martes, 30 de marzo de 2010

Estado de sitio

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Cuenta atrás Antonio Navalón El Universal 29 Marzo 2010
 
Todos los que hemos sido convocados por este periódico para escribir los Dardos tratamos de ser certeros en nuestras apreciaciones y en la interpretación de la realidad. Hoy quiero usar el dardo lanzado por Felipe Calderón, el hombre mejor informado del país por ser Presidente de la República, para terminar de una vez por todas con especulaciones o interpretaciones sobre dónde estamos:
Ciudad de México, 24 de marzo, Felipe Calderón: “Antes (el narcotráfico) cuidaba nada más la ruta desde Sinaloa hasta Juárez, o hasta Tijuana y se acabó. Pero ahora van por el territorio completo… van por cada espacio del mercado… y además, no es sólo (en) las ciudades grandes y muy ricas, como… Monterrey, sino también van hasta el pueblito más pequeño del país, como van… las cerveceras, a colocar su mercancía… ya es un asunto de mercado y de dominio territorial, ahora… su negocio ya no es no ser vistos… Para marcar su territorio… tienen que ser vistos… sacar las ametralladoras y las camionetas a la plaza… empezar a dominar… y decir: Yo soy el dueño de esto…”
“Empiezan a cobrarle a otros criminales en ese territorio… Que fulanito vende gasolina robada. A ver, yo soy el dueño de la plaza, me pagas tú derecho de piso. Que si zutanito tiene un table… me pagas… Que si zutano vende drogas o roba coches… me das derecho de piso. Y… estos señores pasaron a lo que les afecta a ustedes y a la sociedad, que es a la extorsión, al secuestro… y a la intimidación… Ahora ya están hasta la cocina porque se les abrió la puerta, y se asumen como dueños… que son una autoridad distinta, porque… cobran impuestos… ponen sus leyes, tienen fuerza pública, que son, por cierto, las definiciones del Estado: el monopolio de la autoridad, el monopolio de la ley, el monopolio de la fuerza pública y el monopolio de la recaudación…”.
Y Calderón exhortó a que: “A través de la persecución... (los narcos) dejen de extorsionar a la gente, la dejen de secuestrar… que no anden impunes por las carreteras y las calles, con sus camionetas y sus ametralladoras; que se les atraviese la fuerza pública… Policía Federal, policía local, policía estatal, Ejército, Marina, y los hostigue, hasta que entiendan que los mexicanos no nos vamos a dejar dominar por una bola de maleantes… montada sobre el miedo, la corrupción o la cobardía de muchos durante mucho tiempo...”.
En palabras presidenciales el pueblo de México debe saber que este no fue un discurso para sacar un titular, sino que fue un discurso en el que, como le pasó a Churchill con su “sangre, sudor y lágrimas” ante el pueblo de Inglaterra, Calderón marca claramente sus objetivos y conclusiones: no nos rendiremos y se trata de sacar a los narcos de la cocina. Mientras tanto, esa minoría ha conseguido colocar a diversos estados de la República en el estado de sitio descrito por el presidente Calderón.

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