PorEsto 31 Marzo 2010
Alguien ha dicho que los mexicanos somos católicos —el 80% declara serlo— pero a la vez profundamente anticlericales. Esto puede parecer una contradicción, mas no lo es. La gente sabe distinguir muy bien entre lo que son sus creencias y los sentimientos religiosos, y las acciones del clero, que habitualmente ha estado del lado de los ricos y poderosos. Por ello, aunque mantiene su fe y su veneración por la Virgen de Guadalupe, no acepta los dictados clericales.
En ese contexto deben entenderse los resultados de la Encuesta de Opinión Católica en México 2009 que realizaron la asociación Católicas por el Derecho a Decidir y la organización norteamericana Population Council, en colaboración con la empresa Beltrán & Asociados. Los datos de la misma, dados a conocer el pasado 21 de marzo con ocasión del natalicio de Benito Juárez, revelaron que entre la población hay un marcado y aplastantemente mayoritario rechazo a las posiciones oficiales de la jerarquía católica en temas tan sensibles como el aborto y la pretensión de que los sacerdotes puedan ocupar cargos de elección popular.
Siete de cada diez encuestados rechazó tal pretensión y casi igual número expresó su desacuerdo o dijo estar poco de acuerdo con que se modifique la Constitución para que la Iglesia pueda opinar sobre asuntos públicos. Igualmente, seis de cada diez dijeron oponerse a la intención de que se impartan clases de religión en las escuelas públicas.
Respecto a la planificación familiar, hubo un 82% de opiniones en el sentido de que el Estado debe seguir garantizando el derecho de las personas a decidir libremente el número y espaciamiento de sus hijos, tal como lo establece el artículo 4° Constitucional.
Y por lo que toca a la espinosa cuestión del aborto, aunque según afirman los jerarcas religiosos, es rechazado y condenado sin atenuantes por la casi totalidad de los católicos porque lo consideran un crimen, la encuesta reveló una situación muy diferente. Casi tres de cada cuatro lo aprobaron cuando la vida o la salud de la mujer estén en peligro, y cerca del 70% en caso de que sea portadora del virus del VIH/Sida y pueda por tanto transmitírselo al hijo. Dos de cada tres estuvieron de acuerdo con que se permita abortar a las víctimas de una violación. Un resultado notable fue que, si bien la gran mayoría aceptan el aborto sólo en ciertas circunstancias, un 24% —o sea uno de cada cuatro— dijeron que se debe permitir a la mujer interrumpir su embarazo simplemente si así lo desea y decide.
Se encontró también una amplia aceptación entre los católicos de la llamada “píldora del día después” o anticoncepción de emergencia, a la cual se opone tajantemente la Iglesia por considerarla equivalente al aborto. El 83% dijeron que los servicios de salud del Estado deben ofrecerla a las mujeres violadas y a aquellas que voluntariamente tuvieron relaciones sexuales sin protección y desean evitar un embarazo.
Un resultado que no deja de llamar la atención es la forma en que los entrevistados definieron lo que a su juicio es ser católico. Para el 33%, lo que caracteriza a un católico es estar bautizado. En cambio, sólo el 24% dijeron que lo más importante es creer en Dios y apenas el 13% consideró que asistir a misa es lo que define a un católico. Estas opiniones reflejan lo que es un hecho cada vez más notorio: que si bien en México la mayoría de la gente se declara católica, sólo acude a la Iglesia esporádicamente o en determinadas fechas, como la Semana Santa y el 12 de diciembre, o con motivo de fiestas patronales, bodas o bautizos.
La encuesta, como decíamos, es una muestra representativa de la feligresía católica del país, ya que se realizó en la totalidad de las entidades federativas. En ella se siguieron las normas de rigor en estos casos y se estima que el margen de error fue de alrededor del 1.9%, con un nivel de confianza del 95%.
Ciertamente, son resultados sobre los que vale la pena reflexionar, porque una cosa es lo que dicen los máximos dirigentes de la Iglesia y otro lo que opinan los católicos “de a pie”.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
En ese contexto deben entenderse los resultados de la Encuesta de Opinión Católica en México 2009 que realizaron la asociación Católicas por el Derecho a Decidir y la organización norteamericana Population Council, en colaboración con la empresa Beltrán & Asociados. Los datos de la misma, dados a conocer el pasado 21 de marzo con ocasión del natalicio de Benito Juárez, revelaron que entre la población hay un marcado y aplastantemente mayoritario rechazo a las posiciones oficiales de la jerarquía católica en temas tan sensibles como el aborto y la pretensión de que los sacerdotes puedan ocupar cargos de elección popular.
Siete de cada diez encuestados rechazó tal pretensión y casi igual número expresó su desacuerdo o dijo estar poco de acuerdo con que se modifique la Constitución para que la Iglesia pueda opinar sobre asuntos públicos. Igualmente, seis de cada diez dijeron oponerse a la intención de que se impartan clases de religión en las escuelas públicas.
Respecto a la planificación familiar, hubo un 82% de opiniones en el sentido de que el Estado debe seguir garantizando el derecho de las personas a decidir libremente el número y espaciamiento de sus hijos, tal como lo establece el artículo 4° Constitucional.
Y por lo que toca a la espinosa cuestión del aborto, aunque según afirman los jerarcas religiosos, es rechazado y condenado sin atenuantes por la casi totalidad de los católicos porque lo consideran un crimen, la encuesta reveló una situación muy diferente. Casi tres de cada cuatro lo aprobaron cuando la vida o la salud de la mujer estén en peligro, y cerca del 70% en caso de que sea portadora del virus del VIH/Sida y pueda por tanto transmitírselo al hijo. Dos de cada tres estuvieron de acuerdo con que se permita abortar a las víctimas de una violación. Un resultado notable fue que, si bien la gran mayoría aceptan el aborto sólo en ciertas circunstancias, un 24% —o sea uno de cada cuatro— dijeron que se debe permitir a la mujer interrumpir su embarazo simplemente si así lo desea y decide.
Se encontró también una amplia aceptación entre los católicos de la llamada “píldora del día después” o anticoncepción de emergencia, a la cual se opone tajantemente la Iglesia por considerarla equivalente al aborto. El 83% dijeron que los servicios de salud del Estado deben ofrecerla a las mujeres violadas y a aquellas que voluntariamente tuvieron relaciones sexuales sin protección y desean evitar un embarazo.
Un resultado que no deja de llamar la atención es la forma en que los entrevistados definieron lo que a su juicio es ser católico. Para el 33%, lo que caracteriza a un católico es estar bautizado. En cambio, sólo el 24% dijeron que lo más importante es creer en Dios y apenas el 13% consideró que asistir a misa es lo que define a un católico. Estas opiniones reflejan lo que es un hecho cada vez más notorio: que si bien en México la mayoría de la gente se declara católica, sólo acude a la Iglesia esporádicamente o en determinadas fechas, como la Semana Santa y el 12 de diciembre, o con motivo de fiestas patronales, bodas o bautizos.
La encuesta, como decíamos, es una muestra representativa de la feligresía católica del país, ya que se realizó en la totalidad de las entidades federativas. En ella se siguieron las normas de rigor en estos casos y se estima que el margen de error fue de alrededor del 1.9%, con un nivel de confianza del 95%.
Ciertamente, son resultados sobre los que vale la pena reflexionar, porque una cosa es lo que dicen los máximos dirigentes de la Iglesia y otro lo que opinan los católicos “de a pie”.
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