lunes, 18 de enero de 2010

La prioritaria defensa del Estado laico

La prioritaria defensa del Estado laico
Ricardo Andrade Jardí PorEsto 2010-enero-18


Mientras los modernos y maduros “chuchos” hacen del PRD una sucursal de “Los Amigos de Fox”, en Zacatecas el PT (híbrido electoral) negocia con el ala “social demócrata” del dictatorial PRIAN para derrocar al PRD en aquel estado. Y así la izquierda institucionalizada ya no representa algo para nadie, excepto para los rapiñeros de ese grupo político que se ahoga con los recursos millonarios y públicos, que el IFE ofrece a los partidos políticos por hacer que la dictadura de las concesiones se exporte como un proceso democrático, aunque en la práctica esté realmente lejos de serlo.

Ideológicamente el PRD es un partido inexistente para el imaginario de la izquierda en México, aunque oficialmente se les margine por su capacidad de organización de micro política y su trabajo real, justamente porque no es electorero; el PRD, en cambio, carece de un trabajo real de base, es un instrumento para justificar la “democracia” mexicana.
Es curioso que en lo único que se puede seguir teniendo algo de respeto por el PRD sea, justamente, por su trabajo legislativo en el D.F., lo que coloca a la capital del país entre una de las ciudades más modernas en materia de reconocimiento y protección jurídica a la ciudadanía.
Reconocer el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo, lo que ya más de 18 estados gobernados por el PRI o el PAN (y con el voto unánime del PRIAN), le han negado. El PRD, en el D.F., ha reconocido el derecho a la participación ciudadana, el derecho a la sexualidad plena, el derecho a que todos los ciudadanos gocen de los mismos derechos y reconocimientos jurídicos frente a la sociedad, sin importar su género o sus preferencias.
Es en la ciudad de México, con un gobierno de centro (y neoliberal en el fondo) y encabezado por el PRD, donde se han otorgado las más amplias garantías para reconocer al ciudadano con todos los derechos que le son naturales por su condición humana y con todos los derechos sociales para su pleno reconocimiento como sujeto partícipe y transformador del medio socio-cultural en el que existe como ser social.
Los llamados de la jerarquía católica a no votar por el PRD se dan, justamente, por ser el partido moderno que en el D.F. parece que es ese partido. Cuando menos que más ha hecho por la modernidad jurídica y social del ciudadano. Lo que además, por parte de la jerarquía católica, es una flagrante violación a la ley que como todo en México quedará en la IMPUNIDAD.
Esta última es lo único que puede ofrecer el PAN como el desgobierno impostor que es.
La IMPUNIDAD convertida, por el PAN, en la garantía para que la delincuencia organizada empresarialmente haga del país su cacahuate o para que el clero inicie una cruzada contra la homosexualidad y contra los derechos de la mujer. Tal vez, como cortina de humo, para ocultar sus presumibles vínculos con el narcotráfico o las atrocidades sexuales (pederastia) que una buena parte de los curas de derecha, dentro de la Iglesia y de la política, practican, como inequívoco signo de la opresión sexual que impone una Iglesia que se sustenta en la ignorancia de su patética doble moral.
En los tiempos del odio y el miedo que el PRIAN nos ha impuesto, nada suena tan peligroso como la prepotencia de una asociación religiosa que, sin argumentos y fuera de lo que la ley le permite, ha iniciado una guerra contra el estado laico, contra los derechos fundamentales de la mujer, contra el derecho a la diversidad y contra el derecho de las mayorías o las minorías a creer en forma diferente.
Ante el caos organizado por la imposición fecalista como justificante de su violencia, no podemos renunciar a la construcción de un México moderno, de una nación que realmente aspire a construir una democracia republicana, no podemos permitir, independientemente de nuestras creencias individuales, que ningún grupo religioso atente contra lo mejor que tenemos que es, justamente, el Estado laico.
La defensa de este último es una prioridad. Defendamos lo poco que nos queda para lograr revertir años de prejuicios e ignorancia impuestos por el dogma retrograda de una Iglesia que dice “defender la vida”, cuando no existe, pero bendice a los empresarios que fumigan con pesticidas a los niños, que sí “existen” y que son obligados a cosechar en los campos tóxicos de Sinaloa.

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