jueves, 18 de marzo de 2010

Nanociencias y nanofuncionarios

Javier Flores La jornada 16 Marzo 2010

Todo lo que somos y lo que nos rodea está formado por átomos. Transformar deliberadamente la estructura de la materia a nivel microscópico significa crear cosas desconocidas que nos permiten entender mejor la naturaleza y de las cuales podemos beneficiarnos. Éste es el campo de estudio de las nanociencias y las nanotecnologías. El nombre proviene de la escala en la que se realizan las investigaciones, algo realmente muy pequeño (un nanómetro es la millonésima parte de un metro). Se trata de un territorio novedoso, con implicaciones importantes en las áreas de la salud, la energía y los nuevos materiales, entre otras.
San Luis Potosí se convirtió repentinamente en tierra promisoria para los estudios en este campo. Cuando surgió el Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (IPICT) fueron atraídos dos jóvenes investigadores formados en el extranjero con las más altas calificaciones académicas: Humberto y Mauricio Terrones. De inmediato se pusieron a trabajar, logrando en poco tiempo colocar al país en los niveles más destacados en el concierto internacional. Crearon el primer posgrado en México en estas áreas, y sus investigaciones son reconocidas en el mundo.
Pero el ambiente en el que se desarrollan las tareas en el IPICT dista mucho de ser el más propicio para la creación científica. En diciembre de 2009, los hermanos Terrones fueron despedidos, con lo que quedaron truncados diversos proyectos de investigación y se generó gran incertidumbre sobre la suerte de los estudiantes y colaboradores de los dos expertos cesados.
La historia se remonta a varios años atrás, cuando el primer director de ese instituto, José Luis Morán López, fue sustituido y luego inhabilitado por la Secretaría de la Función Pública acusado de nepotismo. En su lugar fue nombrado el doctor David Ríos Jara. Varios investigadores, entre ellos Humberto y Mauricio Terrones, habían denunciado diversas irregularidades. A partir de ese momento el ambiente en el IPICT se tornó irrespirable; los dos especialistas fueron separados primero de los cargos académicos que ocupaban y se convirtieron luego en blanco de acoso laboral –según lo denunciaron– por la nueva administración.
En junio de 2008 un grupo integrado por 60 científicos de diferentes partes del mundo, encabezados por el premio Nobel de Química Harold Kroto, dirigieron una carta al licenciado Felipe Calderón y a Juan Carlos Romero Hicks, director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). En la misiva expresa su temor de que los ataques a los hermanos Terrones pudieran destruir uno de los centros más promisorios en América Latina en el campo de las ciencias físicas. El tema fue recogido en julio de 2008 por la prestigiada revista Nature, con lo que el conflicto tomó proporciones mundiales. Me detengo en este capítulo del conflicto por la sorpresa que causó en ese entonces la intervención del director del IPICT, David Ríos, quien, lejos de buscar una solución y sanar el ambiente en la institución de la que es responsable, se dedicó a polemizar con la carta de Kroto y declaró a Nature que los Terrones eran muy ambiciosos y que no les gustaba la autoridad. Esta actitud no prometía nada bueno.
A pesar de lo anterior, en dos reuniones realizadas en febrero y marzo del año pasado se llegó por fin a un acuerdo: se crearía una unidad externa para las nanociencias y las nanotecnologías fuera de las instalaciones del IPICT. El director Ríos Jara informó que para ello se contaba con el respaldo del Conacyt. Parecía que todo llegaba a un final, si no feliz, al menos útil para continuar con las tareas científicas. Pero no fue así. Los investigadores fueron despedidos en diciembre y el pasado 6 de enero se impidió la entrada al doctor Mauricio Terrones al instituto. La vigilancia policiaca fue reforzada, sus cubículos fueron sellados y los nombres de los investigadores fueron retirados de sus laboratorios.
El conflicto llegó nuevamente a la revista Nature, la cual le dedicó un editorial el pasado jueves 11 de marzo. Harold Kroto y otros prestigiados científicos publicaron en ese mismo número una nueva carta en la que llaman a la comunidad científica a unir fuerzas para revertir esta situación. Señalan, con razón, que es un ejemplo vergonzoso para la ciencia de las naciones en desarrollo.
En México no podemos darnos el lujo de desperdiciar talento en ningún campo científico y mucho menos en un área de la ciencia de vanguardia. En mi opinión este caso muestra la pequeñez de algunos funcionarios, especialmente en el Conacyt, que dañan el desarrollo de un área del conocimiento, desprestigian a nuestro país y exhiben ante el mundo su incapacidad para resolver racionalmente un conflicto.

comentarios

Infamia ante un CONACYT inoperante
Juan Carlos
Es una lástima que el lento y monstruoso aparato burocrático científico mexicano haya permitido tal acción tan absurda. Fue un acto lleno de la envidia más inflamada. Estos científicos que despidieron fueron hasta hace unas semanas, los más productivos del IPICYT; fueron los que levantaron muy en alto, a nivel internacional, el nombre del instituto; fueron los que formaron a un grupo de investigación muy reconocido mundialmente en el área de las nanociencias. Realmente no hay lógica en su despido. Como bien dice esta nota, todo se debió a problemas políticos que, yo considero, promueven las mafias científicas que tan tristemente controlan la ciencia mexicana. Resulta increíble también que CONACYT haya permanecido inmóvil, como espectador, ante tan pusilánime acto ¿Qué no es el CONACYT el guardián y promotor de la ciencia en México? ¡Esto sólo puede ocurrir en este país!¡Qué lástima!

