miércoles, 24 de marzo de 2010

Al cuartel ¿ya?

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Los Grandes Días 
Manuel Mejido Organización Editorial Mexicana 23 de marzo de 2010
Al cuartel ¿ya?

* Las autoridades perdieron el control sobre la delincuencia

* Los militares abusan de los ciudadanos y gozan impunidad

* Como premio, las fuerzas armadas reciben aumento salarial


México marchó bien mientras se respetó la sagrada regla de que los políticos debían estar en el gobierno, los curas en sus iglesias y los militares en sus cuarteles



Con el arribo del panismo al poder en el 2000, con una promesa de cambios que nunca han llegado, Vicente Fox se echó en manos de la jerarquía eclesiástica y de las universidades y colegios confesionales y el actual inquilino de Los Pinos decidió, desde el primer día, gobernar sentado en bayonetas.

Mientras los militares continúen en labores de seguridad pública que le son metaconstitucionales, de policías tan corruptos como los de uniforme azul e invocando su pírrica lucha contra el crimen organizado, seguirán los asesinatos a mansalva a los ciudadanos inocentes.

Lo ocurrido el viernes pasado en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, en la capital de Nuevo León, es otro ejemplo de los muchos atropellos que ha padecido la ciudadanía por el abuso y la arrogancia de los militares quienes, por debilidad presidencial y ante la falta de gobernabilidad, se han apoderado del país.

La Secretaría de Seguridad Pública, la tarde del viernes, informó que "heroicamente" policías y militares se habían enfrentado a tiros con presuntos sicarios al servicio del narcotráfico.

Los falsos héroes quedaron al descubierto cuando se supo que los dos muertos eran Jorge Antonio Mercado Alonso y Javier Francisco Arredondo Verdugo, de 23 y 24 años, estudiantes sobresalientes de postgrado en ingeniería mecatróncia del Tec de Monterrey y originarios de Saltillo, Coahuila.

La madre de Jorge Antonio declaró: "sé que mi hijo no es el primero, pero sí quiero que sea el último". Pero acabar con los disparos la población desarmada, será difícil mientras continúen en las calles los soldados porque están entrenados para disparar a todo lo que se mueva o a quienes desobedezcan sus órdenes.

Según cifras oficiales, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, entre 2008 y 2009 recibió tres mil 21 denuncias de ciudadanos contra abusos de militares. La institución otrora respetada por el pueblo, se convirtió en su principal verdugo.

La tarde del 5 de abril de 2008, en Monterrey, tres policías ministeriales y un civil fueron asesinados por dos militares identificados por la Sedena como "desertores" al servicio del narcotráfico, que también fueron abatidos, momentos más tarde, luego de un enfrentamiento con agentes estatales.

El 12 de diciembre de 2008 en Ciudad Juárez, Chihuahua, miembros del Ejército dispararon contra un auto en marcha por no detenerse al pasar por un retén. El saldo fue una mujer embarazada muerta que trasladaba al hospital a un pariente herido en otra balacera entre uniformados y supuestos narcotraficantes.

Algo similar ocurrió los días 10 de junio de 2009 y el pasado 13 de febrero en el mismo municipio. En el primer caso, fallecieron dos personas y, en el segundo, tres.

En la autopista Torreón-Mieleras, el 25 de marzo del año pasado, una bala perdida del fuego cruzado entre soldados y narcotraficantes mató a un niño de cuatro años de edad que viajaba en un autobús. La madre del menor sólo recibió una carta de la Sedena ofreciendo disculpas.

Para detener una camioneta que supuestamente llevaba kilos de marihuana, sin que jamás la Secretaría de Seguridad Pública especificara la cantidad, los soldados asesinaron a tres civiles que caminaban por la zona del operativo en Saltillo, Coahuila, el 6 de noviembre de 2009.

Al conducir su auto cuando se dirigía a su casa, en Nuevo Laredo, Tamaulipas, el pasado 4 de marzo fue asesinado Abel Ríos Contreras, de 21 años. Los militares dispararon al vehículo sólo porque lo vieron sospechoso.

El número de mujeres violadas por efectivos de las fuerzas armadas alcanzó cifras jamás registradas en los últimos 20 años. Se estima que al menos mil 200 denuncias se presentaron ante el Ministerio Público, pero ningún soldado ha sido llamado ante los jueces porque ellos gozan del privilegio de que sus delitos los sanciona la justicia militar.

Como premio a los buenos resultados obtenidos en la pírrica guerra contra el crimen organizado y el narcotráfico, el Presidente Calderón entre 2007 y 2010 aumentó en tres ocasiones el salario de la tropa. La primera vez fue recién llegado a Los Pinos y la segunda en febrero de 2008. Cada una de quinientos pesos mensuales y la tercera vez, que anunció el mes pasado, la cifra ascendió a mil pesos mensuales. Un total de dos mil pesos en tres años.

En el mismo periodo, los obreros se conformaron con un incremento de 300 pesos al mes.

Enrique Ibarra Pedroza, secretario de la comisión de Gobernación en la Cámara de Diputados, señaló a esta columna que "con la larga lista de retenes, cateos y despliegue de elementos de la Defensa y de Marina, se ha llenado el catálogo de abusos de Estado como detenciones arbitrarias y desapariciones forzadas a las cuales se suman la actitud de las autoridades que han atacado con violencia las manifestaciones de protesta política y resistencia social."

Hoy llega Hillary Clinton, enviada por la Casa Blanca para instruir a las autoridades mexicanas sobre la manera en que deberá continuar la fracasada guerra contra el crimen organizado. Washington pone el dinero y las armas y, obcecadamente, México los muertos.

mejido@elsoldemexico.com.mx

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