viernes, 19 de marzo de 2010

La reforma del poder

Luis Maldonado Venegas El Universal 18 de Marzo de 2010

México vive hoy una hora crucial. Nadie puede asegurarnos un papel en la transformación de nuestra patria si no luchamos por él, si no lo ganamos ante los ciudadanos. Entendemos el cambio como la capacidad para aprender, innovar y superar obstáculos, manteniendo nuestros valores y nuestra cultura. Nadie quiere saltos al vacío ni retrocesos a esquemas que ya probaron ser ineficaces. México quiere democracia pero rechaza su perversión: la demagogia, la simulación y la mentira.
Hay que reformar el poder para que exista una nueva relación entre el ciudadano y el Estado. El origen de muchos de nuestros males se encuentra en la concentración del poder, que da lugar al monopolio de iniciativas; a los abusos, a los excesos. Reformar el poder significa un presidencialismo sujeto estrictamente a los límites constitucionales de su origen republicano y democrático. También significa fortalecer y respetar las facultades del Congreso de la Unión. Reformar el poder es lograr un nuevo federalismo que lleve al gobierno a las comunidades. Significa también nuevos métodos administrativos dar al ciudadano respuestas eficientes y oportunas cuando requiere servicios, cuando plantea sus problemas, o cuando sueña con mejores horizontes para sus hijos. La reforma del poder implica que cada ciudadano tenga más libertades, más garantías, para que sus intereses sean respetados y para gozar de seguridad y de una aplicación imparcial de la ley.
La sociedad mexicana se ha transformado y demanda un cambio en las prácticas políticas. Los procesos electorales en México no deben tener vergüenzas que ocultar.
Está vigente el México de los justos reclamos, de los agravios y de las esperanzas, el que exige respuestas que ya no puede esperar. El México al que debemos darle seguridad y nuevo rumbo. El México de comunidades indígenas que siguen reclamando justicia, dignidad y progreso. El México de campesinos frágiles poseedores de un campo empobrecido y endeudado. El México de trabajadores que no encuentran empleos ni salarios dignos. El México de jóvenes que enfrentan todos los días la falta de empleo, para los que no hay oportunidades de educación y de preparación. Jóvenes orillados a la delincuencia y a la drogadicción. El México de mujeres para las que no hay oportunidades y que reclaman una participación más plena, más justa, en la vida nacional. El México de investigadores y científicos que exigen apoyo para la ciencia y la tecnología.
El México con hambre y sed de justicia. De gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían servirla. De mexicanos afligidos por el abuso de las autoridades y la arrogancia de las oficinas gubernamentales. El México de ciudadanos angustiados por la inseguridad, pero que todavía tienen esperanza y están dispuestos a sumar su esfuerzo para alcanzar el progreso.
Este fue el México descrito por Luis Donaldo Colosio el 6 de marzo de 1994, a 17 días de su artero asesinato en Tijuana. Hoy, 16 años después, ese México sigue vigente.
luismaldonado@senado.gob.mx
Coordinador del grupo parlamentario de Convergencia en el Senado de la República

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