lunes, 22 de marzo de 2010

Urge refundar México: Alejandro Gertz Manero

Jorge Santa Cruz Siempre 21 de marzo de 2010

La crisis de inseguridad que vive México es consecuencia del sistema que impera en México, que permite a todo tipo de autoridad manejarse en la corrupción y en la ineficiencia, gracias a que no hay poder humano que lo haga rendir cuentas.
 Eso explica que también se haya privatizado el delito en el país. Esto, además, ha provocado la decadencia en otras materias como la educación, las relaciones laborales y la economía, advierte, en Siempre!, el doctor en derecho y diputado federal Alejandro Gertz Manero.
Lo que se necesita, agrega, es cambiar la estructura, darle a México un nuevo sistema basado en la rendición de cuentas, para que se premie lo que esté bien hecho y se sancione lo que esté mal. Es necesario refundar la nación.
El asesinato de tres personas vinculadas al consulado de Estados Unidos en Ciudad Juárez y las matanzas ocurridas en Guerrero y otras entidades de la República demuestran que el país atraviesa por una crisis de inseguridad que es ya insostenible. Frente a eso, ¿qué se debe hacer?
Creo que mientras no haya la voluntad y el ánimo del gobierno para reconocer que la política que ha seguido está equivocada, pues, definitivamente, no vamos a poder salir de esto. Hay una especie de cerrazón, hay una falta de sensibilidad frente a un problema del cual nada más se quiere ver una parte y, la otra, no se quiere ver, o no se puede ver.
La que sí se quiere ver es el trabajo que han hecho —que ha sido bueno— de inteligencia, junto con las agencias norteamericanas, para identificar y detener a una serie de individuos que se dedican a traficar con droga hacia los Estados Unidos. Es indudable que han hecho una serie de detenciones que, evidentemente, tienen como antecedente la información que viene de los Estados Unidos, lo cual es legítimo. Esto se ve porque en el momento en que los detienen, ni siquiera los pueden consignar, los tienen detenidos por un plazo muy amplio para poderles constituir e integrar la averiguación previa correspondiente. Eso ha dado resultado. El hecho de que hayan mandado extraditados a una serie de delincuentes que tenían delitos en Estados Unidos, todo eso ha generado una base de inteligencia para identificar a los grupos que trafican con droga en los Estados Unidos. Eso, sin duda, ha funcionado.
Lo que no ha funcionado es el problema en México, que no solamente no ha funcionado, sino que ha generado una crisis que ya tiene unas dimensiones insostenibles. Eso consiste en algo que si alguna vez lo han empezado a reconocer, nada más lo reconocen de dientes para fuera: que el país se convirtió en un mercado interno de droga de tal tamaño, que ahora se lo están disputando los grupos que quieren mantener y conservar el derecho de piso, por llamarlo así, no nada más del narcotráfico, sino de  toda la delincuencia, asociados y peleados unos contra otros con grupos policíacos que están a favor de unos o a favor de otros. No se nos olvide que los zetas tienen un origen de fuerzas armadas y que precisamente se crearon en un principio para crear un cuerpo de respuesta y de combate que se les pasó del otro lado. 
¿Esto que nos dice? Lo único que nos está señalando con toda claridad es que esa parte, que es la que nos afecta a los mexicanos, que es la que más nos preocupa, que es la que está generando esta atmósfera de intranquilidad y de zozobra y esta imagen del país, terrible, es la que no se le ha podido encontrar una solución, porque no se quieren aceptar las premisas del problema.

