martes, 30 de marzo de 2010

Los apuros de Benedicto XVI

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Los apuros de Benedicto XVI
María Teresa Jardí PorEsto 29 Marzo 2010

La Semana Santa, que ayer con el Domingo de Ramos iniciara, plantea para la Iglesia católica o debería plantearle una serie de definiciones que pasan, incluso, por la canonización del anterior Papa de Roma.

No la tiene fácil José Ratzinger, quien, por un lado, con la canonización de Juan Pablo II desviaría, entre los más tontos, que son muchos, la atención, que hoy recibe por todos lados la Iglesia católica por los crímenes de pederastas, curas encubiertos desde y por la alta jerarquía que desde el Vaticano despacha como dueña de esa Iglesia cada vez menos seguidora de Cristo y más al servicio de un demonio que, sin existir, ella se empeña en inaugurar aquí en la Tierra.
No dejan de llegar los correos, entre los muchos correos basura que llegan, en los que se insiste en la santidad del antecesor de Josep Ratzinger pidiendo la suma de firmas para acelerar su canonización. Un buen político, sin duda, Juan Pablo II. Pero o bien un hombre engañado por los Dicasterios (secretarías vaticanas) que tanto dinero de Maciel recibían. O, de plano, sometido a los dictados de Ángelo Sodano, a quien, el actual Papa, a pesar o más bien por ser uno de los encubridores de los crímenes de Pinochet, mantiene como el decano del Colegio Cardenalicio. Si no el principal protector de Maciel, sí uno de los tres principales protectores de ese monstruo, de la monstruosa, en su conjunto, Legión de Cristo.
Angelo Sodano, Prigione y Norberto Rivera son cómplices y son encubridores de Maciel, al menos. Puede ser que incluso, iguales a Maciel en su gusto por violar, hasta a sus hijos, puede ser que sean quienes lo defendieron, atacando con saña, a los que se atrevían a denunciarlo, a sabiendas de lo que era. Puede ser que los tres, al igual que Maciel o, al menos los tres, sin duda, sabían, ocultaban, negaban y protegían, a quien ahora, fuentes vaticanas y la propia jerarquía de los legionarios, reconocen como el monstruo violador de niños que siempre fue Maciel, además de ser un timo su vida entera.
En Roma, en la casa de los Legionarios, dio un banquete Maciel para celebrar la ascensión, inconcebible, luego de su paso corrupto por la Diócesis de Tehuantepec, de Norberto Rivera, como Cardenal de la ciudad de México. Juntos departieron con Maciel y Norberto, Prigione y Sodano, celebrando el acontecimiento, que para la Iglesia mexicana era una afrenta más que el Vaticano le hacia. Una sentencia de muerte para la Iglesia mexicana, que ha costado lagrimas y salidas de los mejores curas condenados al ostracismo de la provincia, algunos, degradados otros, llamados mentirosos todos, obligados a reconocer como cierto, para no perder su opción de fe y de vida, lo que todos sabían era una mentira pecaminosamente inaceptable y delictiva.
El Papa de Roma enfrenta el problema de continuar o no con la canonización de Juan Pablo II. Por un lado le convendría acelerarla para tapar las propias acusaciones de pederastia que contra el propio José Ratzinger se acumulan. Pero por el otro, saben en el Vaticano lo difícil que va ser lograr hacer creer que no le hubieran llegado las noticias de quién era Maciel al Papa Juan Pablo II. Canonizar sin llegarle a Sodano va a ser casi imposible para Benedicto XVI. Tiempos difíciles y merecidos apuros los que el actual Papa enfrenta. Rehacer a esa Iglesia para que los files puedan volver en ella a creer pasa por reconocer las culpas y solicitar que sean enjuiciados penalmente Sodano, Prigione y Rivera, ante la imposibilidad de hacerlo también con Maciel a quien la benigna muerte se llevó antes por la complicidad de sus encubridores.

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