el Presidente ha quedado atrapado entre sus contradicciones: aliado con la oposición que le ha sido desleal, distanciado del partido que necesitaba para concluir sus reformas exitosamente (a pesar de todo), y en entredicho con su propio ideario. Nadie sabe a ciencia cierta cuál será la jugada siguiente, pero el pragmatismo de las decisiones tomadas ya ha mostrado que en esta guerra todo está valiendo, con tal de no entregar Los Pinos.
Pero no todo se puede. Y de ahí el riesgo enorme que está corriendo el panismo pragmático de Calderón, aun ante la eventualidad de ganar los comicios locales en los que competirá con candidatos le son ajenos. Si su candidato al gobierno de Durango, José Rosas Aispuro, ya había despertado todas las dudas debido a su larga militancia política en el partido al que ahora quiere derrotar, la candidatura de Miguel Ángel Yunes Linares para el estado de Veracruz es aún peor. No sólo porque antes de convertirse en funcionario del gobierno de Calderón fue priísta de toda la vida, sino porque todo parece indicar que su conversión no obedeció tanto a la lealtad hacia el Presidente cuanto a su pertenencia al grupo político de Elba Esther Gordillo, como lo ha denunciado públicamente Manuel Espino. De modo que si ese candidato ganara, nadie creería que ha triunfado el panismo veracruzano o el presidente, y ni siquiera el propio Miguel Ángel Yunes, sino que sería otro triunfo de La Maestra (cuya mayúscula sigue creciendo conforme avanza el sexenio).
Es difícil pensar que el Presidente pueda ganar algo sólido con estos enredos. En cambio, es evidente que apenas planteada esa estrategia pragmática se le han venido encima todas las dudas y los reproches sobre las decisiones ya tomadas, incluyendo la triste súplica de los panistas de Sinaloa para no postular a Mario López Valdez, que recuerda los momentos más verticales y autoritarios del régimen que el PAN se propuso sacar para siempre de Los Pinos.
Dudo, por último, que todos estos movimientos equivalgan al costo que el presidente debe pagar por conseguir los votos necesarios para producir las reformas que le ha planteado al país. Si así fuera, el desencuentro entre la secretaría de Gobernación y la dirigencia panista no habría ocurrido nunca. Me temo, más bien, que se trata de decisiones tomadas sobre la marcha y al calor de las circunstancias. Un pragmatismo sin mayor cálculo de largo plazo, que prefiere pájaro en mano que ciento volando —aunque ese pájaro siga volando.
Profesor investigador del CIDE

Comentarios
Luisperez66 2010-03-03|12:18 puebla

Desde cuando a las "copas" se les conoce como "circunstancias";.


jam44dd 2010-03-03|11:06 Cancun

Yo no se a usted sr. Merino pero las componendas en lo oscurito entre Gómez Mont, Calderón y los priístas para incrementar impuestos a cambio de no permitir alianzas entre partidos se me hace mas que pragmatismo una desvergüenza.


ARTUZZ 2010-03-03|07:34 CULIACAN

GUSTAN TAMBIEN DECIR: "LADRAN SANCHO...Y ESTAN LADRANDO"


ARTUZZ 2010-03-03|07:28 CULIACAN

ESTAN VIENDO QUE SU CASA SE DERRUMBA Y LOS QUE HICIERON DEL PRAGMATISMO UN DOGMA, GRITAN: "NOS TIENEN MIEDO".

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