viernes, 2 de abril de 2010

¿Quemar ropa incautada?

HTML clipboard
Editorial El Universal 31 Marzo 2010

No hay duda: importar ropa “pirata” es un delito que atenta contra la industria textil mexicana y sus trabajadores. Al incautar prendas que se pretende introducir de manera ilegal al país se está acatando la ley y protegiendo los intereses comerciales y hasta de salud de los mexicanos.

Sin embargo, cuando lo incautado se destruye se incurre en un conflicto de interés social que nos debe obligar a la búsqueda de alternativas de aprovechamiento que, sin alimentar perversos círculos negros comerciales, ayuden a paliar en algo la condición de millones de compatriotas que no tienen ni siquiera para una muda de ropa en buen estado.
EL UNIVERSAL ha seguido por dos días el caso de la ropa que cae en poder del Servicio de Administración Tributaria (SAT) y que en 27 meses ha destruido 5 millones de prendas nuevas y usadas para evitar que lleguen al mercado mexicano. Los industriales del ramo se congratulan de tales acciones y presionan para su destrucción.
Se dice que por ley se deben hacer apartados de ropa para tener en casos de emergencia, pero la legislación no es precisa sobre sus condiciones de almacenamiento y distribución. Tampoco se aclara si tal excepción de reparto ha de incluir a mexicanos en condiciones de pobreza extrema o sólo a quienes han sido afectados por desastres naturales.
En todo caso, inquieta el principio de que combatir a la “piratería” está por encima del imperativo que los mexicanos más pobres tengan acceso a ropa. Es tanto como decir que si no tienen para comprar los precios de los productores nacionales, es preferible que se queden sin acceso a ella.
Ante eso no podemos quedarnos con los brazos cruzados. El dilema es moral y tiene que armonizarse con la protección de los intereses comerciales. ¿Cuales pueden ser las alternativas?
Primero, desechar las prendas que representen un riesgo para la salud, y hacerlo en condiciones no lesivas para el medio ambiente. Segundo, procesar la ropa con etiquetas pirata o materiales poco dúctiles mediante procesos industriales para separar fibras sintéticas de las naturales y reutilizar la materia prima en nuevas piezas.
Tercero, establecer qué prendas se pueden distribuir tal y como han sido decomisadas, para su reparto entre los mexicanos que de todos modos no tienen acceso al mercado formal de ropa por sus condiciones de miseria extrema. Las reglas, por supuesto, han de evitar el uso político de las mismas.
En suma, que el de la ropa incautada es un tema que debe sacar lo mejor de la inventiva social mexicana, para encontrar formas de prevenir un delito comercial ayudando a los mexicanos que lo necesitan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario