miércoles, 17 de febrero de 2010

Se rellenan boquetes

Se rellenan boquetes
Emplazado por la Cámara de Diputados para explicar la disparidad entre el monto anticipado del boquete en las finanzas públicas del año pasado y el real, el ex secretario de Hacienda, Agustín Carstens, prepara un acto de magia para explicar como salieron 300 mil millones de un sombrero de copa
Empresa Alberto Barranco El Universal 16 de febrero de 2010

Como recordará usted, la versión original hablaba de cerrar el año con un déficit ingresos-egresos de 480 mil 100 millones de pesos, con la novedad de que a la hora de la verdad resultarían sólo 244 mil 500 millones. La disparidad, pues, resultó de 35 mil 600 millones.

La exigencia de claridad por parte de los legisladores se sustenta en que a la vista de la tragedia financiera se presionó la aprobación del paquete económico, es decir se le impuso a la población una cascada de aumentos en impuestos y derechos… por más que ahora se sabe de pactos vergonzosos entre el gobierno y el Partido Revolucionario Institucional.
El caso es que el hoy gobernador del Banco de México hablará de recursos contingentes o extraordinarios para cubrir el brutal faltante, que por su naturaleza sólo podrían utilizarse una vez.
El pase de charola fue espectacular.
De pronto, por ejemplo, se encontró un remanente de operación del Banco de México por 95 mil millones de pesos, que de acuerdo con la ley no podía conservar éste.
Más allá, se tenían guardados 82 mil 922.3 millones de diversos fondos de estabilización que también habrían de caer a la alcancía.
Adicionalmente, el seguro contra fluctuaciones a la baja en el precio real del petróleo que había contratado la Secretaría de Hacienda y Crédito Público al amanecer del año pasado, permitió recibir otros 64 mil 904 millones de pesos.
La providencia, con etiqueta de cobertura, lo recordará usted, subió espectacularmente los bonos del ex titular de las finanzas públicas en la fase previa a sus desafortunadas frases para calibrar el tamaño de la crisis.
La polla se llenaría, en paralelo, con excedentes de presupuesto de algunas dependencias públicas, léase subejercicios, cuyo monto alcanzó 21 mil 31 millones.
Naturalmente, no se especifica cuáles fueron las dependencias que teniendo los recursos no los pudieron o no los quisieron ejercer, y de qué manera llegaron a la Secretaría de Hacienda, dada la tradicional catarata de derroche al máximo de diciembre, para evitar un castigo presupuestal al año siguiente.
Adicionalmente, salieron otros 16 mil 191.1 millones de un Fondo de Inversión de Dependencias, cuya existencia hasta entonces estaba inédita.
Finalmente, en el simple renglón de “Otros” se anota un pellizquito más, éste de 24 mil 313.3 millones.
La suma alcanza 303 mil 870.7 millones, lo que permitió, con un ligerísimo remanente, cubrir el faltante de ingresos petroleros por 143 mil 128.4 millones; el de ingresos tributarios no petroleros de 136 mil 201.6, y el de ingresos propios de entidades de control, por 29 mil 540.1.
Ahora que, en paralelo a una caída drástica de impuestos ante la baja abrupta de la producción petrolera, la crisis económica con su cauda de descensos en el nivel tradicional de exportaciones e importaciones y demás etcéteras, el gobierno enfrentó presiones extraordinarias de gasto.
Por ejemplo, Petróleos Mexicanos debió realizar mayores erogaciones en pesos para cumplir con sus compromisos de inversión, pese a un mayor tipo de cambio.
Más allá, la Comisión Federal de Electricidad enfrentó un mayor costo de combustibles, léase gas natural, para generar electricidad vía plantas de ciclo combinado, dado que la mayoría de las hidroeléctricas no pudieron funcionar a toda su capacidad ante la falta de lluvia.
La Secretaría de Educación Pública debió erogar más recursos para mejorar la calidad de la educación en las universidades estatales.
La lista enumera, además, el costo de liquidación de Luz y Fuerza del Centro, lo que confirma que el golpe llegó por generación espontánea, es decir no se preparó con antelación suficiente para la creación de reservas.
Se diría, pues, que un día alguien amaneció de malas.
En paralelo, se habla de un mayor pago de pensiones del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado ISSSTE y del Instituto Mexicano del Seguro Social, y de gastos extraordinarios de la Secretarías de Seguridad Pública, Economía, Desarrollo Social, Trabajo y Energía.
Lo que apuntaba, pues, a una catástrofe, terminó en catarrito.
Se rellenan boquetes.
Balance General
Fiel a su estilo de estirar la liga al máximo para garantizar ventajas, el fin de semana pasado, colocada en la mesa la autorización de la Comisión Federal de Competencia para la operación, Televisa negaba que estuviera firme la posibilidad de adquirir un porcentaje del capital de la firma de telefonía inalámbrica Nextel… que horas después firmaba.
Naturalmente, la finta fue para poner nerviosa a la contraparte en afán de bajar el costo de la transacción.
Qué importa si las compañías habían firmado, tomadas de la mano, la solicitud a la que curiosamente la dependencia le dio una celeridad poco usual.
Como le anticipábamos en este espacio, la empresa de Emilio Azcárraga Jean adquirió el 30% del capital de la telefónica subsidiaria de MII Holding, con una inversión de mil 440 millones de dólares, equivalente a la tercera parte de las apuestas totales de Nextel en el país.
Adicionalmente, Televisa podría optar por la adquisición de un 7.1% adicional, cuyo volado se lanzaría en el tercer o cuarto trimestre del año.
Naturalmente, las firmas pujarán juntas en la subasta del espectro radioeléctrico, para alcanzar el máximo de 80 gigahertz permitido por la autoridad.
Hasta ayer se suponía que Televisa iría de la mano de Megacable en la pelea.
Se rajó Cananea
Pues ahora resulta que la oferta inicial del grupo Minera México para liquidar a los trabajadores de su filial Mexicana de Cananea, ya no está vigente.
Colocado en la mesa el rechazo de un tribunal colegiado laboral a una solicitud de amparo del sindicato minero contra una resolución de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje que daba por concluída la relación laboral entre la sección 65 de ésta y la firma, tras 31 meses en huelga, la firma propiedad de Germán Larrea Mota Velasco cambió radicalmente de actitud.
Si antes de hacerse pública la decisión se ofreció liquidar a los trabajadores bajo el marco del Contrato Colectivo de Trabajo, hoy no hay más ruta que la marcada por la Ley Federal del Trabajo.
Naturalmente, la intención es que la ira se vuelque hacia el líder Napoleón Gómez Urrutia, quien ordenó rechazar la oferta a la que se acogieron apenas 63 de mil 100 trabajadores.

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