lunes, 18 de enero de 2010

Honduras, Haití y México

Honduras, Haití y México
PorEsto 2010-01-18

María Teresa Jardí

Hace unos días, en el POR ESTO! se publicaba una nota que consignaba un dato más sobre la desvergüenza de los golpistas hondureños. Igual que Pinochet, imita monos que son los dictadores, todos tan iguales, se crea una senaduría vitalicia para el dictador de ese país. Una patente de corso otorgada por el imperio yanqui por el favor que, en contra del pueblo hondureño, al gobierno gringo, tan igual blanco que negro, le hiciera, ante la improbable amenazaba de que, quizá, quién sabe, a lo mejor, puede ser, es improbable, que Zelaya se convirtiera en un gobernante que a favor del pueblo realmente y a fondo se aplicara. El favor ante el “mal ejemplo” que podía, también, quizá, repito, llegar a ser Zelaya, para América Latina, que a los dictados del perverso imperialismo gringo debe conformarse con seguir para siempre sometida.
Pero como las historias de todas maneras acaban por escribirse Pinochet, en el sitio de los despreciables, ubicado está ya sin que a nadie le quede ni la menor de las dudas y consignado ha quedado también ya para la historia de la ignominia como Goriletti, más que como Micheletti, el impresentable empleado del gobierno gringo. Los crímenes, siempre, al final: Franco es otro buen ejemplo al respecto de un dictador español, son exhibidos incluso por los impresentables, que se convierten en cómplices, las más de las veces, por la limosna que reciben a cambio.

El tema obligado es Haití, evidentemente. Y, sí, la masacre de la naturaleza contra el indefenso pueblo haitiano tiene que ver con la pobreza más que con los designios de un Dios que nadie sabe si existe o si no existe. Pero lo importante es que de un buena vez se empiece a establecer las responsabilidades de los responsables de la tragedia humana que los haitianos sufren.
De lo mucho escrito, me quedo con un artículo del periodista Guillermo Fernández Ampié, ex director de Barricada Internacional, quien, luego de señalar que la tragedia que azota Haití ha atraído los focos de las empresas internacionales comercializadoras de noticias que no se cansan de repetir cuán pobre, qué falta de infraestructuras y servicios resulta la sociedad haitiana.
Establece que de lo que se cuidan es de hablar, esos medios y sus fuentes expertas, o apenas aluden, es de la responsabilidad de Estados Unidos y Europa en la postración de Haití.
“… Si algo ilustra la crueldad en la historia haitiana es, precisamente, la continua agresión de la que ha sido objeto el país (registrada por Gregorio Selser en su monumental obra sobre las intervenciones extranjeras en América Latina). Vale la pena recordar, aunque sea de forma sucinta, algunos de estos otros factores asesinos que han contribuido a la pobreza endémica de los haitianos…
Me salto, del artículo en mención, lo relativo a la responsabilidad europea, que existe, vaya que si existe, y paso directamente a la norteamericana.
“…Un tercer elemento —- dice, Guillermo Fernández —- es el de la invasión militar estadounidense que engendró la dictadura de Francois Duvalier, Papá Doc, y de su hijo Jean-Claude, el igualmente corrupto y asesino Baby Doc. Estos siniestros personajes duraron tanto en el poder gracias a la alimentación recibida por el cordón umbilical de la complicidad americana. Hechos más contemporáneos también merecen mención. Entre ellos el ascenso y la caída de Jean Bertrand Aristide, a quien El País identifica como el cura populista que nunca pudo o supo erradicar las causas de la postración haitiana (como si un solo hombre pudiera transformar, en algunos meses de gobierno, las secuelas de un sistema que tiene siglos de castigar a los haitianos). Aristide fue derrocado con la complicidad estadounidense, y restituido en el poder tras comprometerse a aplicar unas políticas neoliberales que desangraron todavía más a una población hundida ya en la miseria. Bill Clinton, hoy irónicamente nombrado enviado especial de Naciones Unidas para Haití, era entonces el presidente estadounidense cuando esto ocurrió… Una de las principales claves para entender la tragedia haitiana está en lo que menciona, casi sin querer, el periódico español (El País): el protectorado que de hecho ejerce la Casa Blanca sobre Haití desde 1915. Si alguna maldición ha caído sobre el pueblo haitiano es, precisamente, la del intervencionismo de Estados Unidos; una maldición que, al parecer, continúa hasta hoy, cuando todo indica que el gobierno de Estados Unidos toma la nueva tragedia como un pretexto para ocupar militarmente, una vez más, a tan desdichada nación”. Y México, digo yo, es hoy la nación más cercana a Haití en todos los sentidos. Por debajo de Haití, en algunos rubros, como el relativo al salario mínimo.

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