martes, 19 de enero de 2010

Tragedias en Chile y Haití

Tragedias en Chile y Haití
PorEsto 2010-01-19


Apuntes
Por Guillermo Fabela Quiñones
Las elecciones en Chile, donde la extrema derecha obtuvo un precario triunfo, significan el regreso de los pinochetistas al poder. Semejante resultado no tiene una explicación lógica, pues no es fácil entender cómo es posible que se vote a favor de quienes han hecho un gran daño a la población mayoritaria de un país que vivió experiencias traumáticas, por la violencia extrema con la que se hizo del poder la fracción que ahora recibió el aval de un poco más de la mitad del pueblo chileno en las urnas.
Sin embargo, cabe señalar que tal circunstancia la hizo posible la irresponsabilidad de una izquierda acomodaticia, que se desentendió de su papel histórico por causas incomprensibles, que irán conociéndose al paso del tiempo.
Lo único real es que con el triunfo del empresario Sebastián Piñera, uno de los chilenos más ricos, el pueblo de esa nación andina comienza un ciclo regresivo que le traerá nuevos y más lamentables sufrimientos. Vale predecir desde ahora que Piñera habrá de “gobernar” de espaldas a las necesidades de las clases mayoritarias, pues en su concepción del mundo no caben consideraciones de carácter social, como lo hemos vivido plenamente aquí en México a partir de que los tecnócratas llegaron a Los Pinos, y de manera brutal desde el año 2000, como lo demuestran los hechos.
Se supondría que por sus niveles de educación y cultura, los chilenos tendrían más capacidad de discernimiento, pero ya vemos que no es así. Un porcentaje importante de las clases medias, no parece haber aprendido nada de la historia de su país, y con su voto avaló la marcha en reversa de una sociedad que había demostrado voluntad y firmeza para dejar atrás un pasado altamente lesivo. Cabe señalar que esto ha sido posible porque las fuerzas progresistas no fueron capaces, por motivos que desconocemos, de apuntalar su permanencia en el poder para asegurar conquistas populares que garantizaran equilibrios sociales y económicos, con los cuales afianzar una gobernabilidad a prueba de chantajes y aventuras de la reacción.
La presidenta Michelle Bachelet, a pesar de su pasado de luchadora social que sufrió en carne propia la persecución de los pinochetistas, será la primera en pagar las consecuencias de su desaprensión, falta de liderazgo y verdadera capacidad para movilizar la fuerza del pueblo en su propia defensa. Cabe hacer un parangón con lo que está ocurriendo aquí en México, donde las fuerzas de izquierda no han necesitado que enemigos externos las debiliten, como lo patentiza la realidad. Entre ellas mismas se han encargado de dañarse de manera muy lamentable, como fue el caso cuando se tenía todo a favor para afianzar su marcha ascendente, pero “Los Chuchos” se encargaron de acabar con esa posibilidad irrepetible, al prestarse al juego divisionista de Felipe Calderón.
Ahora, la plutocracia estadounidense tendrá el camino libre para actuar como mejor le convenga a fin de fortalecer sus intereses en la región, objetivo que con un gobierno de izquierda en Chile le habría sido muy difícil lograr en el corto plazo. De ahí que pueda predecirse con suma facilidad que a los gobiernos progresistas del subcontinente les esperan días amargos, situación que hará más difícil y prolongada la lucha por la independencia económica que llevan a cabo. Ni qué decir tiene que México se debilitará aún más, al tener que enfrentar nuevas presiones de la Casa Blanca, envalentonada por sus avances en el Cono Sur.
La tragedia que enlutó al pueblo haitiano será muy bien aprovechada por Washington para afianzar su posición en el Caribe, como lo evidencian los hechos hasta este momento. Sin embargo, ante la magnitud del holocausto muy pocos se dan cuenta de esta situación. Estados Unidos será el principal beneficiario del movimiento telúrico en Haití, e indirectamente también gobiernos que atraviesan por fuertes crisis internas, como el de México. Baste ver cómo el siniestro ha sacado de las noticias principales problemas muy graves, como la creciente criminalidad que padecemos, la pobreza extrema en que viven más y más mexicanos, las consecuencias calamitosas de la liquidación de Luz y Fuerza del Centro y del SME, entre otros muchos problemas.
De ahí que las corrientes reaccionarias y antidemocráticas ni sudan ni se acongojan, pues saben que tienen muchas cosas que las favorecen, aunque sea de manera indirecta.
gmofavela@hotmail.com

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