viernes, 2 de abril de 2010

Cinco poetas

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David Huerta El Universal 31 Marzo 2010

El pasado jueves 18 de marzo, muy temprano en la noche, hubo en el centro cultural Casa del Poeta “Ramón López Velarde” (avenida Álvaro Obregón número 73, en la colonia Roma) una lectura pública de poesía mexicana realmente memorable.

Por una vez, los poetas depusieron su proverbial vanidad y leyeron poemas de otros: en este caso, de cinco poetas a quienes no hay más remedio que llamar “autores líricos de la batalla pasada”. Los lectores fueron, en estricto orden alfabético: H. Bravo, S. Gallardo, D. Huerta, E. Hurtado y Ó. de Pablo. Los poetas convocados fueron los siguientes: Salvador Díaz Mirón, Manuel José Othón, Manuel Gutiérrez Nájera, Amado Nervo y Enrique González Martínez. Como se puede advertir sin la menor dificultad, para decirlo con total franqueza, poetas de los que ya nadie se acuerda.
No sería justo ni verdadero afirmar que quedó de manifiesto la actualidad o la vigencia de los poemas leídos. No: los cinco evocados o convocados son poetas de su tiempo, de su época, y pedirles otra cosa -por ejemplo: una sorprendente contemporaneidad con nosotros, o una extraña modernidad- sería contranatural. El gran interés de los asistentes a esa lectura y la intensidad con la cual escucharon la lectura de poemas “viejos” son los rasgos que vale la pena destacar de esa velada: sin ser del siglo XXI, cosa imposible, esos poemas de hace un siglo o más tienen todavía algo qué decirnos. ¿Cómo no habría de ser así?
Los cinco poetas leídos vivieron y prosperaron en el siglo XIX y en parte del siglo XX. Sus destinos, sus vidas, sus escrituras son diferentes; pero se parecen en formar parte, indudablemente, de lo mejor de la cultura poética de México. Uno de ellos, por lo menos, tuvo una celebridad enorme y aun de alcances internacionales: Amado Nervo. Otro, por un poema chocante (“Mamá, soy Paquito”), goza del favor de los declamadores cursis: Salvador Díaz Mirón. Un tercero, Gutiérrez Nájera, se ha visto continuamente representado en las antologías por un poema que no es lo más distintivo de su obra: “La Duquesa Job”. Othón, por su parte, nunca ha alcanzado el lugar que sin duda merece como uno de los más grandes poetas de nuestro país. En cuanto a González Martínez, se ha visto reducido a liquidador o enemigo del modernismo dariano entre nosotros; pero era mucho más: un poeta de veras interesante, diestro y a menudo luminoso.
Esta lectura ha sido la primera de otras que al paso de los meses de 2010 tendrán lugar en la Casa del Poeta. Los organizadores han querido verlo como una especie de “antología viva” de la poesía mexicana moderna. No una antología en forma de libro; sino un florilegio desplegado en voz de poetas de nuestros días, en estas ocasiones en el papel de seleccionadores de lo mejor de nuestra más reciente tradición.
Si estos poemas tan sagazmente seleccionados se publicaran en un futuro próximo en forma de libro, mejor aún. ¿Alguien se anima?

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