domingo, 11 de abril de 2010

Reforma política y representación (II)

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Gabriel L. Negretto El Universal 8 de abril de 2010
 
Tanto la propuesta de reforma política del gobierno como la del PRI incluyen reducir la Cámara de Diputados de 500 a 400 legisladores. El gobierno recomienda eliminar 60 diputados de mayoría y 40 de representación proporcional. El PRI propone eliminar 100 diputados de representación proporcional. El PRD propone mantener el actual Congreso.
La propuesta del gobierno es más imparcial que la del PRI. Reducir el tamaño del Congreso recortando sólo los diputados de representación proporcional agudizaría el sesgo mayoritario que ya tiene el sistema electoral. Lo que ningún partido hace es resolver las distorsiones que se crean al elegir diputados. Si se quería reducir la cámara para mostrar ante la ciudadanía un “sacrificio” de los políticos, lo correcto hubiera sido eliminar 100 diputados de mayoría y al mismo tiempo cambiar la forma de elegir a los diputados de representación proporcional.
Una de las razones de la impopularidad de los diputados plurinominales es que el elector no vota directamente por ellos. Estos se eligen por listas muy extensas que van “a caballo” de los diputados elegidos por mayoría. Una forma de hacer más visibles a los plurinominales es permitir que el elector vote por ellos en forma separada de los uninominales. Con 40 diputados elegidos por lista es difícil que el votante tenga conocimiento de quién se postula. Para coronar estas reformas, se podría establecer que la asignación de escaños por partido se haga de acuerdo al principio de representación proporcional, en cuyo caso se podría eliminar el límite de sobrerrepresentación.
El PRD propuso una reforma más extrema, como es elegir a todos los diputados por representación proporcional, utilizando una fórmula de cociente de Hare y restos mayores para seleccionar 400 diputados en 32 circunscripciones y 100 en una lista nacional. Esto resolvería el sesgo mayoritario del sistema actual, pero crearía un sesgo minoritario que afectaría la gobernabilidad del sistema sin forzosamente mejorar la representación. La fórmula de cociente Hare y restos mayores es conocida por generar fragmentación excesiva de la competencia electoral y por permitir la proliferación de candidaturas con apoyo en reducidos grupos de votantes.
Sólo las propuestas del gobierno y del PRI coinciden en reducir la Cámara de Senadores, de 128 a 96, al eliminarse los 32 senadores de lista que se elegían por representación proporcional. Esta reforma tiene un posible efecto positivo, pues devuelve a la cámara su papel de órgano de representación territorial. Con esta modificación, la Cámara de Diputados y la de Senadores se integrarían, con base a distintos principios de representación.
Algunas de las propuestas contemplan un cambio en la forma de seleccionar senadores. El gobierno recomienda elegir tres senadores por estado por medio de una cuota de votación y un sistema de voto personalizado en el que los votos se acumulan por candidato y no por lista. Este sistema puede aumentar la pugna de candidatos dentro de un mismo partido, hace más competitiva la elección y permite la entrada de nuevas figuras políticas. La propuesta del PRI recomienda mantener el sistema actual de dos senadores electos por mayoría relativa y uno por primera minoría.
El PRD propone mantener el tamaño del Senado y elegir a los senadores por representación proporcional en dos niveles, 96 en 32 circunscripciones y otros 32 en una lista nacional. La fórmula a utilizar es la misma que para diputados. Se duplicaría así de manera innecesaria una forma de representación que ya existe en la Cámara de Diputados. Se trata de una propuesta que pone énfasis en una representación de carácter eminentemente minoritario.
Por una reforma integral y balanceada
Las propuestas de reforma presentadas omiten puntos necesarios, carecen de una visión integral sobre los componentes del sistema electoral y no siempre encuentran el balance adecuado entre los principios democráticos deseables.
No es seguro que el compromiso entre distintas propuestas lleve a una reforma más consistente. Pero, dadas las insuficiencias que cada una de las propuestas presenta, hay la posibilidad de que una negociación lograse una reforma política más integral y balanceada desde el punto de vista de los principios democráticos que debería satisfacer.
Profesor en la División de Estudios Políticos del CIDE

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