sábado, 20 de marzo de 2010

¡Claro que viene lo peor!

Guillermo Fabela Quiñones PorEsto 19 Marzo 2010
Apuntes

Como la ciudadanía es la convidada de piedra en la “fiesta” que se celebra en el país, donde lo que se oye con más claridad es el estallido de las balas, la población de Ciudad Juárez no sabe qué hacer ni a quién recurrir para que el “gobierno” de Felipe Calderón entienda que su estrategia anticrimen no es la adecuada. Ya se lo dijo la secretaria de Seguridad Interna de Estados Unidos, Janet Napolitano, y lo que ocurrió fue que el titular de Gobernación, Fernando Gómez Mont, se hinchara de “patriotismo” y descalificara lo dicho por la funcionaria estadounidense, diciendo que son declaraciones “reprobables, no aceptables y falsas”. Vamos a ver si lo sostiene ahora que visiten la capital del país tres de los principales secretarios de Barack Obama, nada menos que Hillary Clinton, Robert Gates y Janet Napolitano.
Viajarán acompañados de importantes subalternos, lo que nunca antes se había visto en los anales de las relaciones bilaterales, clara demostración de que la realidad que estamos viviendo los mexicanos es ya una prioridad para la Casa Blanca. Quizá por ello el propio inquilino de Los Pinos afirmara en Ciudad Juárez, el pasado martes, que todavía “vienen cosas muy duras” para los habitantes de la urbe fronteriza, aunque por extensión cabe tal aserto para el resto de la República. Tal punto de vista nada halagüeño fue compartido por el embajador estadounidense, Carlos Pascual, quien advirtió que la violencia derivada del narcotráfico, “puede aumentar en el corto plazo”, debido a las medidas que se están adoptando contra el crimen organizado.
¿No es un absurdo que mientras más se endurece la lucha contra los cárteles menos posibilidades se tienen de solución al problema que representan para la seguridad nacional? Desde luego lo es, porque el fondo del problema no está en la existencia de grandes mafias, que siempre las ha habido, sino en un entorno favorable para que se agudicen problemas estructurales propios de una sociedad en descomposición como la mexicana. Así que puede decirse, sin temor a equivocación, que de nada servirá para los fines de reducir la presencia del crimen organizado en el país, la visita de quienes integran la parte de mayor peso en el gabinete del presidente Obama. La situación seguirá igual o peor después de su presencia en México.
Esto lo saben perfectamente en la Casa Blanca, pero como el propósito de la visita de tan importantes funcionarios no es influir en el curso de la lucha contra los narcotraficantes, sino en los objetivos estratégicos del futuro de la dependencia de México a los intereses de Estados Unidos, aprovechan la oportunidad para hacer creer que tienen un interés prioritario en la seguridad interna de México. Es un hecho inobjetable que cuando un rival está más debilitado, hay mejores posibilidades de hacerlo que acepte sin chistar las condiciones que se le quieren imponer. Nunca como ahora el gobierno mexicano había estado en total desventaja ante su contraparte estadounidense, situación que quieren aprovechar en Washington al máximo.
Bajo tal perspectiva, ciertamente vienen días muy difíciles para los mexicanos, no sólo porque se están agravando los problemas de inseguridad y violencia extrema, sino por el empeño de la Casa Blanca en hacer realidad el sueño de contar con un nuevo “Estado libre asociado” al Sur de su frontera, sin tener que recurrir a procedimientos reprobables ni tener que asumir obligaciones. La tecnocracia neoliberal allanó el camino, aun cuando la torpeza y abusos de los “gobiernos” surgidos del PAN, complicara un proceso que se vislumbraba fácil, y que podía consolidarse en un plazo razonable. Este es el verdadero motivo de la preocupación estadounidense, no que a México se lo esté cargando la muerte por una violencia cada vez más dramática y costosa.
En este contexto, es insustancial el grotesco afán de Gómez Mont de querer patentizar un fervor patriótico que está muy lejos de sentir. Asimismo, es irrelevante que afirmara que la estrategia antinarco “seguirá firme”. Lo preocupante es que a final de cuentas el Ejército Mexicano habrá perdido su prestigio y el respeto de la sociedad nacional, hecho que facilitará la conclusión de los planes de la Casa Blanca en un plazo perentorio. Mientras tanto, la población civil de las grandes ciudades mexicanas seguirá pagando los costos de la insensatez y ceguera de gobiernos ineptos, sin sentido de patria y corruptos hasta la médula, sin autoridad moral para enfrentar las presiones del gobierno de Washington, menos aún para exigir medidas eficaces que pusieran fin a un problema de alcances apocalípticos, como el narcotráfico, cuyo principal promotor es el gran mercado de estupefacientes que hay en Estados Unidor. ¿Cuándo han hecho algo efectivo en la Casa Blanca para reducir cuando menos ese gran motor del flagelo?

(gmofavela@hotmail.com)

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