sábado, 20 de marzo de 2010

Lecciones sísmicas

Lecciones sísmicas
José Sarukhán El Universal 19 Marzo 2010

La tierra se ha sacudido frecuente y severamente en las últimas semanas. En el tiempo, estos violentos eventos geológicos han dejado lecciones y experiencias importantes. Algunos eventos son muy recientes; otros históricos, como el que le ocurrió a Charles Darwin quien, navegando en el Beagle, atracó en Valdivia, Chile, el 20 de febrero de 1835, parada que el naturalista aprovechó para ir tierra adentro hacia los Andes. En un descanso de su trabajo, Darwin se recostó en el piso junto a su ayudante; momentos después sintieron que la tierra trepidaba con un sordo ruido como de rocas rodando en un túnel. Era un sismo de enorme magnitud. A su regreso a Valdivia, encontraron algunos daños en edificios y casas, pero no mayor cosa.
No fue sino hasta que, unos días después de zarpar, llegaron a Concepción y vieron la devastación producida por el temblor, con casi todas las edificaciones derruidas, incluyendo a la Catedral y numerosas embarcaciones arrojadas tierra adentro por el tsunami que siguió al terremoto y que derruyó lo que se había salvado del temblor. Después de auxiliar a la gente junto con la tripulación del barco, Darwin exploró las playas de las zonas aledañas y constató que, en varias partes, la costa había emergido cerca de un metro a causa del terremoto. Esta experiencia reforzó en Darwin la idea de que estas enormes fuerzas naturales, a lo largo de millones de años, eran las responsables de la emersión de grandes montañas y la formación de los Andes y explicaban la presencia de fósiles marinos a 4 mil metros de altitud.
Concepción fue de nuevo sacudida con inusitada violencia hace unas pocas semanas; como resultado de ese evento murieron alrededor de 800 personas, sólo la mitad de ellas a causa del temblor y el resto por el efecto del tsunami. Semanas antes, Haití fue también severamente sacudido por un temblor unas 500 veces menos intenso que el de Chile, pero que dejó alrededor de 200 mil muertos. La diferencia: existencia de normas de construcción severas y apego a las mismas, en el caso de Chile.
Como resultado de esos sismos, en varias instancias gubernamentales en nuestro país salieron a relucir declaraciones de que “habría que poner las barbas a remojar” y a “prepararse por si nos toca”. Hasta ahora no he visto señas serias de tal “remojo” y tengo la sensación de que la única preparación que conocemos para estos casos en México está equivocada: evacuar cuanto antes el edificio en el que uno está mientras ocurre el temblor. Lo que vimos que ocurrió en Chile y lo que he leído en documentos y en internet sostiene mis sospechas.
Varias organizaciones proveen información respecto al comportamiento adecuado en caso de sismos, (http://www.earthquake.usgs.gov/learning/faq.php?categoryID=6&faqID=141 y http://www.redcross.org/disaster/disasterguide/standardmsg.html) y recomiendan, en caso de estar en un inmueble durante un temblor, moverse tranquilamente a un lugar seguro, como debajo de una mesa o un escritorio muy fuertes, quedarse quieto lo más posible, lejos de vidrieras, puertas y ventanas exteriores; usar el marco de una puerta sólo cuando ésta tenga una trabe de carga en su parte superior. Quedarse en el interior del edificio hasta que pare de temblar y no haya peligro por salir. No usar elevadores para salir. Yo he participado en innumerables simulacros en los que hay que evacuar el edificio “ordenada y rápidamente”. ¿Es lo correcto? Lo que he leído dice que no…
¿No sería indispensable que el público de nuestro país estuviese bien informado de cómo reaccionar ante estos fenómenos por parte de Cenapred y que las instancias responsables de estas emergencias y los medios fuesen realmente buenos difusores de tal información? Remojemos las barbas sí, pero bien.
jose.sarukhan@hotmail.com
Investigador del Instituto de Ecología de la UNAM

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