Mi experiencia

Usted tiene bien identificadas las premisas. Usted tiene experiencia como secretario de Seguridad Pública a nivel federal y a nivel de la ciudad de México. Desde su punto de vista, ¿qué se tiene qué hacer?
Mi experiencia va mucho más allá. Acuérdese usted que en los años 70 a mí me tocó constituir y organizar la primera campaña nacional contra el narcotráfico, que fue muy exitosa, que fue la famosa Operación Cóndor. Esta la hicimos entre 1975 y 1976. Entonces, de esto han pasado ya casi 40 años. Y en esas condiciones la situación que nosotros estamos enfrentando, es una situación que la venimos conociendo y la venimos reconociendo prácticamente desde hace 40 años y que es muy clara: mientras las estructuras de seguridad no tengan la obligación de rendirle cuentas a la comunidad y tener el premio o el castigo que los resultados de esas cuentas den, esto no lo vamos a arreglar nunca.
Las estructuras de seguridad del país se concretan a tener una relación de jerarquía con quien tiene el poder, ya sea el poder formal del gobierno o el poder real de los grupos delincuenciales. Pero ni la policía, ni el ministerio público, ni las entidades judiciales, ni ninguna de las estructuras de seguridad y justicia de este país sienten que tienen una obligación real con la comunidad y que si no la cumple, se va.
Y si quedan bien con sus jefes y si quedan bien con los narcos o con alguien, con eso cumplen con su obligación y con eso garantizan su presencia y su estancia en el poder que ejercen, pero no porque cumplan con su obligación frente a la comunidad. Yo quisiera saber qué grupo policíaco podría sostenerse en este país más de un mes con las cuentas que rinden a diario, si realmente hubiera una sanción por las conductas, por la ineptitud o por la corrupción. Mientras eso sea de esa manera pues, obviamente, la percepción de las estructuras de gobierno va por un lado y la percepción de la sociedad va por otro y las ganancias y los avances de la delincuencia van para adelante. ¿Por qué? Porque ya se privatizó el delito. Así como ya privatizaron todo, con las consecuencias que tenemos, así, también, ya privatizaron el delito, que ya es de los zetas y de los cárteles y de los grupos y de toda esa nomenclatura que ellos conocen muy bien, porque cuando dan la información dicen que este señor venía de tal cártel, que hacía tales cosas y que tenía tal cantidad de actividades delictivas… Oiga, si lo sabían ¡qué estaban esperando!
Además, qué nivel de desprecio tienen por la inteligencia y por la perspicacia y por la sensibilidad de toda una población a la que le pueden decir “fíjate que sí, los conocemos desde hace mucho y los tenemos perfectamente identificados y sabemos cuántos son y dónde están y ahorita estamos agarrando a éste”. Y si sabes todo esto, ¿por qué no lo arreglas?

Provocación a EU

¿Qué piensa del asesinato de tres personas vinculadas al consulado de Estados Unidos en Ciudad Juárez?
Esta situación de lo que acaba de ocurrir en Ciudad Juárez es como una provocación hacia los propios Estados Unidos, para que haya una respuesta que no va a ser ajena al pleito que hay entre los grupos que quieren apoderarse, o que están desplazándose unos a otros. ¡Eso es evidente!
La verdad de las cosas es la siguiente: sí creo y eso es evidente, que las agencias de inteligencia contra las drogas de Estados Unidos han trabajado con bastante buena respuesta por parte de las autoridades mexicanas, para detener a toda la serie de delincuentes que han detenido.  Porque usted lo ve cuando dicen “esto viene de una denuncia anónima”. Oiga, denuncias no digo anónimas, perfectamente identificadas, no les hacen caso. ¿Y a las anónimas sí? O nosotros somos unos retrasados mentales ¿o de qué se trata?
Todo esto es evidente. Lo hemos dicho hasta el cansancio. Pero, mientras usted trata de convencer a una autoridad que tiene la fuerza suficiente como para hacer lo que quiere y no lo escucha a uno, pues cualquier propuesta, o cualquier necesidad, o cualquier angustia, o cualquier resultado tan negativo, pues simplemente se va al vacío porque no le van a uno a hacer caso y se acabó.

