miércoles, 24 de febrero de 2010

Corrupción también en el ámbito del boxeo

Corrupción también en el ámbito del boxeo
PorEsto 23-Febrero-2010
Por Gilberto Balam Pereira

En su editorial de nuestro POR ESTO! de hoy lunes 22 de febrero, se denuncia una grave provocación a la señora gobernadora Ivonne, que asistió a la pelea de box el sábado pasado por la noche. De acuerdo… muy criticable, deleznable la actitud de los panistas.
Acuérdese Ivonne lo que le pasó no hace mucho al espurio Calderón en San Luis Potosí, en el campo de fútbol. Vergonzoso también. Pero, ¿por qué arriesgarse a estas eventualidades? ¿Dónde andan sus asesores? Ya, pepenando moscas. Ni modo.
Por mi parte, no quiero abundar sobre el incidente, sino que hay algo que más me preocupa. La corrupción en el ámbito del boxeo.
Como justamente señala nuestro Diario en su editorial: “Se recurrió al tradicional “cultivo” para orquestar una farsa boxística, elaborada a partir de un púgil yucateco, Guty Espadas, de 36 años, a quien los organizadores del evento enfrentaron a un monarca mundial 9 años más joven y con tan sólo 57 kilos de peso… el evento fue elaborado –enfatiza nuestro diario– por reconocidos delincuentes del boxeo: José Sulaimán, a la sombra de Don King, y el cancunense José Gómez”.
Estos mencionados mercachifles ofrecieron en venta la pelea, sin anhelos deportivos, sólo intereses comerciales mezquinos, digo.
También en este ámbito del “deporte” boxístico permea la putrefacción de la corrupción. Veamos.
Desde hace más de siete meses, Alejandro Martínez, peleador costarricense, se encuentra en estado vegetativo como consecuencia de una golpiza en un ring de Tepic. La empresa promotora le debe hasta ahora al hospital de Guadalajara, donde se encuentra Alejandro, más de 4 millones de pesos. Tampoco le han entregado a la familia del pugilista los 30 mil pesos que acordaron por la pelea, sin contrato, sin seguro de vida, sin seguro médico. No hay quien responda por esta enésima negligencia de los promotores deportivos. Su contrincante en esa pelea del 25 de julio, Alberto Rosas, es un rival muy superior a Alejandro, quien fue castigado sin piedad en la pelea. Los promotores conocían las diferencias y en ningún momento detuvieron el encuentro a pesar de que Alejandro ya sangraba profusamente de la cabeza. Su padre Gilbert Martínez y un hermano le prestan cuidados en su hospitalización. La “mejor empresa de boxeo de Latinoamérica”, Zanfer Promociones, ha dejado abandonado a su suerte a Alejandro.
Los promotores ni siquiera han llamado para enterarse de la salud del peleador tico. El hospital, por “razones humanitarias”, espera una solución de la deuda estratosférica que ha alcanzado el internamiento de Alejandro. Esta gentuza poca madre, negociantes de jóvenes con aspiraciones, desde un principio se desentendieron del caso “porque esperaban el deceso del joven púgil”. A la fecha sobrevive, negándose a dejar la vida. Su padre, Gilbert asegura que los mercachifles utilizaron a su hijo como carne de cañón para ganar sus apuestas. Durante el encuentro se cansó de gritar que pararan la pelea, “pero no me hicieron caso; no se cuándo volveremos a nuestro hogar; el presidente de la Comisión de Box, José Sulaimán, no ha asumido ninguna responsabilidad”.
Un caso más. El jornalero chiapaneco de 20 años, Giovani Díaz, tuvo una pelea de box el 21 de noviembre pasado. Hoy se encuentra postrado paralizado en la cama de un hospital con pronóstico muy grave, ya que se cayó de cabeza en el ring a consecuencia de la fenomenal paliza de que era objeto por parte de su oponente Ramón Ayala, en condiciones muy desventajosas, con conocimiento de causa de organizadores y promotores, pero se antepone la ilusión de un joven que desea figurar.
El 20 de enero fue trasladado a un hospital del Instituto de Seguridad de Chiapas. Sus familiares carecen de los recursos más indispensables para llevarlo a su comunidad de origen, Villaflores.
Permanece sin médicos y sin enfermeras, sólo al cuidado de su esposa embarazada con quien ha procreado una niña menor. El diagnóstico: hematoma subdural con múltiples daños en el cerebro. No abre los ojos. No se mueve. No habla. “Hoy apenas sonrió”, dijo su esposa, “pero lo veo muy mal”.
Giovani entrenaba desde los 16 años mientras sembraba maíz y frijol. Su contrincante de la noche fatal, Ayala, es un boxeador muy experimentado y el padre del muchacho le aconsejaba que no peleara con uno muy superior.
El presidente de la Comisión de Box de Tuxtla Gutiérrez era conciente de la enorme desventaja de Giovani y así aprobó el encuentro a cambio de su respectiva cuota de ganancia.
Es que los encargados del boxeo arman peleas sin importarles las condiciones físicas de los contendientes. “Sólo domina la ambición por el dinero”, dicen los familiares de Giovani. “Para nada se ha parado aquí en el hospital alguno de la comisión de box, menos Neftalí Castillo, su presidente”
De modo que, Guty, la verdad es que no te fue tan mal.

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