jueves, 25 de marzo de 2010

Juárez y el “avispero mexicano”

Horizonte político
José Antonio Crespo Excélsior 24-marzo-2010

En cada conmemoración histórica, Felipe Calderón gusta de hacer paralelismos entre su guerra contra el narcotráfico y las diversas gestas históricas. Así, en distintos momentos, los capos han sido comparados con los realistas que persiguieron a los insurgentes desde 1810, los estadunidenses que nos invadieron en 1848, los conservadores que perdieron frente a los liberales en 1861, los franceses derrotados el 5 de mayo en Puebla, y los porfiristas de 1910. Ahora, en el aniversario del natalicio de Benito Juárez, Calderón compara, la lucha tenaz del oaxaqueño contra el II Imperio, con la suya propia contra los cárteles de la droga: “Incluso en los momentos más adversos —dijo—, en los momentos más difíciles, cuando el enemigo parecía invencible, Juárez nunca dudó de la victoria final” (21/III/10). Suena bien: la tenacidad de Juárez permitió defender la República, la soberanía nacional, la recuperación del territorio invadido 98% por los franceses (salvo Paso del Norte, hoy Ciudad Juárez). Sólo que hay un detalle: el tipo de guerra que permitió a los mexicanos vencer al II Imperio es técnicamente semejante al que hoy aplican los capos contra el Estado mexicano: una táctica guerrillera. El ejército republicano mexicano fue destruido por los franceses en 1863, sin mucha dificultad. Pero, a partir de entonces, se desató una fuerte guerra de guerrillas contra los batallones franceses. Eso fue desgastando al ejército galo y, sobre todo, elevó el costo político —interno e internacional— de la intervención, al grado de que llegó a ser insostenible en 1867. Por lo que Napoleón III decidió retirarse del “avispero mexicano” (en sus propias palabras) en el que torpemente se había metido.
Es incluso posible equiparar la intervención de Luis Bonaparte en México con la de Estados Unidos en Irak (y, antes, en Vietnam). La guerra convencional fue rápidamente ganada por los estadunidenses contra el ejército de Saddam Hussein. Pero, desde entonces, las células terroristas y patrióticas cometen atentados permanentes contra los invasores, aparecen y desaparecen, pegan y corren, van minando gradualmente la vida y la moral de los soldados estadunidenses, y jamás cejan (como no cejaron las guerrillas mexicanas bajo Juárez, según exaltó Calderón). El costo político se ha venido elevando a un grado en el cual Barack Obama anunció el retiro gradual de Irak (como gradual fue el retiro de Napoleón III en México). Una sonora derrota política y militar.
Al gobierno de Calderón no le gusta la comparación de su guerra con la de Vietnam o Irak, precisamente porque éstas se perdieron. Pero esa comparación la hacen también quienes están dando entrenamiento y asesoría a los militares mexicanos para enfrentar el narcoterrorismo. En efecto, hace días, oficiales del Comando Norte vinieron a México a dar seminarios de antiterrorismo al Ejército Mexicano. El jefe del Comando Norte, el general Gene Renuart, explicó: “Aunque son criminales, las organizaciones del tráfico de drogas no son diferentes a los líderes de una célula terrorista que perseguimos en países como Afganistán o Irak. Si (los mexicanos) creen que las organizaciones del tráfico de drogas son ignorantes de las mismas tácticas usadas por insurgentes o terroristas, son un poco ingenuos. Queremos compartir las lecciones que hemos aprendido (en Irak y Afganistán) y las herramientas sofisticadas disponibles a fin de que las aprovechen los militares mexicanos y la policía federal” (12/III/10). Bueno, pues una de esas lecciones aprendidas en Irak es que ese tipo de confrontación genera desgaste, muertes directas y colaterales, y creciente desmoralización del Ejército y de la ciudadanía. Barry McCaffrey, ex director de la DEA, considera a Juárez “inmensamente” más peligroso que Irak o Afganistán. Pero si el terrorismo pudo derrotar al ejército más poderoso del orbe, ¿podrá el más modesto Ejército Mexicano derrotar al narcoterrorismo? Se ve difícil.
La madre de uno de los estudiantes caídos en Monterrey cree que ésta no es la forma óptima de enfrentar a los capos, pues implica un alto grado de inseguridad y muchos daños colaterales (como lo ocurrido a su hijo). Pero Calderón dice que será tenaz en esta guerra, como lo fue Juárez contra los franceses. Sólo que no parece percatarse de que el Ejército Mexicano hace las veces, técnicamente hablando, del ejército francés, en tanto los sicarios del narco repiten la táctica de las guerrillas juaristas y conforman este nuevo “avispero mexicano”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario