viernes, 15 de enero de 2010

La oferta electoral del PRIAN: Ni laicos, ni soberanos

La oferta electoral del PRIAN: Ni laicos, ni soberanos
PorEsto 2010-01-15
Ricardo Andrade Jardí


Y mientras el clero sigue su perversa guerra contra el Estado laico, a tres meses del “decreto de extinción” contra Luz y Fuerza del Centro (LyFC), la realidad supera los discursos de la mentira fecalista y la CFE, cobra ahora 400�ás que los “abusivos cobros” de LyFC, los cuales, nos dicen las telecracias ligadas siempre a las causas más perversas, eran un asunto del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). Lo que además de ser una infame mentira, deja ver también el nivel de bajeza con que actúan en México los concesionarios de bienes públicos que se sienten dueños del medio ante un Ejecutivo federal que todo les permite, como lo hace también con la jerarquía católica que en las últimas semanas ha violado sistemáticamente la Constitución mexicana, sin que el desgobierno mueva un dedo.

Ni modo eso es la IMPUNIDAD, que, por eso, no sólo es un asunto de políticos y criminales, sino de aquellos que navegan con la bandera de “la moral y lo justo” siempre que la moral sea a su medida y la justicia sea la que ellos dicten.
¿Cómo pedirle a una sociedad que se comporte éticamente si los “gobernantes” carecen de ética y los jerarcas de los cultos religiosos en los que se cobija la fe de la gente son ejemplo de la inmoralidad que la vida de los mexicanos rige?
El asunto es de fondo. El asunto tiene que ver en los imaginarios que se nos imponen —donde México ha perdido la batalla— bajo el discurso de la competitividad y el progreso con el que justifican cualquier bajeza en la construcción del individuo en la hamburcolademocracia importada que tenemos desligado de la colectividad. Iglesias y desgobierno fomentan el odio y el miedo, que separa al individuo de su compromiso social, de su actuar en comunidad para el bien común. Ahí es donde ellos, las derechas retrógradas y conservadoras han ganado el mayor de los terrenos, un discurso plagado de mentiras es el pretexto para que los otros no nos involucremos en las luchas de nuestros vecinos, el miedo que se convierte en odio nos invade por todos los rincones desde los púlpitos del templo y hasta las salas familiares son impregnadas de miedo al otro, del miedo a lo diferente, del miedo a todo lo que no tenemos pero que estamos seguros de que “perderemos” si no seguimos el camino que curas y televisiones nos indican.
En ese ámbito, la educación en manos de las huestes de “la maestra”, nada bueno ofrece, corrupción e IMPUNIDAD, son todo lo que el sistema mexicano puede dar, “quienes no lo entiendan están condenados al fracaso”, “son renegados peligrosos que aún creen que las cosas pueden y deben ser diferentes”, “ingenuos en la era del quítate tú, para ponerme yo”. Educados en imaginarios represivos, nos formamos como sujetos opresivos, que entre lo que Dios manda y lo que el desgobierno impone, no somos capaces de articular discursos críticos que permitan el surgimiento de las subjetividades de resistencia, tan humanas en su origen. No será hasta que logremos apagar la programación basura de nuestras televisiones y pensar con criterios propios que lograremos entender que el futuro: el único futuro posible está en nuestras manos y no en las manos de la pandilla de políticos que sólo responde a los intereses de las oligarquías que seguirían, en cada elección, prometiéndonos una vida mejor, que nunca, nunca, llega. El peligro radica en que el urgente Despertar Ciudadano que no llega y para cuando logremos abrir los ojos tendremos un Estado religiosamente fundamentalista y una bananera república convertida en la maquiladora de las transnacionales, empresas que ya son dueñas de la generación de energía eléctrica que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) nos vende a los mexicanos en precios de primer mundo, aunque el servicio sea de quinta.
“Ni laicos, ni soberanos”, es la consigna del Católico-PRIAN, que en cuando menos 10 provincias en los próximos meses saldrá a pedirnos nuestro voto, mientras nos prometen, todo lo que son incapaces de cumplir. Entre otras cosas la defensa del Estado laico, la equidad de género y el respeto a la diversidad y a los derechos humanos…

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