Pobre México
Octavio
Este hecho en vez de impulsar la independencia científica y tecnológica de México, la frenará e incluso la revertirá porque ante un acto de este tamaño ¿qué es lo que esperan nuestros científicos y tecnólogos? ¿qué es lo que se les está mostrando a nuestros estudiantes? La lectura de este hecho iría así: No sobresalgas en lo que hagas porque le harás daño al sistema mediocre que nos rodea y éste te degollará. Fue una acción terrible ante la pasividad más descarada del CONACYT. Encontré esta liga de un blog que puede ser útil para ampliar lo que está ocurriendo en el IPICYT en la ciudad de San Luis Potosí. http://nanoudla.blogspot.com/2010/03/carta-en-nature-de-denuncia-y-apoyo.html?showComment=1268706537094#comment-c7251897725566961738 Hasta luego.

¿Y las autoridades potosinas?
Juan Pedro
Qué gran pérdida para México y para el gobierno de San Luis Potosí. Me llama la atención que las autoridades estatales tampoco hayan hecho nada, me imagino que también invirtieron dinero para este proyecto de la nanociencia. Qué mal para el IPICYT y qué bien para el centro de investigación que vaya a recibir a los hermanos Terrones. Es claro que el CONACYT fue cómplice de esta vileza.

corrección
carlos
Por segunda ocasión detecto errores en los conceptos, por lo que hago la siguiente sugerencia a la jornada: COnsigan gente especializada en divulgación de la ciencia, no es una labor que cualquier periodista pueda realizar debido a la sutileza de los terminos y conceptos que se manejan. 1 nanometro NO ES LA MILLONESIMA PARTE DE UN METRO ( 10^(-6) m) es mil veces más pequeño 10^(-9) m, es decir, la milesima parte de una millonesima de metro. saludos

La nano-ciencia
Edmundo A. Gutierrez D
Estimado Javier: Primero una precisión técnica: un nanometro es equivalente a un metro dividido en mil millones de partes. México cuenta con una comunidad científica reconocida a nivel mundial, quiza no muy grande para el tamaño y necesidades del pais, pero de gran reputación por la calidad del trabajo científico. Los hermanos Terrones son un ejemplo de esta situación. Es una pena, y verguenza también, que nuestro trabajo como cientificos sea internacionalmente reconocido, pero no dentro de nuestro pais. Asi como los hermanos Terrones en el pais existen muchos casos de jovenes investigadores, con mucho talento y futuro que son relegados por años a una categoría menor con el pretexto de que tienen que madurar. Esto está truncando la evolución del sistema de ciencia y tecnología en México. Ojala que este caso sirva para revisar el estado de la ciencia y la tecnología en México. Dr. Edmundo A. Gutierrez D. INAOE

abrir camino..
Héctor
La ciencia como la naturaleza se abren paso entre la ignorancia y las imposiciones, es decir, las cosas caen por so propio peso. No somos pocos los que nos dedicamos a esta bella profesión y vemos con ilusión y optimismo que las cosas pueden ser diferentes, ello dependerá también de nosotros.....

Sobre despido de los doctores Terrones
Miguel Mendez
Hemos dado seguimiento al conflicto en IPICYT, del cuál se ha derivado el lamentable despido de los Doctores Mauricio y Humberto Terrones. Mas información al respecto está disponible en el blog: http://nanoudla.blogspot.com. Gracias por poner en el plano nacional este problema. Buen reportaje.

despidos en el IPICT
Pablo Magón
La Función Pública debe actuar en este conflicto. ¿Cómo es posible que para proteger intereses personales, se permita que un Director General de un centro público CONACYT despida injustificadamente a dos científicos de renombre internacional? ¿Cómo es posible que por denunciar irregularidades de ese instituto de investigación los doctores Terrones hayan sido despedidos de su centro de trabajo? ¿Cómo es posible que CONACYT en lugar de participar para resolver el conflicto avale este tipo de acciones de represión y no haya respetado el acuerdo de una solución pacífica y acordada por las partes? ¿La Función Pública conoce de estas anomalías cometidas por el Dr. David Ríos Jara, director general del IPICYT? ¿Hasta cuándo seguiremos viendo este tipo de cosas que impiden que nuestro México sobresalga en ciencia?

Comentar opinión
Kuykitchu
Es una verdadera pena el desperdicio de talento mi solidaridad con los hermanos, no desmayen esto, no es el final quedan las instancias internacionales de ciencia y los medios de comunicación como estos.

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