viernes, 15 de enero de 2010

Atrapados en el bipartidismo

Atrapados en el bipartidismo
Mérida 2010 Diario de Yucatan 14 de enero de 2010
Por Freddy Espadas Sosa (*)



Con las llamadas “precampañas” en marcha, la disputa electoral ha comenzado con particular intensidad en Yucatán. Mérida, la “joya de la corona”, se encuentra en el ojo del huracán en este proceso y es una plaza que se mantiene como una auténtica moneda en el aire.

La situación en que está colocada nuestra capital deriva de varios hechos plausibles en nuestra historia política reciente: a) la retención de la alcaldía meridana por parte del PAN con una estrecha ventaja de 1,500 votos en la elección de 20007; b) la estrepitosa derrota del blanquiazul en las elecciones federales de 2009, donde perdió por amplio margen ante el PRI todos los distritos de Mérida; c) las tendencias favorables al PRI en nuestra ciudad, expresadas por varias encuestas sobre los posibles resultados de las elecciones de mayo próximo.

A decir verdad, la lucha electoral en Yucatán está signada por el bipartidismo que padecemos desde hace más de dos décadas. Con sus coincidencias de fondo cuando se trata de jorobar al pueblo (léase paquete fiscal 2010 y cascada de aumentos de precios en curso), y con sus diferencias sólo de forma cuando se trata de disputar espacios concretos de poder, el binomio PRI-PAN ha marcado el curso de la vida política de nuestro estado, controlando con sus usos y prácticas cuestionables todas las instancias de decisión que afectan la convivencia y el destino de los yucatecos.

Desafortunadamente, parece ser que continuaremos atrapados en este bipartidismo pernicioso, cuyas contradicciones aparentes se exaltarán al máximo en el proceso electoral en marcha, con el objeto de “fintear” a los ciudadanos y hacerles creer que se trata de dos opciones muy diferentes.

Entonces cabe preguntar: ¿qué intereses representan en verdad el PAN y el PRI? ¿Mejoró en sus gestiones municipales la calidad de vida en Mérida? ¿Se atendieron las ingentes necesidades de los habitantes de sus comisarías? ¿Se atemperó la desigualdad entre la Mérida opulenta del norte y las otras Méridas, que siguen recibiendo pésimos servicios del Ayuntamiento? ¿Por qué se disparó la especulación con las tierras ejidales, al amparo de la galopante corrupción que permea las estructuras gubernamentales? ¿Por qué se han autorizado decenas de gasolineras en zonas densamente pobladas, con el consiguiente peligro para las familias? ¿Mejoró el transporte urbano? ¿Se aplica una política cultural pluralista e incluyente? ¿Por qué las “juntas de notables” siguen decidiendo pautas y estrategias de desarrollo, sin que se escuchen y se tomen en cuenta las demandas y propuestas de los diversos núcleos sociales que habitamos en esta capital? Analice el caro lector estas interrogantes y juzgue si en realidad hay diferencias de fondo entre las administraciones del PAN y las administraciones del PRI.

En esta tesitura, se colige que en la batalla por Mérida no avizoramos la conformación de una fuerza política que ofrezca una opción alternativa, viable y persuasiva para la ciudadanía. Con sus disputas y corruptelas internas inacabables, el PRD navegará con un candidato débil, si es que no repite la torpeza de aliarse al PAN como lo hizo en 2001, con funestas consecuencias para su supervivencia electoral en el estado.

Atrapados por los intereses y vicios del ente bicéfalo PRI-PAN. ¿Qué le queda hacer a la ciudadanía? ¿Abstenerse? ¿Castigarlo por ser el responsable de aplicar políticas nacionales que sangran la economía popular? No creo que la inmovilidad sea una buena salida. Dada la dificultad para construir una alternativa que ofrezca un proyecto de desarrollo integral, democrático e incluyente para el Municipio de Mérida, considero que los ciudadanos deben plantear sus demandas y propuestas en los distintos espacios de la campaña, y exigir a los candidatos la asunción explícita de sus compromisos.

Los foros que se están impulsando para debatir sobre el desarrollo de la ciudad son útiles, no obstante que algunos son organizados por instancias claramente alineadas con una u otra fuerza partidista. Sin embargo, creo que estos espacios de deliberación deben salir de su “exquisitez académica”, y abrirse más para dar cauce a la expresión de demandas, propuestas y proyectos por parte de los diversos sectores sociales que le dan vida a nuestra capital. Veremos.

P.D. Me pregunto qué hará el Ipepac ante el tremendo derroche de recursos que ya se está viendo en la precampaña por Mérida. Y qué hará cuando las maquinarias de las administraciones estatal y federal intensifiquen sus apoyos —soterrados unos, descarados los más— a favor del bicéfalo PRI-PAN. Me temo que nada, pues de entrada sus integrantes muestran indolencia y pusilanimidad ante los excesos de candidatos y partidos. Ante un árbitro electoral complaciente, los amos y señores del bipartidismo dominante han decidido realizar una elección de Estado, aunque la legislación les sirva como elegante alfombra. Al fin y al cabo, todo se vale para llegar bien posicionado al escenario de 2012.— Mérida, Yucatán.

canek_1999@yahoo.com.mx ————— *) Investigador de la Universidad Pedagógica Nacional

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