miércoles, 24 de febrero de 2010

Veracruz: pastelazo eficaz

Veracruz: pastelazo eficaz
MIGUEL ÁNGEL GRANADOS CHAPA a.m.com.mx 23 Febrero 2010


Con una broma pesada, o propia de niños, el presidente Calderón definió hace un mes la candidatura de su partido al Gobierno de Veracruz: hundió la cara de Miguel Ángel Yunes Linares sobre el pastel de celebración del medio siglo del ISSSTE. Con esa muestra de camaradería pueril dio la señal de que impulsaría al director de ese instituto, el neopanista Yunes como aspirante a suceder a Fidel Herrera. El pronóstico se cumplió el jueves pasado cuando el comité nacional del PAN convirtió el pastelazo en dedazo y señaló al político choleño como su abanderado para la elección local de julio próximo.
Gerardo Buganza, candidato que hace seis años perdió ante Herrera por menos de dos puntos (unos treinta y cinco mil votos) aparecía como favorito en las encuestas que se expusieron a los miembros del comité nacional el 18 de febrero. Una de Buendía&Laredo, practicada en enero, daba al ex senador cordobés varios puntos de diferencia sobre el ex priísta. Pero en la víspera misma de la decisión una nueva medición de Consulta/ Mitofsky mostraba que la diferencia favorable a Buganza se había ensanchado hasta hacerse de casi veinte puntos: 42.9 frente a 23.5.
Desde la casa presidencial, sin embargo, se hicieron llamados telefónicos a miembros del comité, por lo que pasado por alto la conveniencia indicada por las encuestas, en votación secreta se resolvió que Yunes fuera el candidato de unidad, por lo que al emitirse el 19 de febrero la convocatoria respectiva, el único aspirante registrado fue el director jurídico del PRI encabezado por Roberto Madrazo. Presente en la reunión del comité, Buganza se había resignado a la decisión adversa, de seguro porque tuvo claro el origen de la misma.
Por vía diferente a la que exploró durante largo tiempo, Yunes Linares es ya candidato al gobierno veracruzano. Todavía pretendió serlo por su partido en 2004, pero estaba ya marcado por su cercanía a Elba Ester Gordillo y ante la frustración de su propósito se marchó del PRI. Dejó también la diputación plurinominal que había alcanzado y que lo llevó por segunda vez a san Lázaro. Debido a su liga con la presidenta del sindicato magisterial, le fueron ofrecidas posiciones en el Gobierno de Fox, cuya victoria trató de evitar en 2000. Ahora, en mudanza conveniente, Yunes Linares llamó al ex Presidente “mexicano extraordinario que logró la transición política en México”.
Yunes habló de tal modo ante el monumento a Fox erigido en Boca del Río, municipio gobernado por Miguel Ángel Yunes Márquez, quien no sólo ofreció a su padre la idea de arrancar allí su campaña electoral, sino que le proveyó auxilios para ese comienzo: “Personal y vehículos oficiales del Ayuntamiento de Boca del Río... trabajaron desde el sábado pasado para montar el escenario” en que el director del ISSSTE con licencia narró el modo en que fue seleccionado el lugar: “Miguel, mi hijo, me dijo, ‘oye papá, hay un lugar en Boca del Río que está todo pintado de azul” y así comenzaron las cosas. Yunes hizo un juego con ese color, contratándolo con el imperio del rojo en los lugares públicos veracruzanos, parte de la fuerte presencia propagandística del gobernador Fidel Herrera, que se dispone a dejar en su lugar a su heredero, el diputado federal y ex secretario de finanzas Javier Duarte de Ochoa. (Reforma, 22 de febrero)
Nacido en Soledad de Doblado en 1952, Yunes es abogado por la Universidad Veracruzana. Ha hecho su carrera política a caballo entre aquella entidad y la ciudad de México. En la administración local fue agente del ministerio público, asesor jurídico, presidente del tribunal fiscal y secretario de gobierno con Patricio Chirinos en la segunda parte de su periodo concluido en 1998. Fue diputado local en 1980 y diputado federal por primera vez en 1991. Se le resarció entonces, con una candidatura cómoda en Veracruz, de la derrota sufrida en 1988 en un distrito de la ciudad de México, ante doña Marcela Lombardo, a la que pretendió corromper para quedarse con la curul.
Llamado a diversas tareas en la burocracia federal, fue también director jurídico del PRI. Lo era cuando la comisión de fiscalización del IFE sancionó a ese partido -en fallo confirmado por el Tribunal respectivo- con un millón de pesos por el financiamiento irregular en la campaña de Francisco Labastida. Con sus reconocidas dotes de jurista, Yunes irrumpió por la fuerza en la reunión de ese grupo de trabajo encabezado por Alonso Lujambio, que hoy se halla en la paradójica situación de compartir pertenencia partidaria con quien increpó a los consejeros electorales que comprobaron el mal uso de dinero de Pemex.
Alejarse de Madrazo y acogerse a la sombra de Elba Ester Gordillo en los iniciales episodios de la pelea que libraron ambos dirigentes del PRI, ha sido provechoso para Yunes. Sólo en virtud de esa cercanía pudo llegar a niveles de gobierno que no alcanzó en su militancia priísta: subsecretario carcelario en la SSP y director del ISSSTE. Desde esa función, delegada por Calderón al gordillismo en pago a los servicios que, entre otros factores, le permitieron llegar a Los Pinos, Yunes preparó con el secretario de Hacienda Agustín Cartsens una reforma pensionaria cuyo éxito fue clamorosamente pregonado pero que más pronto que tarde mostró ya su fracaso y su enorme costo, dicho lo cual no por la oposición sino por expertos de, por ejemplo, el insospechable Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC).
Pero errar es rentable. Yunes lo Prueba.

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