lunes, 22 de marzo de 2010

Gasolineras que roban

“Tener coche es una costumbre de tontos”, solía decir mi maestra de la primaria llamada Julia, quien acostumbraba usar la bicicleta como medio de transporte, además de realizar largas caminatas
La ciudad de ayer Homero Bazán El Universal 21 de marzo de 2010

La Profeco realiza verificaciones con cubetas de 20 litros, pero ¿Cuándo ha visto usted una gasolinera clausurada? Extraño ¿no?
“Tener coche es una costumbre de tontos”, solía decir mi maestra de la primaria llamada Julia, quien acostumbraba usar la bicicleta como medio de transporte, además de realizar largas caminatas.

Y con el paso del tiempo tuve que darle la razón, además del robo de la tenencia, la verificación, los “viene-viene”, el pago de pensiones y estacionamiento, las grúas, los parquímetros y las “arañas” inmovilizadoras, debemos añadir al lujo de tener auto, los gasolinazos anuales, además del robo en estaciones de servicio.
Han pasado siete décadas desde que se realizara una de las más importantes huelgas de transporte público en la ciudad de México por causa del aumento en la gasolina, situación que creó nuevos índices para medir la inflación con base en el precio de un insumo básico.
¡Si sube la gasolina sube todo!, gritaba por esos tiempos un líder de la unión de ruleteros, quien instaba a la ciudadanía en general a unirse al movimiento de huelga que afectó a la ciudad entera.
Aunado a esto, desde mediados de los años 50 numerosos capitalinos se quejaban de que en muchas gasolineras las bombas estaban alteradas y les surtían mucho menos litros de los que pagaban.
Con los años se creó la práctica del “jarreo”, consistente en probar las bombas para que en verdad surtieran el litro marcado. No obstante la práctica común era el soborno para inspectores, quienes se hacían de las vista gorda ante el hecho de que por cada 10 litros las máquinas robaran dos.
En ocasiones el abuso era tal que hasta el 50% menos de combustible era despachado y ante cualquier queja los encargados afirmaban que el medidor del automóvil era el que debía estar descompuesto.
El problema continúa hasta nuestros días. Hoy existen decenas de gasolineras que roban entre dos y hasta cuatro litros por cada 10 que despachan sin que ninguna autoridad haga algo al respecto. La Profeco realiza verificaciones con cubetas de 20 litros, pero ¿Cuándo ha visto usted una gasolinera clausurada? Extraño ¿no?
Algunos dicen que gracias a la tecnología este robo pasa inadvertido, cuando usted pide 100 pesos de gasolina, el encargado programa la máquina en pesos, pero el software lo traduce en unidades de 850 mililitros o menos. En cambio en las verificaciones el encargado programa siempre la máquina despachadora en litros.
A lo largo de 10 años las cartas de numerosos lectores denuncian una larga lista de estaciones que roban. La gasolinera capitalina que gana el premio, según las 65 misivas que hemos recibido, es la ubicada en la esquina de avenida Coyoacán, Xola y Providencia, en la colonia Del Valle. ¿Llegará el día en que prefiramos llenar el tanque botella por botella para evitar este abuso?

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