lunes, 8 de febrero de 2010

Votar, no votar o anular

Votar, no votar o anular
Luz de Lourdes Ríos El Universal 07 de febrero de 2010


En los últimos años se ha registrado una participación política de alrededor de 60% con respecto al total de los ciudadanos mexicanos. A pesar de constituir una mayoría, esto implica que alrededor de 43 millones de mexicanos no votan. Las razones para este fenómeno, tan común en nuestros días, son diversas: falta de cultura, falta de interés y por encima de todo, falta de confianza. Por si fuera poco, a los 43 millones se le pueden agregar 2 millones de votos nulos. Esto significa que apenas arriba de la mitad de la población es responsable por la elección de sus representantes, quienes son, a su vez, los encargados de tomar las decisiones más importantes para este país.

Existen bastantes argumentos para abstenerse de votar o para anular el voto. El más fuerte, observado durante las elecciones de 2009, corresponde a la falta de un referente inspirador de confianza y reflejo real de los intereses ciudadanos. Actualmente, en la política mexicana se utilizan estrategias que sólo cumplen parcialmente con las expectativas de la población. Se postula a candidatos cuya difusión a través de los medios de comunicación masiva se debe a sus relaciones personales o a sus logros deportivos, sin tomar en cuenta su nivel de preparación para el cargo. Con esto, se satisfacen las expectativas de una población sin una educación sobre lo que necesitan. De este modo, llegado el momento de la elección, la sociedad cae en el juego político y se guía no por las cualidades de un candidato, sino por su imagen.
La razón de ser del voto radica en que a través de él son expresadas las decisiones de la población. Sin embargo, el voto no cumple su función completamente cuando el representante electo no inspira confianza y no refleja los intereses públicos. A partir de ello, surgen distintas campañas que invitan a la población a anular su voto. La propuesta de estas campañas tiene como base una manifestación “en blanco”, es decir, no se oponen a votar sino a votar por candidatos en quienes no confían. El auge de este fenómeno ocurrió durante las elecciones del 5 de julio de 2009, cuando además se sugería a las personas ser creativas al momento de anular su voto.
Actualmente, la situación política en México es incierta. Sin embargo, para que un país funcione es necesaria la participación de todos los ciudadanos. No necesariamente se tiene que elegir un representante entre los que se nos presentan, simplemente hay que ejercer nuestros derechos. La mejor manera de ejercerlos es tomando una decisión, aunque esta decisión sea no elegir a ninguno de los representantes.
Estudiante de periodismo del ITESM

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