Rendición de cuentas

Entonces, ¿la reforma política, la anuncia reforma laboral (en la que —según sabemos— van a limitar muchísimo más los derechos de los trabajadores), la reforma hacendaria, etcétera, debieran pasar antes por el tamiz de esta reforma, en la cual las autoridades debieran rendir cuentas primero a la gente?
Tan sencillo como lo que usted acaba de decir. En el momento en que haya —verdaderamente— un sistema donde esas cuentas tengan consecuencias, tanto positivas como negativas, donde si lo hacen bien que se les premie y se les reconozca y si lo hacen mal, bueno, pues que tengan las sanciones, las cosas van a mejorar. Aquí es al revés. Puedo hacer lo que a mí se me dé la gana si estoy bien con mis jefes. Lo que se me dé la gana. Entonces, ahí están los resultados. Mire: una de las necesidades fundamentales de una sociedad organizada y una de las obligaciones fundamentales de un Estado es darle seguridad y justicia a las personas en su persona y en su patrimonio. Si no se puede dar eso, no se puede dar ya nada más. Cuando eso se pierde, se pierde realmente un margen fundamental de la gobernabilidad. ¿Por qué? Porque la gente le empieza a pagar a los zetas, o a los de la y griega, o a los de La línea, o a los de quién sabe qué (porque para ponerles nombre si son muy buenos). Es decir, les empiezan a pagar para que los defiendan. Entonces ya hay una policía paralela que está cobrando, a través de la extorsión, lo que nosotros pagamos a través de nuestros impuestos.
¿Entonces necesitamos otro Plan Cóndor?
Creo que planes ha habido y acciones ha habido que han dado buenos resultados, pero son acciones que se generan por un compromiso individual, que los ha habido de muchas personas. Pero usted no maneja un proyecto de país, no maneja una organización, no maneja un Estado con la buena voluntad de algunos miembros —que los hay—, sino con una estructura que funcione, si no, no va a haber solución. Mire, le voy a poner un ejemplo: cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, Alemania estaba total y absolutamente devastada. Lo que había pasado en ese país y en Europa había sido terrible ¿Qué fue lo que hicieron? Bueno, generaron una nueva constitución —todo esto lo hizo Adenauer— e hicieron un nuevo proyecto de país, que no tenía nada que ver con el anterior. Es decir, la nueva constitución no hablaba de los horrores del nazismo, ni de todos esos abusos, ni de la guerra, sino de un país moderno que rendía y daba cuentas, que funcionaba de manera solidaria, que tenía principios de respeto a la individualidad y a la democracia y a la vida en común. Y levantaron un país que, ese sí, estaba arrasado y no dejaron piedra sobre piedra. Y en este momento es la tercera o la cuarta economía mundial. Lo mismo hizo Japón. Lo mismo hizo Francia con De Gaulle.
Usted tiene que cambiar una estructura, darle un nuevo sistema y que este nuevo sistema obedezca a la realidad y a las necesidades de un país que evidentemente como el nuestro, necesita un sistema político que rinda cuentas. Porque aquí ya el camino se encontró en que mejor nos privatizamos, o le damos todo a los extranjeros, o nos quitamos de problemas, o simplemente no escuchamos hasta que las cosas llegan a extremos verdaderamente como los que estamos viviendo.
Esto no nada más es en la seguridad. Lo ve usted en la educación, lo ve usted en lo que acaba de señalar de las relaciones laborales, lo ve usted en el crecimiento económico. Lo ve usted en la diferencia entre los ricos y los pobres.  Ya llegamos a los extremos máximos de riqueza y de pobreza. Nada más que en los de pobreza está el 90 por ciento de los mexicanos.
En síntesis: No tenemos un nuevo país, no podemos refundar México, no podemos replantearlo de cara a futuro porque, en realidad, la clase política, sigue muy cómoda donde está, a pesar de tantos miles de muertos, de tan mala educación, de tanta pobreza, etcétera…
Absolutamente, ese es el fondo del asunto. Si ellos perdieran con esto sus trabajos y sus privilegios y sus prebendas ¿usted cree que no lo cambiaban?

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