lunes, 8 de marzo de 2010

Huckleberry Finn

JORGE GORDILLO a.m.com.mx 07-marzo-2010

¡Saludos amistosos, porque es esa virtud la que predomina en esta historia!
Hay personajes que los hacen célebres los autores de los libros. Mark Twain hizo célebres a Huckleberry Finn y a Jim el esclavo negro y otros que están en otras novelas de él. Acompañemos a estos personajes:

“Huckleberry Finn no era un niño huérfano, pero como si lo hubiese sido. Su padre lo golpeaba y le exigía que consiguiera dinero para gastárselo en alcohol. Todos en el pueblo sabían del maltrato que sufría Huck – como lo llamaban cariñosamente sus amigos -, así que nadie se sorprendió cuando el niño escapó de su casa sin despedirse de nadie. Huck pensaba dedicarse a la vagancia. Ya no quería vivir en una casa donde lo maltrataran de nuevo. Pero Tom Sawyer, que vivía con su tía Polly, insistió para que buscara un hogar donde lo cuidaran y amaran. Huckleberry, que ignoraba que pudiese existir un sitio así, aceptó la propuesta de Tom. Una mujer viuda sin hijos, de apellido Douglas, decidió hacerse cargo de Huck. Esto resultó muy ventajoso para él, ya que esta buena señora vivía justo al lado de la casa de Tom y de su tía. “¡Qué suerte!”, pensó Huck. “Ahora mi amigo y yo tendremos más tiempo para jugar”. Pero Huck se equivocaba, porque la señora Douglas se propuso educar a su hijo adoptivo. Le enseñó a leer y a escribir. Lo obligaba a vestir trajes limpios e incómodos que le impedían treparse a los árboles, como tanto le agradaba.
Además, ¡tenía que comer con cubiertos y hablar sin decir groserías! ¡Qué vida tan difícil había elegido Huck! Como la señora Douglas no lo golpeaba y podía jugar con Tom muy frecuentemente, Huck se adaptó a todo sin protestar; además porque en esa casa vivía también un joven que se había convertido en su amigo: Jim, un esclavo negro que estaba al servicio de la señora Douglas. A Huck no le duró mucho el gusto, porque al cabo de algunos días, su padre lo encontró y lo obligó a volver a su casa. ¡Y de nuevo empezaron los golpes y la obligación de conseguirle dinero para que se emborrachara! Mientras estaba en la cantina bebiendo, el padre dejaba encerrado a Huck para que no se escapara. Huck ya no estaba contento al lado de su padre, pero tampoco podía fugarse. Cierto día, mientras éste dormía, Huck salió sigilosamente de la casa, buscó la balsa que usaba para pasear en el río y le hizo un agujero con su navaja. Luego, la arrojó al agua; y después, el chico desapareció entre los árboles. Si lo daban por muerto, estaría a salvo. ¡Por fin sería libre! Huck caminó por el bosque durante tres días, deteniéndose de tiempo en tiempo para comer y dormir. En la tarde del cuarto día se detuvo a comer algunos frutos para saciar su apetito. Sentado al pie de un árbol, miraba a su alrededor mientras comía una manzana; de repente un ruido que provenía de unos arbustos lo sobresaltó. Huck temblaba de pies a cabeza cuando gritó: ¿Quién anda ahí? El intruso, tan asustado como el mismo Huck, salió lentamente de su escondite. En ese instante, Huck estaba a punto de echarse a correr, pero se detuvo al mirar un rostro familiar. ¡Era nada menos que Jim, el esclavo negro que servía en la casa de la señora Douglas! ¡Amigo mío!, exclamó Huck. ¿Qué haces aquí? El grito de Jim terminó con la tranquilidad del bosque: ¡Aaayyyyy! ¡El fantasma del niño Huck! ¡Aléjate de mí y te prometo volver a casa de la señora Douglas! ¿Qué tonterías dices?, preguntó Huck con la boca llena de manzana. ¡Tú estás muerto!, exclamó Jim señalando a Huck con el dedo. “Ayer encontraron tu balsa hundida en el río. ¡Te ahogaste y ahora tu fantasma me persigue por huir de la casa de la señora Douglas! Entonces, Huck comprendió. Armándose de paciencia, contó a su amigo el plan que había ideado para librarse tanto de los golpes de su padre como de las lecciones de la señora Douglas. A su vez, Jim explicó a Huck que había huído porque ya no deseaba ser esclavo, sino un hombre libre. Huck estuvo de acuerdo con Jim y se sintió feliz. Ya no estaría solo.”
Las aventuras de los dos se relatan en el libro.
Ya viene el Día del Niño en abril. Me platican que en la librería de mi preferencia no será nada más el Día del Niño, sino el Mes del Niño. Habrá sorpresas y descuentos.
¡Nos leeremos en la próxima!

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