jueves, 11 de marzo de 2010

Detengan a Puri

SERGIO SARMIENTO a.m.co.mx 10 Marzo 2010

Es difícil escapar a la idea de que, como ella misma afirma, el intento por detener a Purifación Carpinteyro, la ex subsecretaria de Comunicaciones, por una supuesta revelación de secretos, tiene un propósito más político que de justicia.
No he visto pruebas que inculpen de manera convincente a Carpinteyro de haber grabado o difundido las conversaciones telefónicas que llevaron a la renuncia de Luis Téllez como Secretario de Comunicaciones el 3 de marzo de 2009. Hay en cambio una declaración pública de Ramón Alberto Garza, cuyo Reporte Índigo reveló ocho de las 10 conversaciones interceptadas, en que señala que, aunque no puede revelar sus fuentes, sí puede decir que Carpinteyro no le dio las grabaciones.
Sabemos que Carpinteyro tuvo las grabaciones en su poder. De hecho, ofreció entregárselas al presidente Calderón en una reunión en Los Pinos en la que estuvieron presentes también otros funcionarios públicos importantes, entre ellos el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont. El Presidente, al parecer temeroso de recibir grabaciones obtenidas de manera ilícita, le pidió a Purificación que las entregara a Gómez Mont. Carpinteyro dijo que las grabaciones las había recibido del presidente de la Cofetel, Héctor Osuna.
No sé si la SCT o la PGR tengan información adicional a la que se conoce públicamente para justificar la detención de Carpinteyro. Cuando se dieron a conocer las primeras grabaciones, Gerardo Sánchez Henkel, director jurídico de la SCT, presentó una denuncia formal, primero en contra de quien resultara responsable, pero después, el 17 de febrero, dos días antes de que se difundiera la última grabación, directamente en contra de Carpinteyro.
La primera grabación, aparentemente registrada en un celular que Téllez no colgó tras llamar a una mujer llamanda Diana Pando en 2006, se dio a conocer el 13 de febrero de 2009 en el programa radiofónico de Carmen Aristegui. En esta grabación Téllez bromeaba en una conversación informal con un grupo de amigos sobre otros políticos y en particular sobre Carlos Salinas de Gortari.
Más importantes fueron las grabaciones que difundió en los siguientes días la revista electrónica Reporte Índigo con conversaciones que revelaban una fuerte disputa entre el secretario Téllez y la Cofetel, así como información sobre Correos de México (que Carpinteyro había dirigido). Téllez se expresaba con desprecio de varios políticos y en particular de los panistas. El 19 de febrero se cerró el ciclo cuando el periódico Excélsior y Radio Imagen dieron a conocer otra grabación. En ésta se mostraban los esfuerzos de Téllez por enfrentar un pleito legal de la SCT con Telcel.
La acusación en contra de Carpinteyro ha estado vigente desde entonces. El tema se había desvanecido de los titulares. Quienquiera que haya dado a conocer las grabaciones, logró lo que aparentemente buscaba: la renuncia de Téllez, quien hoy es presidente de la Bolsa Mexicana de Valores. Carpinteyro escribe artículos y hace comentarios en los medios sobre las industrias de la radiodifusión y las telecomunicaciones. La orden de aprehensión en su contra, sin embargo, revive el caso que conmocionó al medio político hace un año.
El problema es que las pruebas contra Carpinteyro parecen hoy tan endebles como entonces. Esperemos que la PGR no termine siendo la nueva víctima del escándalo de las grabaciones.
Dos petroleras
Mientras la Bolsa Mexicana de Valores tuvo ayer una ligera caída, el Bovespa de Brasil subió 1.46%. La razón fue una fuerte demanda por las acciones de Petrobras. La paraestatal brasileña, efectivamente, cotiza en bolsa, lo cual le permite obtener recursos privados para su expansión. En México se mantiene una absurda prohibición a que Pemex cotice en los mercados. Pareciera que nuestros políticos quieren debilitar en lugar de fortalecer a nuestra petrolera.

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