martes, 26 de enero de 2010

Los peligros para el periodismo

Los peligros para el periodismo
Albert Camus y el terrorismo
Por Carlos Fuentes (*) Diario de Yucatan 25/01/2010
Los hombres y mujeres de mi generación leímos ávidamente a dos autores franceses: Albert Camus y Jean Paul Sartre.

Contemporáneos entre sí, representaban para muchos de nosotros una modernidad conflictiva.

Acaso Camus era mejor escritor que Sartre, aunque éste nos diese obras como La Náusea, Las palabras, los ensayos críticos de Situaciones y el gran estudio sobre Jean Genet, al lado de obras dramáticas que André Malraux consideraba “Teatro de Bulevar” y de libros filosóficos densos.

Camus, en cambio, escribió novelas de estilo diáfano (El extranjero, La peste, La caída) obras de teatro discutibles y ensayos extraordinarios (El mito de Sísifo, El rebelde) que lo llevaron a separarse de Sartre, pues mientras éste denunció la invasión de Hungría y al estalinismo, propuso un marxismo “particular” adaptado a la realidad de cada país.

Camus, en cambio, desarrolló un pensamiento opuesto a toda “teología totalitaria”, consciente del absurdo humano y de las formas de la rebelión histórica, conduciendo a una reflexión sobre el terrorismo, de gran actualidad. Sartre y Camus: hermanos en la post-guerra, enemigos en la guerra fría.

Subrayo que Camus, ante todo, fue un periodista totalmente inmerso en la reconstrucción de los órganos de opinión pública franceses después de la guerra y de la ocupación nazi. Como director del diario Combat (digno de su nombre) Camus se negó a admitir que la prensa fuese refugio de “literatos reprimidos, filósofos amargados o profesores arrepentidos”. El periodismo no era exilio: era reino, y en el reino de la prensa, lo efímero es lo que definía la condición humana. Los peligros del periodismo, según Camus, eran someterse al poder del dinero, halagar, vulgarizar, mutilar la verdad con pretextos ideológicos: el desprecio al lector.

En cambio, una prensa libre, inteligente y creativa respeta a las personas a las que se dirige y, cuando lo hace, es el oficio más hermoso. Le irritaba que alguien pudiese ser periodista y despreciar el oficio. Claro que ser periodista significa hacerse de enemigos. Más, ¿no es esto inevitable en una sociedad de “la malignidad, la denigración y la mentira sistemáticas”? Camus estaba muy cerca de otro Premio Nobel de literatura, Francois Mauriac, cuando éste declaraba que el periodismo “es el único género al que le conviene la expresión de literatura comprometida”. Y añadía Mauriac, que él no separaba el valor literario del valor del compromiso. Para Camus, periodismo era cultura y lo que degrada a la cultura conduce a la servidumbre.

Señalo lo anterior para llegar al tema que obsesionó a Camus y que hoy está en el centro de la preocupación política nacional e internacional: el terror.

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